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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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148 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

que la concepción diferencial no estuviese empujando a su predecesora<br />

jerárquica más allá de los confines de lo que pasa por<br />

ser una dedicación académica legítima. Casi todos los portavoces<br />

de la Mente Moderna (unos alegremente y otros con tristeza)<br />

han proclamado que el único elemento absoluto en nuestra<br />

condición es el fin del Absoluto. Por las razones que sean, cada<br />

vez encontramos más difícil creer en parámetros del bien o<br />

de la belleza que se pretendan absolutos o universales. Tendemos<br />

a tratar las normas morales o los arrobamientos estéticos<br />

<strong>como</strong> cuestiones meramente convencionales. No puede maravillarnos<br />

que las «<strong>cultura</strong>s comparativas» nos parezcan una colección<br />

de curiosidades que comparten <strong>como</strong> rasgo primero y<br />

más importante el hecho de estar fundadas exclusivamente sobre<br />

opciones humanas, pasadas o actuales.<br />

Para resumir, el concepto diferencial de <strong>cultura</strong> parece ser<br />

un constituyente indispensable de la imagen del mundo moderna,<br />

estrechamente relacionado con sus articulaciones más<br />

sensibles. Sobre esta afinidad íntima reposa la fuente genuina<br />

de su fuerza y de su perseverancia intelectual.<br />

EL CONCEPTO GENÉRICO DE CULTURA<br />

El concepto genérico de <strong>cultura</strong> se nutre de aquellas partes<br />

que la concepción diferencial no menciona o pasa por alto. En<br />

este sentido, es un corolario insoslayable de su principal adversario.<br />

Cuanto más éxito tiene la concepción diferencial al escindir<br />

la escena humana en una multitud de enclaves autosuficientes<br />

y sin relación entre ellos, más claramente se siente la<br />

necesidad de encarar el problema de la unidad fundamental<br />

del género humano. Lo que se busca no es una unidad biológica,<br />

pre<strong>cultura</strong>l (de hecho, la unidad de ese tipo es ubicua en<br />

cualquier comentario sobre la <strong>cultura</strong>); lo que se busca es una<br />

fundamentación teórica de la relativa autonomía y el carácter<br />

r<br />

LA CULTURA COMO CONCEPTO 149<br />

distintivo de los que goza la esfera <strong>cultura</strong>l en general y su concepción<br />

diferencial en particular. Conceptualmente, la diferenciación<br />

<strong>cultura</strong>l no se enfrenta con la premisa de una unidad<br />

pre<strong>cultura</strong>l fundamental. Al contrario, se apeló a la idea de diferenciación<br />

<strong>cultura</strong>l para explicar las variaciones observables<br />

empíricamente que no parecían tener sentido de acuerdo con<br />

la visión moderna e igualitaria que postula la identidad básica<br />

de la dotación biológica de las razas humanas. No ocurre lo<br />

mismo con la idea de unidad de la <strong>cultura</strong> misma, una unidad<br />

situada enteramente en el dominio de lo <strong>cultura</strong>l. Aunque la<br />

idea no entraña necesariamente el rechazo a evaluar las variaciones<br />

<strong>cultura</strong>les y su significación, sí supone un viraje fatídico del<br />

énfasis, de la centralidad teórica y de los intereses investigadores,<br />

así <strong>como</strong>, sobre todo, del tipo de temas con los que se desea y se<br />

puede forcejear. Si la noción jerárquica pone en el candelera la<br />

oposición entre maneras «refinadas» y «groseras» —así <strong>como</strong> el<br />

puente educativo que hay que tender entre ellas—, si la noción<br />

diferencial es a la vez un retoño y un refuerzo de la preocupación<br />

por las incontables —y multiplicables hasta el infinito— oposiciones<br />

entre los estilos de vida de varios grupos, la noción genérica<br />

se construye alrededor de la dicotomía entre los mundos<br />

natural y humano o, más bien, alrededor de ese antiguo y pertinaz<br />

tema de la filosofía social europea que es la distinción entre<br />

actus hominis (lo que le pasa al hombre) y actus humani (lo<br />

que el hombre hace). El concepto genérico versa sobre los atributos<br />

que unen a la humanidad en el sentido de que la diferencian<br />

de cualquier otra cosa. En otras palabras, el concepto<br />

genérico de <strong>cultura</strong> trata sobre las fronteras del hombre y de lo<br />

humano.<br />

Por razones fáciles de entender a la luz de la función discrecional<br />

de la <strong>cultura</strong> (véase el capítulo 2), el trazado de esa línea<br />

fronteriza parece conllevar una enorme significación emocional<br />

entre los seres humanos. Se expresa en las soluciones<br />

Primitivas registradas por los antropólogos, en una ingenua

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