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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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332 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

Empezamos nuestras presentes consideraciones con la queja<br />

de que la ciencia social, al apropiarse del concepto de <strong>cultura</strong><br />

y al emplearlo, lo ha estrechado indebidamente para cubrir<br />

únicamente el aspecto institucionalizado, rutinario y predecible<br />

de la conducta humana. Hecho esto, se ha a<strong>como</strong>dado con<br />

éxito el fenómeno de <strong>cultura</strong> en el campo de la «realidad trascendental»,<br />

donde la puede abordar apropiadamente la ciencia<br />

positiva y sólo ella. <strong>La</strong> ciencia positiva ha encontrado en el concepto<br />

de <strong>cultura</strong> un pariente singularmente agradable, que se<br />

parece a un epítome condensado pero integral del interés que<br />

explícita o implícitamente puso en marcha el proyecto científico.<br />

Siguiendo el uso universalmente aceptado, Kaplan y Manners<br />

describen <strong>cultura</strong> <strong>como</strong> «el mecanismo primario a través<br />

del cual el hombre empieza adaptándose al entorno y acaba<br />

controlándolo». 104 Se trata de una afirmación casi perfecta de la<br />

visión utilitaria y sumisa de la «función técnica» que ha generado<br />

la sociedad alienada: no puedes conseguir tus fines a menos<br />

que te sometas a la autoridad de lo real; entonces serás capaz<br />

de controlarlo, a saber, de emplear sus reglas para hacer<br />

aquello que creas mejor para ti; es decir, para quedarte con la<br />

mejor parte. <strong>La</strong> <strong>cultura</strong> es una adaptación a la dura e inflexible<br />

realidad que sólo se hace utilizable si uno se adapta a ella. <strong>La</strong>s<br />

declaraciones repetitivas sobre la naturaleza «creativa» de esta<br />

adaptación suenan a huecas, en la medida que no se discute el<br />

paradigma fundamental de la realidad trascendental, abrumadora<br />

y suprema. En este contexto, la creatividad se reduce al<br />

pragmatismo expeditivo, el ingenio y la destreza que despliegan<br />

los astutos humanos para modificar en beneficio propio un<br />

entorno poco hospitalario. <strong>La</strong> picardía de un tratante de ganado<br />

o de un hábil mercader proporciona el modelo prefabricado<br />

para este tipo específico de creatividad que el mundo alienado,<br />

duro, cruel y morboso, convierte en condición necesaria<br />

para la supervivencia humana. Apoyamos la objeción de Habermas<br />

a esta visión: 105<br />

LA CULTURA COMO PRAXIS 333<br />

[...] la sociedad no es únicamente un sistema de autopreservación.<br />

Una tentadora fuerza natural, presente en el individuo <strong>como</strong><br />

libido, se ha despegado del sistema conductual de autopreservación<br />

y reclama insistentemente su culminación utópica. [...]<br />

Lo que puede parecer supervivencia desnuda es siempre, en sus<br />

raíces, un fenómeno histórico. Luego está sujeta al criterio de lo<br />

que la sociedad pretende <strong>como</strong> buena vida para sí misma.<br />

<strong>La</strong> actividad humana en el mundo trasciende la mera lógica<br />

de la supervivencia en al menos dos aspectos importantes: el<br />

valor de supervivencia de un proyecto en el cual los humanos<br />

se desean embarcar no suele estar entre los primeros de la lista<br />

de criterios que aplican para ponderar lo deseable del proyecto;<br />

lo que hace mover y decidir a los humanos es siempre un estado<br />

ideal que se debería alcanzar, más que el conocimiento de<br />

lo que se puede alcanzar.<br />

Hace mucho tiempo que Marx comentó esta notable cualidad<br />

de la especie humana (y que es precisamente el único rasgo<br />

que deseamos destacar cuando declaramos que los hombres<br />

son los únicos «animales con <strong>cultura</strong>»): 106<br />

Es verdad que el animal también produce. Se construye un<br />

nido, una morada, tal <strong>como</strong> hacen la abeja, el castor, la hormiga,<br />

etc. Pero sólo produce lo que necesita inmediatamente para él o<br />

para su prole, produce unilateralmente, mientras que el hombre<br />

produce universalmente; el animal produce bajo la presión de la<br />

necesidad física, mientras que el hombre produce libre de necesidades<br />

físicas y sólo produce verdaderamente cuando es así de libre;<br />

el animal se produce sólo a sí mismo, mientras que el hombre<br />

reproduce la naturaleza entera. Los productos del animal pertenecen<br />

inmediatamente a su cuerpo físico, mientras que el hombre<br />

se puede separar libremente de su producto. El animal sólo modela<br />

las cosas según los criterios y necesidades de la especie a la<br />

que pertenece, mientras que el hombre sabe cómo producir según<br />

la medida de cada especie y sabe siempre cómo aplicar los princi-

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