Zygmunt Bauman La cultura como praxis
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76 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />
lismo», ai menos en algunas de sus versiones, puede ser una<br />
fuerza unificadora e integradora, «inclusiva», ei «multicomunitarismo»<br />
no ofrece semejante oportunidad. Este es un factor<br />
divisor, «exclusivista» por naturaleza, con intereses creados en<br />
Ia quiebra de Ia comunicación. No puede generar sino intolerância<br />
y separación <strong>cultura</strong>l y social.<br />
Si ei multi<strong>cultura</strong>lismo, a pesar de elevar Ia diversificación<br />
<strong>cultura</strong>l ai rango de valor supremo, acredita con una validez potencialmente<br />
universal a todas Ias variedades <strong>cultura</strong>les, ei multicomunitarismo<br />
prospera sobre Ia peculiaridad y Ia imposibilidad<br />
de traducir Ias formas <strong>cultura</strong>les. Para ei primero, Ia diversidad<br />
<strong>cultura</strong>l es universalmente enriquecedora; para ei segundo, los<br />
valores universales empobrecen Ias identidades. No hay diálogo<br />
entre ambos programas, no se hablan realmente ei uno ai otro.<br />
Uno se pregunta hasta quê punto ei debate es un callejón<br />
sin salída, ai cual, tarde o temprano, puede conducir Ia visión<br />
sistêmica, «totalista», de Ia <strong>cultura</strong> en una sociedad pluralista y<br />
diversificada, dei tipo posmoderno o tardomoderno. Uno se<br />
pregunta también si se puede hacer algún progreso en Ia resolución<br />
de Ias diferencias si ambos programas se continúan aferrando<br />
a dicha concepción, en Ia que no dejan de estar de acuerdo,<br />
tácita o expresamente.<br />
Los programas multi<strong>cultura</strong>l y multicomunitario son dos estratégias<br />
diferentes que pretenden abordar una situación sobre<br />
Ia que han establecido un idêntico diagnóstico: Ia copresencia de<br />
muchas <strong>cultura</strong>s en ei seno de una misma sociedad. Sin embargo,<br />
parece ser que, para empezar, dicha diagnosis es falsa. El factor<br />
más prominente de Ia vida contemporânea es Ia variedad <strong>cultura</strong>l<br />
de Ias sociedades, más que Ia variedad de <strong>cultura</strong>s en Ia sociedad:<br />
aceptar o rechazar una forma <strong>cultura</strong>l no es más que un trato<br />
puntual, no requiere aceptar o rechazar todo ei inventario<br />
existente ni implica una «conversión <strong>cultura</strong>l». Y tal vez siempre<br />
haya sido así. Pero incluso si, en algún momento, Ias <strong>cultura</strong>s<br />
fueron sistemas completos en ei que cada unidad era crucial e<br />
INTRODUCCIÓN 77<br />
• jlspensable para Ia supervivencia de todas Ias otras, es casi seguro<br />
que Io han dejado de ser. <strong>La</strong> fragmentación ha afectado a<br />
todos los campos de Ia vida y Ia <strong>cultura</strong> no es una excepción.<br />
En un ensayo con ei sintomático título de «Who Needs<br />
Identity?» [