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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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110 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

ría mejor medir la coherencia semántica de un concepto socialmente<br />

funcional en contraste con la estructura que denota y<br />

opera? En segundo lugar, aunque muchas clases privilegiadas<br />

utilizan conceptos del tipo de bobility para promover y defender<br />

su posición de gobernantes, lo inverso no es forzosamente<br />

cierto. Se puede imaginar e incluso señalar ejemplos en los cuales<br />

un concepto jerárquico de <strong>cultura</strong> socialmente aceptado y<br />

aprobado pueda anclarse en la estructura social a través de<br />

otras funciones que el ser un artefacto protector de una élite<br />

hereditaria bien aposentada.<br />

Respecto a la primera reserva, fue Georg Simmel 22 quien<br />

nos proporcionó la pista para aquilatar la aristocracia y sus ideales<br />

frente a la lógica intrínseca de la estructura social de la que<br />

no es más que un componente. Simmel ve el fenómeno de la<br />

aristocracia <strong>como</strong> una derivación de un tipo concreto de sociedad<br />

que sólo puede existir si produce continuamente un estrato<br />

de tipo aristocrático con unos principios <strong>cultura</strong>les asociados.<br />

Tal <strong>como</strong> sabemos, en una sociedad de castas cada nuevo grupo,<br />

independientemente de los rasgos que lo diferencian, tiende<br />

a asumir los atributos de una casta y a a<strong>como</strong>darse a la red de<br />

las castas existentes; en una sociedad organizada sobre la base<br />

de una coexistencia funcional entre grupos herméticamente cerrados<br />

y mutuamente impenetrables, la clase de dirigentes y<br />

propietarios asume de modo inevitable ese mismo carácter. Como<br />

otras clases o Stande, se cierra por arriba y por abajo; <strong>como</strong><br />

otros grupos, se ve obligada a hacerse con símbolos <strong>cultura</strong>les<br />

particulares y a consumir determinados bienes porque posee un<br />

segmento determinado del total de la estructura social (y no al<br />

revés, tal <strong>como</strong> ocurre en sociedades más móviles y abiertas). El<br />

lugar, el locus, estructural del grupo <strong>como</strong> un todo es el que<br />

proporciona su identidad social a cada miembro de dicho grupo.<br />

Si ahora comparamos los símbolos <strong>cultura</strong>les con su contexto<br />

semántico natural —la estructura social que simultáneamente<br />

posibilitan y dotan de significado—, parecerá lógico y<br />

r<br />

LA CULTURA COMO CONCEPTO 111<br />

racional que su distribución se base en la premisa de que «cada<br />

miembro de una aristocracia participa de todo aquello que resulta<br />

más valioso para los miembros del grupo. Es <strong>como</strong> si una<br />

sustancia de valor duradero corriera por la sangre de los diversos<br />

miembros de una aristocracia, generación tras generación». 23<br />

Existe una clara correspondencia entre el principio organizador<br />

de la estructura social y los primeros axiomas de la «ideología»<br />

de la <strong>cultura</strong> aceptada. Dado que tanto los signos <strong>como</strong> sus supuestos<br />

referentes pertenecen obviamente al mismo contexto<br />

semántico, ofreciendo respectivamente su significación y su relevancia<br />

operativa, la recriminación de «engaño», de «explotación<br />

absurda», sólo se puede sustanciar refiriéndose a una lógica<br />

sociológica exterior, ajena. Intrínsecamente, la fusión entre<br />

las virtudes individuales y la asignación estructural de un grupo<br />

al cual el individuo pertenece parece estar bien fundada sobre<br />

la «lógica objetiva» de la estructura social.<br />

Everett E. Hagen aborda el mismo tema desde la estratégica<br />

posición del tipo de personalidad determinada estructuralmente.<br />

Una sociedad tradicional, que conduzca a la formación<br />

de una élite aristocrática, es una sociedad donde abundan las<br />

personalidades autoritarias (no confundir con el famoso concepto<br />

de Adorno). <strong>La</strong> cuestión es que, según Hagen, en una sociedad<br />

<strong>como</strong> ésa la incidencia de este tipo peculiar de personalidad<br />

no se limita a ninguna clase social concreta, atraviesa<br />

todas las fronteras de clase y tiende a presentar una extensión<br />

similar entre campesinos y aristócratas. «Me parece que una<br />

fuerza causal clave que modela tanto las pautas de relaciones<br />

sociales <strong>como</strong> la personalidad del campesino es su conciencia<br />

del grado de limitación de su poder.» Por el contrario, la élite<br />

aristocrática parece ser todopoderosa: 24<br />

Sin embargo, su poder depende de su posición heredada, no<br />

de los logros individuales. Merece la pena hacer notar cuánto se<br />

parece su visión de las limitaciones y de las fuentes de su poder a la

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