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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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252 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

No es la Seele, sino el Geist, el que constituye, por tanto, el<br />

fulcro real de la comprensión intelectual de la vida y, consecuentemente,<br />

de la capacidad de los vivos. Lo que comprendemos<br />

al captar el sentido de un evento social no es el «alma» de<br />

los otros, ya que, si tratamos el alma de los otros <strong>como</strong> un fenómeno<br />

empírico, no resulta cualitativamente distinta de otros<br />

fenómenos empíricos, con lo cual, permanecería inaccesible a<br />

nuestro entendimiento. Lo que entendemos es únicamente el<br />

componente del «Espíritu» que penetra en las «almas» individuales,<br />

ya que nosotros también participamos de él, y ya que<br />

sólo lo objetivo, universal e invariable es susceptible de ser conocido.<br />

Aun sin renunciar a su soberanía, aun sin disolverse en<br />

la multitud de «almas» individuales, el «Espíritu» subyace en la<br />

existencia de cada «alma» individual. Por citar nuevamente a<br />

Dilthey:<br />

Cada expresión de la vida representa un rasgo en común en<br />

el reino de la mente objetiva. Cada palabra, cada oración, cada<br />

gesto, cada fórmula de cortesía, cada obra de arte y cada hecho<br />

histórico resulta inteligible porque la gente que se expresa a través<br />

de ellos y aquellos que los entienden tienen algo en común.<br />

Luego: 9<br />

[...] el orden fijo del comportamiento en el seno de una <strong>cultura</strong><br />

hace posible que los saludos y las reverencias signifiquen, a través<br />

de sus matices, cierta actitud hacia otras personas, y que así se<br />

comprendan. [...] Como norma, la expresión de la vida que el<br />

individuo capta no se encuentra aislada y vacía, sino que está llena<br />

de conocimiento sobre lo que se comparte y sobre una relación<br />

con el contenido mental.<br />

<strong>La</strong>s actitudes mentales de las personas individuales, intercomunicables<br />

merced a su lazo con el territorio compartido del<br />

Espíritu, proporcionan el vínculo mediador entre el reino de<br />

LA CULTURA COMO PRAXIS 253<br />

los significados y la interacción humana real, por un lado, así<br />

<strong>como</strong> su comprensión, por el otro. El vocabulario puede variar,<br />

pero las ideas mantienen una semejanza asombrosa con el ethos<br />

de Kroeber o, más generalmente, con el enfoque del concepto<br />

de <strong>cultura</strong> que caracteriza habitualmente a la antropología<br />

<strong>cultura</strong>l norteamericana.<br />

De hecho, con o sin la turbadora idea del «Espíritu», la imagen<br />

de la <strong>cultura</strong> <strong>como</strong> una entidad irreductible a los fenómenos<br />

psicológicos, pero posibilitadora de la capacidad comunicadora<br />

intersubjetiva de dichos fenómenos, en otras palabras, el<br />

concepto alemán de Geist, está amplia y firmemente afianzada<br />

en muchas tradiciones de la ciencia social. <strong>La</strong> batalla de Kroeber<br />

contra el reduccionismo psicológico en la ciencia de la <strong>cultura</strong><br />

se libró en su nombre. Kroeber insistió repetidamente en<br />

que «un millar de individuos no hacen una sociedad», ridiculizó<br />

las opiniones según las cuales «la civilización sólo es un agregado<br />

de actividades psíquicas y no una entidad que las desborda»,<br />

para proclamar consecuentemente que «lo social se puede<br />

resolver completamente en lo mental». 10 Fue Kroeber quien<br />

bautizó <strong>como</strong> naturaleza «superorgánica» de la <strong>cultura</strong> a los esfuerzos<br />

constantes por desmadejar el cuerpo de la <strong>cultura</strong> respecto<br />

a su anclaje psíquico individual. Fueron muchos los que<br />

secundaron de corazón su programa, y entre ellos Leslie A.<br />

White, en una afirmación que parece parafrasear el pertinaz<br />

motivo de Durkheim: «Desde el punto de vista de un análisis y<br />

de una interpretación científicas, se puede considerar la <strong>cultura</strong><br />

<strong>como</strong> una cosa suigeneris, <strong>como</strong> una clase de acontecimientos y<br />

de procesos que se comporta según los condicionantes de sus<br />

propios principios y leyes, y que, por consiguiente, sólo se puede<br />

explicar en función de sus propios elementos y procesos». 11<br />

Luego, la <strong>cultura</strong> es una realidad en sí misma diferente, tanto de<br />

los constituyentes materiales, «duros», del mundo humano, corno<br />

de sus datos mentales, introspectivos, «blandos». Pero ¿cuál<br />

es el estatus de esta realidad peculiar, postulada por tantos estu-

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