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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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210 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

dos masas amorfas» <strong>como</strong> un acto de creación y transmisión de<br />

conocimiento, que es «un orden con caos a cada lado», 31 es coextensivo<br />

en sus modalidades con la propia <strong>praxis</strong> humana.<br />

Como concepto analítico, parece <strong>como</strong> si fuera la reflexión especular<br />

de la <strong>praxis</strong>, fiel en el sentido ideal, aunque raro, de codimensionalidad.<br />

Al analizar las pautas <strong>cultura</strong>les en términos<br />

de su función-signo (es decir, en términos semióticos), las relacionamos<br />

directamente con la práctica humana, sin prejuzgar<br />

la cuestión del nivel analítico. Se trata de un concepto dinámico<br />

de función, capaz no sólo de preservar las formas, sino también<br />

de generarlas, algo que se establece no en relación con una<br />

entidad consumada, inflexible y estabilizada por definición, sino<br />

en relación con un proceso, con la inacabable y abierta cadena<br />

de la actividad humana. En este sentido, la función de las<br />

pautas <strong>cultura</strong>les consiste en crear orden y orientación o, más<br />

exactamente, en el proceso doble de la ordenación del entorno<br />

social y de la conducta-humana-en-este-entorno. Ninguno de<br />

los dos lados que constituyen recíprocamente la <strong>praxis</strong> humana<br />

proclama su superioridad sobre el otro.<br />

<strong>La</strong> función-signo de los patrones <strong>cultura</strong>les se hace efectiva<br />

a través de operaciones de «discriminación» y «delimitación», 32<br />

dirigidas al mismo tiempo hacia el medio de la acción y hacia su<br />

programa. Estas dos operaciones básicas ordenan mediante la<br />

diferenciación de la «realidad» y el «mapa del tráfico cognítivo»,<br />

a partir de lo que de otro modo serían planos amorfos. De<br />

ahí que «un único objeto-término no tenga ningún significado;<br />

todo significado presupone la existencia de una relación; es en<br />

el nivel de la estructura donde debemos buscar las unidades de<br />

significado elementales, no en el nivel de los elementos». 33 Lo<br />

que cuenta de verdad <strong>como</strong> significativa es la relación entre varios<br />

signos aplicables en una situación. Y precisamente esta relación<br />

—la presencia de un signo es simultáneamente la ausencia<br />

del otro— es que es susceptible de un tratamiento funcional.<br />

El valor-significado de cualquier pauta-signo <strong>cultura</strong>l «depende<br />

T<br />

LA CULTURA COMO ESTRUCTURA 211<br />

enteramente de la oposición a otros elementos, basada en su diferencia<br />

respecto a ellos. Por lo tanto, no quedan caracterizados<br />

por ninguna cualidad positiva propia, sino por su cualidad oposicional<br />

y por su valor diferencial». Los signos deben su funcionalidad<br />

precisamente a su capacidad de ordenación activa, a su<br />

facultad de remodelar tanto la mente cognitiva <strong>como</strong> su objeto.<br />

En palabras de Luis J. Prieto: 34<br />

[El signo] se pone en relación no sólo con la posibilidad que<br />

se hace efectiva o con el grupo de posibilidades a las que pertenece<br />

aquella a la que da significado, sino con todas las posibilidades<br />

involucradas. No puede ser de otra manera, ya que, si el<br />

signo indica la posibilidad que cristaliza o el grupo de posibilidades<br />

a las que pertenece, sólo lo hace debido al hecho de que elimina<br />

otras posibilidades.<br />

Para tomar el ejemplo más sencillo posible: un cartel de<br />

«Prohibido el paso» en una puerta sólo adquiere significado, es<br />

significativo, en la medida en que hay otras puertas que no ostentan<br />

semejante inscripción, ya que la función del signo «Prohibido<br />

el paso» no consiste en designar una peculiar y exclusiva<br />

relación entre la idea transmitida por la inscripción y las puertas<br />

concretas que exhiben el cartel. Dicha función reside más<br />

bien en la diferenciación activa entre las personas que se acercan<br />

a la puerta por el lado del cartel y las que lo hacen desde el<br />

otro lado, así <strong>como</strong> en la información ofrecida a todos los lectores<br />

potenciales de la diferencia entre la gente que ocupa el espacio<br />

detrás del cartel de «Prohibido el paso» y la que está privada<br />

de una protección similar.<br />

3. Como se sigue parcialmente de los comentarios anteriores,<br />

el enfoque estructuralista de la <strong>praxis</strong> humana promete una<br />

nueva oportunidad de encontrar una solución satisfactoria al<br />

paradigma de la controversia entre <strong>cultura</strong> y estructura social.<br />

Sean las que sean las bien conocidas diferencias entre las mu-

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