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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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294 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

sangre menstrual significa la muerte del no nato; el corte de cabello<br />

significa el renacimiento del muerto. <strong>La</strong> magia del corte<br />

de cabellos entra en la misma categoría que la mística del «honor<br />

del uniforme», el desdén hacia los «nuevos ricos»* y la admiración<br />

temerosa hacia los agentes dobles.<br />

Por consiguiente, la <strong>praxis</strong> es previa a la percepción humana<br />

de la viscosidad. <strong>La</strong> relación entre ambas ofrece un programa<br />

multidimensional, amplio, que parece prometer una investigación<br />

fructífera, rica en hallazgos significativos. <strong>La</strong> perspectiva<br />

por la que abogamos sugiere en parte una reordenación de numerosos<br />

hallazgos adquiridos en otros marcos analíticos; pero<br />

también necesita en parte de una investigación de acuerdo con<br />

un diseño completamente nuevo. Ambas tareas exceden el volumen<br />

limitado de este estudio. Aquí sólo se puede esbozar, en<br />

líneas muy generales, lo que hay que hacer.<br />

1. <strong>La</strong> primera dimensión la buscada relación se puede recapitular<br />

en la noción de «densidad <strong>cultura</strong>l». Como bien es<br />

sabido, todas las <strong>cultura</strong>s son relativamente ricas en finas y sutiles<br />

distinciones en una parte de su campo cognitivo, al tiempo<br />

que son relativamente pobres en las demás partes. <strong>La</strong>s áreas<br />

de mayor concentración de oposiciones significativas, en las<br />

cuales se perciben y marcan las tendencias y tonalidades más<br />

tenues, constituyen probablemente el núcleo de cada tipo determinado<br />

de <strong>praxis</strong>. Algunas de estas áreas se pueden asociar<br />

fácilmente con la tecnología de la supervivencia biológica; cuanto<br />

más sea éste el caso, más cercana estará la sociedad en cuestión<br />

al nivel de la mera subsistencia. En las sociedades con tecnología<br />

primitiva, en las cuales el sector más precario de la<br />

<strong>praxis</strong> es el que se refiere directamente a la relación del Hombre<br />

con la Naturaleza, las áreas de viscosidad sometidas a tabúes<br />

se tienden a concentrar alrededor de fenómenos naturales.<br />

* En francés, nouveau ríche, en el original. (N. del t.)<br />

LA CULTURA COMO PRAXIS 295<br />

En sociedades que, <strong>como</strong> en el caso del feudalismo temprano<br />

de Europa Occidental, parecen organizarse sobre todo alrededor<br />

de la <strong>praxis</strong> de mantener llenos el mayor número posible<br />

de estómagos en medio de una población mayoritariamente<br />

desnutrida, el repertorio <strong>cultura</strong>l es particularmente ingenioso<br />

en cuanto a la multiplicación de las distinciones sociales finas y<br />

de los tabúes contra la movilidad social (en la era moderna, el<br />

cuadro no es tan diferente si tomamos el género humano <strong>como</strong><br />

sociedad global). Puede ser que cuando, en condiciones<br />

de relativa abundancia, las diferencias de clase pierdan en<br />

cierta medida su antigua importancia y los cambios vertiginosamente<br />

rápidos ofrezcan la más dura resistencia a la asimilación<br />

significativa, el foco de la densidad <strong>cultura</strong>l cambie hacia<br />

las áreas intergeneracionales, hipótesis de la que da testimonio<br />

elocuente la actual mística contagiosa de la «viscosa» generación<br />

adolescente. Naturalmente, todos éstos son tipos amplios<br />

de focos de densidad, que no excluyen, sino que de hecho implican,<br />

una diversidad exuberante de elecciones específicas efectuadas<br />

realmente en el seno del tipo. En esta etapa incipiente de<br />

la investigación, tampoco deseamos sugerir ningún tipo de tecnología<br />

o determinación socioestructural de los fenómenos <strong>cultura</strong>les;<br />

nada es más ajeno a nuestra intención, ya que la premisa<br />

que se ha enfatizado repetidamente en este estudio es que<br />

todas estas facetas de la existencia humana brotan de la misma<br />

raíz de la <strong>praxis</strong> humana. Al analizar la práctica, es mejor desafiar<br />

y abandonar la omnipresente tendencia a escindir las facetas<br />

del proceso analíticamente distinguibles en causas y efectos.<br />

Si uno descuida este consejo, el castigo inevitable es otro asalto<br />

en el estéril debate entre dos posiciones igualmente bien<br />

fundadas, pero también igualmente unilaterales.<br />

Es bien sabido, por ejemplo, que la frecuencia y complejidad<br />

de los rites depassage, los ritos de paso, de Van Gennep (o<br />

tal <strong>como</strong> los denomina Raymond Firth, los «ritos telécticos»,<br />

que «sacan lo viejo y meten lo nuevo») 64 se encogen drástica-

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