Zygmunt Bauman La cultura como praxis
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134 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />
coherencias que habían caracterizado su anterior teorización.<br />
Incorporado el paradigma psicoanalítico de la experiencia temprana<br />
<strong>como</strong> simultáneamente determinada por la <strong>cultura</strong> y determinante<br />
de ésta, la escuela pudo deshacerse de la embarazosa<br />
disyuntiva entre la metafísica alemana y el conductismo<br />
norteamericano. Los teóricos de la <strong>cultura</strong> y la personalidad<br />
habían encontrado por fin el eslabón perdido. El hecho de que<br />
se alojase en el inconsciente parecía proporcionar la ansiada<br />
prueba sobre la verosimilitud de la hipótesis central de la escuela,<br />
que le daba nombre. Parecía haberse establecido firmemente<br />
la relación entre la <strong>cultura</strong> y la personalidad. Ralph Linton<br />
expresaba adecuadamente el nuevo espíritu de la escuela<br />
en su prólogo al tratado de Kardiner y otros: 58<br />
El tipo de personalidad básica de cualquier sociedad es<br />
aquella configuración de la personalidad que es compartida por<br />
el grueso de los miembros de dicha sociedad a resultas de experiencias<br />
anteriores que tienen en común. No se corresponde con<br />
la personalidad global del individuo, sino más bien con los sistemas<br />
proyectivos o, en una fraseología diferente, con los sistemas<br />
de actitudes de valores que son básicos para configurar la personalidad<br />
individual. Así pues, el mismo tipo de personalidad fundamental<br />
se puede reflejar en formas de conducta diferentes y<br />
entrar en muchas configuraciones de personalidad total igualmente<br />
diversas.<br />
Teorética y empíricamente (<strong>como</strong> en el caso de la demonización<br />
que la educación japonesa haría de los usos del aseo, según<br />
Ruth Benedict, o la mórbida preocupación de Gorer y<br />
Rickman por los hábitos rusos relacionados con los pañales), la<br />
«configuración de la personalidad» o el «tipo» se convirtieron<br />
finalmente en los términos alternativos para «patrón <strong>cultura</strong>l»<br />
o «ethos». <strong>La</strong> escuela ha sido bastante coherente durante toda<br />
su historia: de hecho, la semántica final estaba prefigurada en<br />
elecciones conceptuales anteriores, que, desde el comienzo,<br />
f<br />
LA CULTURA COMO CONCEPTO 135<br />
disponían a la escuela para la búsqueda de una teoría psicológica<br />
adecuada, similar a la freudiana, y hacían un imperativo de<br />
su matrimonio con ella. Es decir, la evolución posterior de la<br />
escuela se encontraba in potentia en la afirmación que Ruth Benedict<br />
había hecho en 1932: «<strong>La</strong>s <strong>cultura</strong>s son psicologías individuales<br />
agrandadas al ser proyectadas sobre la pantalla, hasta<br />
adquirir proporciones gigantescas y [existir durante] un largo<br />
período de tiempo». 59<br />
<strong>La</strong> construcción teórica siempre empieza con el recorte por<br />
parte del estudioso de un fragmento de la realidad perceptible,<br />
para dotarse de una «caja negra» de su elección. <strong>La</strong> selección<br />
de la caja negra determina indirectamente las variables que<br />
constituirán los inputs y outputs, las entradas y salidas, del fenómeno<br />
estudiado. Sólo que continúan expuestas a la evaluación<br />
empírica y requieren ser registradas. El teorizador acaba<br />
finalmente con dos series de datos sobre su mesa de trabajo. Su<br />
tarea consiste en construir un modelo que explica las relaciones<br />
descubiertas entre inputs y outputs o, en otras palabras,<br />
describir los outputs <strong>como</strong> funciones de los inputs (en el sentido<br />
matemático del vocablo «función», no en el biológico o en<br />
el sociológico). <strong>La</strong> afiliación íntima, la identidad, de hecho, entre<br />
<strong>cultura</strong> y personalidad no fue un «descubrimiento» de la escuela<br />
en cuestión, sino que estaba predeterminada en la decisión<br />
inicial de la escuela de seleccionar la caja negra de los<br />
psicólogos <strong>como</strong> marco de partida para su propia construcción<br />
teórica: el espacio experimentalmente inaccesible entre los estímulos<br />
externos y las respuestas manifiestas a dichos estímulos,<br />
proyectadas hacia el exterior. Exactamente igual que hacen<br />
los psicólogos, la escuela de <strong>cultura</strong> y personalidad intenta llenar<br />
el contenido desconocido de este espacio con las hipotéticas<br />
«variables que allí intervienen» y que, a su vez, delinean<br />
futuras estrategias de investigación y conceptos teóricos centrales.<br />
Resumiendo, lo que se presentaba erróneamente <strong>como</strong><br />
conclusiones empíricas era en realidad una decisión implicada