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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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230 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

en este contexto, se entienden <strong>como</strong> primariamente «no naturales).<br />

61<br />

En general, estas dos exigencias de la condición específicamente<br />

humana, ordenamiento y orientación, se subsumen bajo<br />

dos rúbricas distintas: estructuración social y <strong>cultura</strong>. 62 Está por<br />

escribir el estudio histórico de las circunstancias que conducen<br />

a la petrificación de las dos caras inseparables de una misma<br />

moneda en dos marcos conceptuales desconectados durante<br />

largo tiempo. Sean cuales sean las razones, lo cierto es que los<br />

estudiosos han dedicado un esfuerzo y un tiempo desproporcionados<br />

a resolver lo que, visto de cerca, parece un problema<br />

artificial y falso. Al a<strong>como</strong>darse a la tendencia humana a hipostasiar<br />

las distinciones puramente epistemológicas, se han<br />

tomado por entes ontológicamente distintos lo que son dos<br />

concepciones analíticas acuñadas para «describir» dos aspectos<br />

indivisibles de la actividad ordenadora humana.<br />

El hecho primario con el que proponemos empezar es que<br />

la sustitución del medio natural por uno artificial supone que un<br />

orden artificial (no natural, no creado independientemente de<br />

la actividad humana) reemplace al natural. «El orden» es una<br />

noción graduada: el nivel de ordenamiento se mide en función<br />

del grado de predictibilidad, es decir, por la discrepancia entre<br />

los indicios de probabilidad de los eventos admitidos por el sistema<br />

y los de aquellos que el sistema trata de eliminar. En otras<br />

palabras, ordenar significa dividir el universo de los acontecimientos<br />

abstractamente posibles en dos subconjuntos: uno para<br />

eventos cuya incidencia es muy probable y otro para aquellos<br />

que apenas resultan esperables. <strong>La</strong> ordenación disipa cierta<br />

incertidumbre producida por la expectación ante el curso de<br />

los acontecimientos que existían hasta ese momento. Esto no<br />

se puede conseguir sin una elección selectiva de una cantidad<br />

limitada de opciones «legalizadas» a partir de una ilimitada<br />

multitud de secuencias. Esta interpretación de la manera <strong>como</strong><br />

se consigue el orden de un sistema se encuentra detrás de<br />

T<br />

LA CULTURA COMO ESTRUCTURA 231<br />

los clásicos, aunque a menudo olvidados, apuntes de Boas sobre<br />

la vinculación íntima entre los significados estadístico y<br />

moral de la «norma» en el proceso de generación y mantenimiento<br />

de orden: 63<br />

El mero hecho de que estos hábitos sean costumbre, mientras<br />

otros no lo son, es razón suficiente para eliminar aquellos actos<br />

que no son costumbre. [...] <strong>La</strong> idea de propiedad surge simplemente<br />

de la continuidad y de la repetición automática de estos actos,<br />

que conllevan la noción de que las maneras contrarias a la costumbre<br />

son inusuales y, por lo tanto, no las adecuadas. Se puede<br />

observar al respecto que las malas maneras siempre se acompañan<br />

de sentimientos más bien intensos de desagrado, cuya razón psicológica<br />

se puede hallar en el hecho de que las acciones en cuestión<br />

son contrarias a las que se han convertido en habituales.<br />

Dirijamos la atención al hecho de que Boas no distingue<br />

entre el establecimiento de orden y las facultades de orientar el<br />

orden, probablemente asumiendo de forma tácita que de alguna<br />

manera evaluamos favorablemente y gustamos de lo habitual<br />

y esperable, a la vez que rechazamos y sentimos disgusto<br />

por lo inusual e inesperado (una coyuntura que los psicólogos<br />

han corroborado plenamente). Así pues, para Boas una única<br />

capacidad humana explica la necesidad de orden y la eficiencia<br />

de la función de guía que desempeña la <strong>cultura</strong>. Un solo vehículo<br />

es suficiente para alcanzar las dos metas, ya que: 1) ordenar<br />

o estructurar quiere decir conferir significado al sector<br />

ordenado, es decir, llegar a una situación en la que algunos<br />

eventos concretos suelen seguir a una condición concreta; y 2)<br />

algunos seres para los cuales el sector tiene significado saben en<br />

verdad que esos elementos siguen a dicha condición. En otras<br />

palabras, el sector tiene significado para aquellos para los que<br />

lo tiene sólo cuando éstos poseen alguna información sobre sus<br />

tendencias dinámicas. El grado de «significación» se mide cal-

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