Zygmunt Bauman La cultura como praxis
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320 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />
fraguando en Occidente. <strong>La</strong> ciencia moderna es la única heredera<br />
de la elaboración lógica de la vieja postura griega conocida<br />
<strong>como</strong> Téxw), que asumía la existencia objetiva y por sí misma<br />
del cosmos <strong>como</strong> el fundamento seguro para que el hombre<br />
pudiese desarrollar su ambición y su capacidad manipuladora,<br />
orientada hacia los objetos. <strong>La</strong> elaborada alabanza que hizo<br />
Francis Bacon sobre la utilidad de la ciencia, en tanto que el<br />
único fulcro seguro del conocimiento tecnológico, y la celebrada<br />
frase de Comte, «saber para prever, prever para poder»,<br />
lejos de ser pronunciamientos partidistas de alguna escuela filosófica<br />
particular, reflejan fielmente la clase de actitud dominante<br />
en la aurora de la ciencia <strong>como</strong> tal, y que todavía continúa<br />
entre nosotros en gran medida, impregnando toda empresa científica.<br />
<strong>La</strong> ciencia positiva en este sentido, en el sentido que le dio<br />
al término el autor del propio Cours de philosophie positive [.Curso<br />
de filosofía positiva}, conforma un programa demasiado amplio<br />
y germinal <strong>como</strong> para verse disminuido o, peor, mezclado,<br />
por la exclusión arbitraria e idiosincrásica de las entidades no<br />
accesibles directamente a los sentidos, por parte de un Skinner.<br />
Sus premisas esenciales continúan siendo las piedras angulares<br />
de la ciencia <strong>como</strong> un todo. Se debe dar la mayor importancia a<br />
este punto, ya que lo que está en juego no es una sutileza definitoria.<br />
Recientemente, la bruma terminológica generada en<br />
parte por el olvido humano y, en parte, por las vicisitudes de los<br />
combates partidistas, se ha propagado a una velocidad que supera<br />
con mucho la de los comentarios informados.<br />
Tal <strong>como</strong> señaló acertadamente Jürgen Habermas, el programa<br />
de la «ciencia positiva» de Bacon y Comte aspiraba sobre<br />
todo a «liberar el conocimiento del interés». 96 Esto no quiere<br />
decir que la actividad cognitiva que se seguía se hubiese<br />
despegado de todo interés humano. <strong>La</strong> idea misma de conocimiento<br />
«libre de interés» (o, más tarde, wertfrei) se predicó<br />
inevitablemente desde una intención humana práctica, utilitaria.<br />
Desde el comienzo, este conocimiento era un valiente tour<br />
LA CULTURA COMO PRAXIS 321<br />
de forcé que apuntaba hacia el descubrimiento, en el seno<br />
mismo del orden cósmico autosuficiente, de los principios directores<br />
del éxito de la actividad humana. Incluso cuando es<br />
consciente de su motivación, este conocimiento debe haber escondido<br />
el impacto real del interés motor durante su investigación,<br />
sobre la forma de los hechos, sobre la estructura de las<br />
teorías que modela; de otra manera, se mataría antes de nacer<br />
el propósito de todo el esfuerzo invertido y la autoridad de los<br />
productos arrojados por toda la empresa científica. Por lo tanto,<br />
debe hacer la vista gorda sobre su propio trabajo y, con tacto<br />
pero con decisión, debe negarse a centrar su atención en el<br />
proceso de investigación. Le habría gustado que su espejo fuese<br />
tan fino que resultara transparente (o, al menos, poder pretenderlo);<br />
si fuera posible, disolverlo completamente en el objeto<br />
trascendental, al cual se han conferido la sola autoridad y<br />
la única esperanza de un conocimiento seguro y fiable. En el<br />
reino de la ciencia no se niega el estatus del interés humano:<br />
el interés puede ser objeto de investigación científica y, en ese<br />
caso, no habrá quejas sobre su legitimidad. Naturalmente, los<br />
dos aspectos a través de los cuales los valores se han introducido<br />
en la rutina de la investigación y del discurso sociológicos<br />
<strong>como</strong> objetos de la acción y <strong>como</strong> actitudes motivadoras de la<br />
acción, 97 rezuman intereses humanos, pero el interés que los<br />
embebía era el de los objetos humanos de investigación. <strong>La</strong> posición<br />
científica <strong>como</strong> tal no da por sentada la naturaleza del<br />
objeto estudiado, pero resuelve inflexiblemente la naturaleza<br />
del sujeto que investiga. El sujeto debe estar wertfrei. El ideal<br />
científico consiste en «proporcionar al sujeto una purificación<br />
extática de sus pasiones». 98 Nada puede evitar que el sujeto investigador<br />
se resigne, obediente y voluntariamente, a la realidad<br />
incuestionable del objeto trascendental.<br />
Se tiene que distinguir, por lo tanto, entre los rasgos adventicios<br />
de cada práctica científica o filosófica, por un lado, y los<br />
atributos necesarios del posicionamiento científico <strong>como</strong> tal,