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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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140 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

contexto social (sociología de la comunicación verbal) que respecto<br />

a las relaciones separadas entre dos sistemas isomórficos<br />

de «significantes» y «significados»? Y, consecuentemente, ¿es<br />

el reino de los significados subjetivos, vividos e intencionados<br />

el correlato adecuado del campo semántico del lenguaje tal<br />

<strong>como</strong> se analiza en el marco de la lingüística? El conjunto del<br />

tema, polifacético y compuesto de aspectos distintos, dista de<br />

resultar obvio y, lo que es más importante, la solución parece<br />

depender de una opción teorética más o menos arbitraria en<br />

lugar de derivarse de una investigación teórica neutral. Si realmente<br />

es así, el intento de aprovechar la autoridad de la lingüística<br />

estructural para impulsar una versión modernizada<br />

del idealismo <strong>cultura</strong>l neokantiano parece, <strong>como</strong> mínimo, más<br />

bien unilateral.<br />

No experimentamos necesidad alguna de disculparnos por<br />

el uso de la palabra «lengua» en plural. Consideramos un hecho<br />

objetivo, evidente y fácil de comprobar el que no sólo hay<br />

muchas lenguas, sino que cada una constituye «en realidad»<br />

una entidad separada y relativamente bien definida. No esperamos,<br />

pues, obstáculos insuperables al establecer las fronteras<br />

entre «comunidades lingüísticas» o entre «sistemas lingüísticos».<br />

Contemplamos las lenguas <strong>como</strong> entidades separadas porque<br />

son entidades separadas por sí mismas, independientemente de<br />

cualquier interés investigador.<br />

No ocurre lo mismo con las <strong>cultura</strong>s. Ciertamente, la concepción<br />

diferencial de la <strong>cultura</strong> se ha fijado hasta tal punto al<br />

paradigma actual que pocos antropólogos experimentan «el<br />

hecho» de la pluralidad y la separación de las <strong>cultura</strong>s <strong>como</strong><br />

algo que exija argumentaciones o pruebas verificadoras. Aun<br />

así, a diferencia del caso de las lenguas, la concepción diferencial<br />

de la <strong>cultura</strong> no se deriva de una realidad dada e inmediata,<br />

independiente de las actividades de los investigadores (o,<br />

al menos, no tanto <strong>como</strong> ocurre con la palabra «lenguas»). Está<br />

implícita más bien en la estrategia empírica elegida por los<br />

f<br />

ik<br />

LA CULTURA COMO CONCEPTO 141<br />

estudiosos de la <strong>cultura</strong>. Sólo parece «natural» y más allá de toda<br />

discusión en el marco de condiciones de campo específicas.<br />

<strong>La</strong> excusa para la larga cita de Manners y Kaplan que sigue es<br />

que contiene lo que probablemente es el mejor análisis sobre la<br />

influencia ejercida por el método de investigación en la actitud<br />

teórica general. 64<br />

Junto con contribuciones positivas del énfasis en el trabajo<br />

de campo parecen haberse dado algunas consecuencias negativas<br />

para el desarrollo de una teoría antropológica. Ha habido una<br />

fuerte tendencia a que el antropólogo individual se sumerja tan<br />

completamente en los rasgos únicos e intrincados del pueblo que<br />

estudia que le resulta cada vez más difícil comentar dicha <strong>cultura</strong><br />

si no es en términos de su carácter único o de su aroma especial.<br />

De hecho [...] muchos antropólogos han contemplado esta representación<br />

de la singularidad <strong>como</strong> la principal misión y la<br />

contribución esencial de la disciplina.<br />

Muchos otros que querían trabajar hacia formulaciones más<br />

generales se vieron tan intimidados por el peso mismo del detalle<br />

etnográfico que se retiraron abrumados de la tarea fundamental<br />

de la construcción teórica, es decir, de la abstracción. Así pues,<br />

irónicamente, los logros empíricos de la antropología han tendido<br />

a menudo a actuar <strong>como</strong> un elemento disuasorio más que <strong>como</strong><br />

un estímulo de la elaboración teórica.<br />

Por un lado, los particularistas extremos, los pluralistas, los<br />

humanistas o los relativistas radicales han insistido en el carácter<br />

único de cada <strong>cultura</strong>, ya sea refiriéndose a su genio, a su esencia,<br />

a su configuración, estilo, patrón y así sucesivamente, ya sea poniendo<br />

el énfasis en lo que es evidente, en que «no hay dos <strong>cultura</strong>s<br />

exactamente iguales». Dado que tenían razón, en el sentido<br />

de que no hay dos cosas exactamente iguales, su oposición a las generalizaciones,<br />

a las especulaciones sobre las regularidades trans<strong>cultura</strong>les,<br />

o a las afirmaciones sobre relaciones de causa y efecto<br />

aplicadas comparativamente, ha tenido el peso suficiente para desalentar<br />

la libre elaboración teórica en antropología. Siempre vuelve<br />

a salir que «mi gente no lo hace así».

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