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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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218 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

se según principios hechos a la medida de la función comunicativa<br />

y sólo de ella. Es cierto que los seres humanos, hagan lo<br />

que hagan, siempre construyen muchas cosas diferentes a partir<br />

de una cantidad limitada de materiales básicos (la inacabable<br />

variedad de cada cocina nacional, por ejemplo, se consigue<br />

habitualmente con la ayuda de relativamente pocos ingredientes<br />

fundamentales). Pero constatar este hecho no nos lleva más<br />

cerca de una comprensión de la <strong>cultura</strong> humana. El resultado<br />

probable es una nueva versión de las espúreas hazañas comparativas<br />

y clasificatorias de los coleccionistas de mariposas: el<br />

«conocimiento» según el cual el «lenguaje de la cocina», por<br />

ejemplo, está construido con los «fonemas» sal, pimienta y azúcar,<br />

mientras que el «lenguaje de los gestos», pongamos, se<br />

construye con levantar las manos y bajar la cabeza. Es más que<br />

dudoso que semejante camino nos lleve a algún sitio que no sea<br />

al descrédito de la idea misma de analogía lingüística. El destino<br />

de esta analogía no depende, además, de si Pike tendrá éxito<br />

identificando «unidades emic» en todas partes o de si Charles<br />

F. Hockett tiene razón al declarar que «se puede demostrar<br />

fácilmente que no todas las conductas <strong>cultura</strong>les consisten en<br />

ordenaciones de unidades discretas del tipo de las que encontramos<br />

en el lenguaje cuando analizamos el habla a partir de las<br />

combinaciones de fonemas discretos». 43<br />

Lo que parece ser realmente importante y fructífero es la<br />

segunda cuestión. Probablemente, Norman A McQuown la tenía<br />

en la cabeza cuando afirmó lo siguiente: 44<br />

[...] los principios generales que cito lo son tanto que probablemente<br />

son atributos del universo y no de los seres humanos en<br />

particular, ni de la <strong>cultura</strong> humana en particular, ni de la estructura<br />

del lenguaje en concreto. [...] Al fin y al cabo, todas las cosas<br />

tienen estructuras de una misma clase y los elementos de dichas<br />

estructuras se contrastan o se complementan entre sí, o se<br />

encuentran en variación libre los unos respecto a los otros, o<br />

LA CULTURA COMO ESTRUCTURA 219<br />

muestran patrones congruentes o parecen elegantes cuando descubrimos<br />

el aspecto de conjunto que presentan.<br />

Brevemente, la oportunidad ofrecida por los principios estructuralistas<br />

descubiertos por los lingüistas es la siguiente: en<br />

busca de las leyes generales necesarias que presuntamente gobiernan<br />

la <strong>cultura</strong> humana, podemos descender al sistema inconsciente<br />

que precede y condiciona todas las elecciones socio<strong>cultura</strong>les,<br />

empíricamente abordables. <strong>La</strong> única alternativa<br />

es el programa tipificado en la afirmación de Margaret Mead:<br />

para entender «muchas similitudes de conducta <strong>cultura</strong>l ampliamente<br />

difundidas, al darse en distintas partes del mundo, a<br />

diferentes niveles de desarrollo <strong>cultura</strong>l», habría que asumir hipotéticamente<br />

una posible organización biológica, que ninguna<br />

imaginación <strong>cultura</strong>l pueda ignorar o sobrepasar. 45 Lo que<br />

se ha propuesto aquí es relacionar directamente las similitudes<br />

ex-post-facto, localizadas en el nivel de los usos y las actividades<br />

<strong>cultura</strong>les, con la naturaleza biológica universal, prehumana,<br />

un procedimiento que sólo puede desembocar en la convicción<br />

de Murdock sobre un fundamento biológico del interés humano<br />

aparentemente universal en el sol, la luna, la lluvia o el trueno.<br />

En vez de tratar de descubrir las leyes generales de la <strong>cultura</strong><br />

en la esfera de las relaciones necesarias, endémicas y generativas,<br />

se nos ha requerido que las localicemos en el campo de lo<br />

accidental y de lo externo.<br />

<strong>La</strong> aplicación directa de los hallazgos de la lingüística estructural<br />

en la <strong>cultura</strong> en un sentido amplio se ve inevitablemente<br />

limitada por importantes diferencias entre subsistemas<br />

lingüísticos y no lingüísticos de la <strong>cultura</strong> humana.<br />

1. Se asume generalmente que el proceso lingüístico es una<br />

«comunicación pura»: la única razón por la que la gente utiliza<br />

dispositivos lingüísticos es que desean transmitirse entre sí información<br />

que consideran útil o importante. <strong>La</strong> versión más ra-

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