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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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68 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

existe para moverse en esa «casa» y más enrarecida y jerarquizada<br />

se vuelve su atmosfera interna. Por estas y otras razones,<br />

nada de Io que los actuales Estados-nación están acostumbrados<br />

a hacer, ni nada de Io que desean o de Io que son capaces parece<br />

adecuado para afrontar Ia angustia de Ia incertidumbre que<br />

devora los recursos psíquicos dei indivíduo tardomoderno o<br />

posmoderno.<br />

En estas circunstancias, Io que hace tan atractiva Ia visión<br />

de Ia «comunidad natural» evocada en los escritos de los comunitaristas<br />

es, por encima de todo, ei hecho de que se ha imaginado<br />

independientemente dei Estado y de Ia «<strong>cultura</strong> nacional»<br />

homogênea que este ha promovido, o incluso en franca<br />

oposición a ellos. Da Ia impresión de que los filósofos comunitaristas,<br />

en consonância con los sentimientos populares, han<br />

abandonado ei Estado ai lado «productor de riesgos» de Ia<br />

existência humana: se ocupa de Ia libertad individual pero, por<br />

Ia misma razón, deja solos a los indivíduos con sus recursos patentemente<br />

inadecuados para su búsqueda de una «elección<br />

significativa». Como una vez hizo Ia nación, Ia «comunidad natural»<br />

representa ei sueno de significación y, en consecuencia,<br />

de identidad. Paradójicamente, y por entusiastas que se revelen<br />

los esfuerzos de los comunitaristas por «enraizar» nuevos refúgios<br />

de elecciones significativas en un pasado genuíno o inventado<br />

pero siempre premoderno, Io que hace atractivos dichos<br />

conatos tanto para los autores <strong>como</strong> para sus lectores es ei espíritu<br />

moderno de aventura, de exploración de Io desconocido,<br />

de probar Io que no ha sido experimentado anteriormente.<br />

Politicamente, Ia concepción comunitária de Ia <strong>cultura</strong><br />

(en ei sentido primário de «<strong>cultura</strong>» <strong>como</strong> Ia actividad por excelência,<br />

consistente en cultivar, iluminar, hacer proselitismo,<br />

conseguir conversiones y librarse a cruzadas <strong>cultura</strong>les) se<br />

erige en oposición a Ia ambición homogeneízadora de Ia «<strong>cultura</strong><br />

nacional», tal <strong>como</strong> se ha materializado en su autoproclamado<br />

guardián y gestor, ei Estado-nación. Sociológicamen-<br />

r<br />

L<br />

INTRODUCCIÓN<br />

te, sín embargo, Ia oposición no se presenta de forma tan evidente.<br />

Tal <strong>como</strong> se ha visto antes, Ia promoción estatal de Ia «<strong>cultura</strong><br />

nacional» fue principalmente una apuesta por Ia <strong>cultura</strong><br />

<strong>como</strong> «sistema», <strong>como</strong> una totalidad autosuficiente. Procedió a<br />

través de Ia eliminación de todos los residuos de costumbres y<br />

hábitos que no encajaban en ei modelo unificado, modelo que<br />

debía convertirse en obligatorio en ei área bajo soberania dei<br />

Estado, identificada desde entonces <strong>como</strong> território nacional.<br />

Ese modelo se oponía orgánicamente ai «multi<strong>cultura</strong>lismo»,<br />

una perspectiva desde Ia cual Ia <strong>cultura</strong> nacional solo se podia<br />

concebir negativamente, y que representaba ei fracaso dei proyecto<br />

nacionalista administrado por ei Estado, ya que suponía Ia<br />

persistência de un gran número de conjuntos autônomos de valores<br />

y normas conductuales en ausência de una autoridad <strong>cultura</strong>l<br />

dominante e incontestada. En principio, ei comunitarismo<br />

no rompe con este enfoque. A semejanza dei proyecto de Ia <strong>cultura</strong><br />

nacional, ei multi<strong>cultura</strong>lismo postulado por los comunitaristas<br />

asume tácitamente ei caracter sistêmico, «totalizador», de<br />

Ia <strong>cultura</strong>. Lo único que hace es invertir Ia evaluación de Ia coexistência<br />

de muchas «totalidades» en un mismo dominio político<br />

y defiende su continuación forzosa allí donde ei proyecto de<br />

Ia <strong>cultura</strong> nacional preconizaba su disolución igualmente forzada<br />

en un único sistema <strong>cultura</strong>l nacional.<br />

No han faltado razones para sospechar de Ias ambiciones<br />

<strong>cultura</strong>les dei Estado-nación y para Ia perdida de fé en Ias promesas<br />

estatales de una identidad significativa y bien fundamentada.<br />

<strong>La</strong> <strong>cultura</strong> nacional promovida por ei Estado ha resultado<br />

ser una débil protección contra Ia comercialización de<br />

los bienes <strong>cultura</strong>les y contra Ia erosión de todo valor, con Ia<br />

excepción dei poder de Ia seducción, Ia competitividad y Ia rentabilidad.<br />

Luego, en ei pavimento en ei que parecían fuertemente<br />

andadas senales y mojones, hoy proliferan los agujeros y<br />

socavones. Y se hallan ampliamente difundidos un miedo y un<br />

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