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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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282 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

diendo que los hijos de padres gentiles continúan siendo judíos<br />

sólo con que su madre sea judía, mientras que los descendientes<br />

de una madre gentil son inequívocamente gentiles, sea quien sea<br />

el padre. Explicando por qué la ley estatal tiene que asumir y<br />

solidificar un legado del gueto, el primer ministro de Israel afirmó<br />

lisa y llanamente que «este país no concederá permisos para<br />

matrimonios mixtos». Treinta y cinco años antes, el 15 de septiembre<br />

de 1935, las autoridades de un país centroeuropeo altamente<br />

civilizado decidieron que, por razones ideológicamente<br />

opuestas pero estructuralmente idénticas, «los matrimonios entre<br />

judíos y ciudadanos de sangre alemana o emparentada quedan<br />

prohibidos de ahora en adelante. Los matrimonios celebrados<br />

a pesar de la ley no son válidos, incluso si se consuman en el<br />

extranjero <strong>como</strong> una forma de burlar esta ley». 48<br />

<strong>La</strong> manera de resolver el pernicioso problema de los marginales<br />

no se limita a una tradición <strong>cultura</strong>l específica ni a una<br />

época histórica. En Europa se pueden encontrar fácilmente sus<br />

diversas versiones prácticamente en todos los períodos de su<br />

historia. Por ejemplo, durante la Edad Media, un artículo de fe<br />

inamovible era que «aunque en un sentido aristotélico ideal cada<br />

forma se debía pensar <strong>como</strong> luchando por perfeccionarse, el<br />

proceso de perfección, si realmente involucraba movimiento y<br />

cambio en algún sentido mundano, sólo tenía lugar dentro de<br />

las fronteras conceptuales de cada categoría de la escala, no de<br />

categoría a categoría». «Se contemplaba umversalmente <strong>como</strong><br />

buena la transmisión vertical de rasgos a lo largo de "extensiones"<br />

de tiempo, el mantenimiento de la tradición con su producto<br />

buscado: la uniformidad <strong>cultura</strong>l temporal. [...] Por otra<br />

parte, se contemplaba <strong>como</strong> mala la difusión propiamente dicha,<br />

o la transmisión horizontal, lateral o a través del espacio.»<br />

49 <strong>La</strong> contrapartida en el terreno de la <strong>praxis</strong> de esta cohesiva<br />

y bien modulada visión del mundo eran unas igualmente<br />

cohesivas y moduladas corporaciones, en las cuales las cualidades<br />

recíprocamente opuestas se sellaban herméticamente sin la<br />

LA CULTURA COMO PRAXIS 283<br />

menor tendencia a la osmosis. Mientras todo el mundo se atuviese<br />

voluntariamente a su sitio, no resultaba probable que nadie<br />

se perturbara por la extrañeza de los otros. El resultado de<br />

esta cohesión casi perfecta de la <strong>praxis</strong> fue la peculiar ceguera<br />

<strong>cultura</strong>l que ha hecho célebre al Medievo, esa misteriosa inmunidad<br />

que hacía que los peregrinos al Santo Sepulcro pasaran<br />

por alto la extrañeza de las formas de vida con las que se encontraban<br />

al viajar por tierras extranjeras. Eso mismo hizo que<br />

Europa mirara con ecuanimidad bovina a las extrañas criaturas<br />

que Colón trajo de la otra orilla del Atlántico, y eso mismo inspiró<br />

la condena que lanzó la élite intelectual contra la sensibilidad<br />

excesiva a las maneras ajenas, en tanto que turpis curiositas.<br />

Con el advenimiento del mundo moderno, altamente inestable<br />

y constantemente en cambio, no se puede continuar dando<br />

por hecha la estabilidad perpetua de los tipos. Y no bastaba con<br />

tajantes y secos preceptos morales para indicar que se apartaran,<br />

que se disolviesen unas pocas desviaciones. El orden del mundo<br />

humano, lejos de estar automáticamente asegurado, se convirtió<br />

en un motivo de continua y activa preocupación. <strong>La</strong> proximidad<br />

física de otros adquirió entonces matices amenazadores al combinarse<br />

con la osmosis <strong>cultura</strong>l y con la nueva e incómoda conciencia<br />

de la mutabilidad y la potencia transmutadora de las formas.<br />

Por mucho que se temiera y se despreciara a los judíos<br />

durante la Edad Media (ser judío en el mundo cristiano siempre<br />

conllevaba una marginalidad consustancial: infieles que eran<br />

autores de al menos la mitad de las Sagradas Escrituras, parientes<br />

y asesinos de Dios, padres de lo que es santo que rechazaban<br />

y eran rechazados por su progenie), sólo con el declive del orden<br />

medieval, la Judengasse, símbolo de privilegio y de autonomía<br />

corporativa deseada sobre todo por los judíos y concedida a petición<br />

suya, se convertiría en el confinamiento obligado en el<br />

gueto amurallado, una práctica iniciada por Pablo IV en Roma,<br />

el año 1555. 50 Raymond Aron opinaba que el antisemitismo, un<br />

fenómeno moderno sensu stricto, surgió en conexión con la coin-

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