09.05.2013 Views

Zygmunt Bauman La cultura como praxis

Zygmunt Bauman La cultura como praxis

Zygmunt Bauman La cultura como praxis

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

72 LA CULTURA COMO PRAXIS INTRODUCCIÓN 73<br />

Apelar a los derechos de Ias comunidades para preservar su<br />

distinción <strong>cultura</strong>l suele «esconder Ia brutalidad de poderes dictatoriales<br />

cubiertos por un fina corteza de <strong>cultura</strong>lismo». Hay<br />

mucho capital político en Ia desesperación de los desposeídos y<br />

en Ia inseguridad de muchos más que temen Ia perspectiva de<br />

una posible desposesión futura, y son igualmente muchos los<br />

presuntos líderes de comunidades que están dispuestos a aprovecharlo<br />

con Ia ayuda de Ias redes <strong>cultura</strong>listas.<br />

Hasta ahora, hemos esbozado Ias similitudes entre ei nacionalismo<br />

estatal y ei proyecto comunitário, una similitud que, en<br />

última instância, se cocía en los intereses de ambos programas<br />

en ei «sistematismo» de Ia <strong>cultura</strong>, ahogando Ias diferencias y<br />

borrando Ias ambivalencias de Ias opciones <strong>cultura</strong>les para crear<br />

una totalídad imaginada capaz de resolver ei espinoso asunto de<br />

Ia identidad social. Pero déjesenos hacer notar que también<br />

existen diferencias entre los dos proyectos, y diferencias sin duda<br />

muy influyentes.<br />

Primero, ei proyecto de Ia <strong>cultura</strong> nacional se concibió <strong>como</strong><br />

un suplemento necesario de otra singularidad moderna: Ia<br />

universalidad de Ia ciudadanía. <strong>La</strong> comunidad nacional debía<br />

ser Ia otra cara de Ia república de iguales derechos y deberes,<br />

indiferente, en bien de los ciudadanos, a Ias elecciones <strong>cultura</strong>les<br />

que estos pudieran hacer. <strong>La</strong> república de ciudadanos es<br />

también una república de indivíduos que aceptan riesgos. Tal<br />

<strong>como</strong> senaló en una ocasión losif Brodski, Ia persona libre es<br />

una persona que no se queja en caso de derrota, y ser un ciudadano<br />

libre comporta Ia posibilidad constante de Ia derrota y<br />

Ia disposición a asumir Ia responsabilidad de sus consecuencias.<br />

El suplemento de Ia <strong>cultura</strong> nacional era en verdad necesario<br />

para integrar Io que Ia impersonalidad de Ia ciudadanía<br />

separaba: en principio, aunque no siempre en Ia práctica, posibilitaba<br />

ei funcionamiento armonioso de Ia república de ciudadanos<br />

iguales, ya que aseguraba a estos colectivamente contra<br />

los efectos más insanos de sus elecciones individuales, prome-<br />

tiendo extender Ia red protectora de Ia solidaridad comunal<br />

por debajo de Ia cuerda floja sobre Ia que caminaban los indivíduos.<br />

Este servicio de seguridad era, de hecho, mutuo: Ia república<br />

garantizaba los derechos ciudadanos y protegia contra<br />

los extremismos de Ias cruzadas <strong>cultura</strong>les. <strong>La</strong> relación entre los<br />

proyectos de Ia república y de Ia <strong>cultura</strong> nacional no estaba libre<br />

de fricciones, pero era precisamente esa tensión existente<br />

entre ambos Io que permitia a Ia condición moderna surgir y<br />

desarrollarse.<br />

En este sentido, ei proyecto comunitário delata una veta<br />

antimoderna bastante pronunciada. No es ei compromiso dei<br />

Estado-nación con Ia república y Ia libertad ciudadana Io que<br />

cohesiona y fija los limites de Ia comunidad <strong>cultura</strong>l. Esta es Io<br />

que su nombre indica, una comunidad <strong>cultura</strong>l que existe unicamente<br />

en función de una tradición compartida o asumida.<br />

Todo gira alrededor de Ias condiciones dei acto de libre elección<br />

en ei proyecto comunitarista, a saber, Ia promoción de Ia<br />

preferencia por una opción <strong>cultura</strong>l determinada ai mismo<br />

tiempo que se conjuran Ias demás en un clima de censura y vigilância<br />

estricta. Lãs presiones conformadoras dei proyecto no<br />

se ven mitigadas por Ia necesidad de promover un universalismo<br />

legal que prevenga Ias penalizaciones excluyentes contra<br />

opciones <strong>cultura</strong>les no aprobadas. Por Io tanto, hay razones<br />

bien fundadas para esperar que Ias comunidades lleven Ia intolerância<br />

<strong>cultura</strong>l hasta extremos raramente alcanzados incluso<br />

por los Estados-nación menos tolerantes. En realidad, Ia comunidad<br />

<strong>cultura</strong>l de los comunitaristas se moldea sobre una<br />

disyuntiva de «conformarse o perecer».<br />

<strong>La</strong> segunda diferencia se sigue de Ia primera. Para manteners<br />

e unida, Ia comunidad <strong>cultura</strong>l dei proyecto comunitarista, una<br />

comunidad postulada y proclamada desde su interior, consciente<br />

de si misma, no tiene otra cosa que Ia lealtad inquebrantable de<br />

s us miembros. En este punto se diferencia radicalmente de Ia<br />

comunidad premoderna que pretendidamente resucita o imita,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!