Zygmunt Bauman La cultura como praxis
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186 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />
samiento de datos de la experiencia, <strong>como</strong> a través del cálculo<br />
de la distribución estadística de ciertas variable en la reserva de<br />
acontecimientos registrados. <strong>La</strong> relación de la estructura con<br />
los fenómenos empíricos es un reflejo de la relación de los modelos<br />
abstractos y las impresiones sensoriales (y viceversa; sería<br />
inútil tratar de resolver la vieja discusión sobre la prioridad,<br />
ya que ambas reflexiones sólo son accesibles a nuestro conocimiento<br />
—existen para nosotros— tomadas conjuntamente). El<br />
punto importante es que no existe una relación una-a-uno entre<br />
una estructura dada y un conjunto correspondiente de acontecimientos<br />
empíricos. Una estructura puede generar conjuntos<br />
de incidencias muy diversos y viceversa, cualquier conjunto<br />
de acontecimientos empíricos se puede considerar <strong>como</strong> un<br />
output de diversas estructuras subyacentes. Todo lo cual, claro<br />
está, convierte en particularmente trascendental la demanda de<br />
que se evite la confusión de niveles.<br />
Hagamos notar también la conexión íntima entre la noción<br />
de estructura, tal <strong>como</strong> aquí la hemos definido, y el concepto<br />
moderno de información, tal <strong>como</strong> lo elaboraron, sobre todo,<br />
C. E. S. Shannon y W. Weaver. 8 Tanto la estructura <strong>como</strong> la información<br />
se relacionan directamente con la limitación impuesta<br />
sobre el universo de posibilidades. Como sabemos, la<br />
medida de la información propuesta por Shannon y Weaver es<br />
homologa a la medida de la entropía: cuanto más alto sea el nivel<br />
de entropía en una agregado de elementos, más información<br />
se transmite cuando se consigue describir exactamente el<br />
estado del agregado. En otras palabras, cuanto más estructurado<br />
está un agregado en concreto (cuanto más limitada sea la<br />
reserva de estados posibles), menos información resulta necesaria<br />
para eliminar totalmente la incertidumbre respecto a su<br />
estado actual. Si deseamos computar la cantidad de información<br />
contenida en un mensaje específico, deberíamos deducir<br />
el residuo de incertidumbre dejado tras la recepción del mensaje<br />
del grado de incertidumbre que existía antes de su emi-<br />
T<br />
LA CULTURA COMO ESTRUCTURA 187<br />
sión. O también: si queremos expresar cuan «estructurado» se<br />
encuentra un agregado concreto en un momento determinado,<br />
podemos deducir la cantidad de información verdaderamente<br />
necesaria para describir plenamente su estado de la cantidad<br />
que hubiera sido necesaria si el agregado fuera totalmente aleatorio.<br />
He aquí una conclusión posible que merece una particular<br />
atención, dada su influencia sobre el concepto genérico de <strong>cultura</strong>.<br />
Hemos visto que, con el crecimiento de la entropía en un<br />
agregado, cae el alcance de la información realmente accesible<br />
(es decir, la posibilidad de eliminar la incertidumbre respecto<br />
al estado del agregado). Por otro lado, cuanto más éxito tenemos<br />
en la reducción de la entropía del agregado, más información<br />
se hace inmediatamente accesible. Ahora bien, recuérdese<br />
que la reducción de entropía sólo se puede conseguir a expensas<br />
de una entrada de energía procedente del exterior del agregado<br />
(«chupando neguentropía»). Luego se sigue que la energía<br />
y la información son intercambiables, que es posible aumentar<br />
el alcance de la información mediante la aplicación de<br />
energía. De hecho, varios estudiosos han mostrado que existe<br />
una notable homología entre las ecuaciones que expresan las<br />
transformaciones energéticas y las que describen el procesado<br />
de información (principio de la dualidad de energía e información).<br />
9 Tomemos nota del fenómeno, que parece tener una<br />
importancia capital para la comprensión de la <strong>cultura</strong> <strong>como</strong> estructuración.<br />
Aún hay otro comentario que parece oportuno. Los teoremas<br />
básicos de la teoría de la información, cuando no se recogen<br />
en términos matemáticos, se suelen envolver con el lenguaje<br />
sugestivo de los fenómenos psicológicos (cognición, conocimiento)<br />
o de una mente consciente, en tanto que factores constitutivos<br />
del acto mismo de crear la información. Al asociar el<br />
término «información» con los referentes semánticos del sentido<br />
común en el mundo, algo superfino desde la perspectiva teó-