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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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224 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

nómenos <strong>cultura</strong>les, «en tanto que una estructura donde los<br />

elementos de cada categoría se conmutan los unos por los otros». 52<br />

<strong>La</strong> palabra central, «comunicación», significa una correspondencia<br />

entre distinciones que aparecen en el nivel de la «expresión»<br />

y otras que son discernibles en el nivel del «contenido».<br />

En opinión de Hjelmslev, las oposiciones expresivas que<br />

no se apoyan en diferenciaciones de significados isomórficas (y<br />

viceversa) están simplemente «fuera del modelo» y no son hechos<br />

lingüísticos propiamente dichos.<br />

Incluso en los lenguajes naturales, la cantidad de este tipo<br />

de redundancia parece bastante impresionante (no se debe mezclar<br />

dicha redundancia con otra, eufuncional, que salvaguarda<br />

el correcto desciframiento de los mensajes). B. Trnka, uno de<br />

los fundadores de la célebre Escuela de Praga, apunta que cada<br />

lengua contiene muchos fonemas «cuya distribución es mutuamente<br />

complementaria, sin que haya entornos en los cuales<br />

se den los dos a la vez». Esto significa que «su potencial y perenne<br />

capacidad diferenciadora de palabras permanece inutilizada».<br />

Trnka va tan lejos que llega a concluir que, «estrictamente<br />

hablando, la verdadera función de los fonemas no es la<br />

de conservar las distinción de significados entre las palabras, sino<br />

simplemente la de distinguir unos fonemas de otros»." Buena<br />

parte del poder diferenciador potencial de los fonemas permanece<br />

sin usar en todas las lenguas vivas, lo cual significa que<br />

siempre que nos encaramos con una oposición en el nivel de la<br />

expresión, tenemos razones para sospechar que existe una oposición<br />

«conmutada» en el nivel del contenido, aunque no podemos<br />

estar seguros de ello. Harry Hoijer ha abordado el mismo<br />

tema desde el punto de vista de las reliquias y de los arcaísmos<br />

presentes en cada lengua: 54<br />

Existen patrones estructurales que, en muchas lenguas indoeuropeas,<br />

dividen los nombres en tres grandes clases: masculina,<br />

femenina y neutra. Este patrón estructural no tiene un correlato<br />

LA CULTURA COMO ESTRUCTURA 225<br />

semántico discernible. [...] Sean las que sean las implicaciones<br />

semánticas en origen de este patrón estructural —y eso queda indeterminado—,<br />

ahora está bastante claro que el patrón sobrevive<br />

únicamente <strong>como</strong> dispositivo gramatical, funcionalmente importante<br />

<strong>como</strong> tal, pero careciendo de valor semántico.<br />

Al margen de lo que se diga en relación con la lengua, la<br />

exenciones de la «ley de la parsimonia» son mucho más amplias<br />

en el caso de los subsistemas <strong>cultura</strong>les no lingüísticos.<br />

Como regla general, la capacidad discriminadora de los elementos<br />

<strong>cultura</strong>les accesibles en un momento dado a una comunidad<br />

determinada supera su uso real. Se puede decir que la<br />

realidad empírica de cada <strong>cultura</strong> está llena de signos «flotantes»,<br />

esperando significados a los que asociarse. Esto viene determinado,<br />

al menos en parte, por la situación particular de los<br />

códigos no lingüísticos: pese a que las comunidades geográficamente<br />

condensadas utilizan en esencia una única lengua, se<br />

ven expuestas a muchos códigos trans<strong>cultura</strong>les, institucionalmente<br />

separados, pero empleados por la misma gente, aunque<br />

en contextos de rol diferentes. Los signos flotan libremente por<br />

encima de las fronteras institucionales, pero, cuando se separan<br />

de su contexto sistemático intrainstitucional, pierden el lazo<br />

«conmutador» con sus significados originales. 55 El único conjunto<br />

accesible <strong>como</strong> marco de referencia semántico común<br />

para todos los subcódigos utilizados por los miembros de una<br />

comunidad dada es la estructura social de la comunidad <strong>como</strong><br />

un todo. Es cierto que algunos signos significativos en el seno<br />

de subcódigos especializados «institucionales» adquieren también<br />

una cualidad discriminadora adicional en el «supracódigo»<br />

comunal (tal <strong>como</strong> ocurre, por ejemplo, con los signos que<br />

se originan en el marco de los subcódigos profesionales, habitualmente<br />

indicativos también de la posición ocupada en la estratificación<br />

global de la sociedad), pero en modo alguno se<br />

trata de una regla general. Por otro lado, aunque la creativi-

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