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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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304 LA CULTURA COMO PRAXIS<br />

perdido su atractivo por efecto de alguna oscilación reciente de<br />

la moda; lo que ha pasado y está pasando en este caso, <strong>como</strong> en<br />

todos aquellos en los que signos específicos pierden su poder<br />

significativo, es que se está desplazando la propia frontera. Así<br />

pues, aunque los signos no han dejado de existir en un sentido<br />

físico, ya no son mojones fronterizos, y su desordenado tambaleo,<br />

sus vagabundeos, ya no producen «viscosidad» en las zonas<br />

invadidas.<br />

3. <strong>La</strong> última dimensión que queremos comentar brevemente<br />

es la de la diferenciación entre individuos y grupos en el<br />

seno de un conjunto que se puede considerar razonablemente<br />

<strong>como</strong> una sola <strong>cultura</strong>. No hay uniformidad en el grado de tolerancia<br />

de la viscosidad definida <strong>cultura</strong>lmente. El problema<br />

de la respuesta a la viscosidad es paralelo a temas denominados<br />

diversamente, pero entendidos <strong>como</strong> respuestas a la incertidumbre<br />

o al sentimiento de inseguridad, cuestiones tales <strong>como</strong><br />

la acción bajo estrés o el impacto de las expectativas frustradas.<br />

Se ha escrito mucho sobre estos temas y, entre los psicólogos,<br />

existe un consenso bastante amplio acerca de que tanto las variables<br />

individuales (biografía personal con particular incidencia<br />

en las experiencias prenatal e infantil, variaciones genotípicas,<br />

etc.) <strong>como</strong> las grupales (frecuencia y cantidad de la interacción,<br />

información accesible, relaciones de dominancia, etc.) modifican<br />

la conducta humana en los campos temáticos mencionados,<br />

pero existe mucho menos acuerdo sobre el volumen o el<br />

mecanismo de la intervención. De todas maneras, se acepta<br />

generalmente que la tolerancia a las relaciones de ambigüedad<br />

está inversamente relacionada con la inseguridad personal<br />

y colectiva, aunque también se pueden acumular evidencias<br />

igualmente difundidas que apoyan la tesis de que existe una íntima<br />

conexión entre la inseguridad y la creatividad, lo que presagia<br />

obviamente una falta de respeto por las divisiones tradicionalmente<br />

santificadas. Dudo que el progreso de nuestro<br />

conocimiento fiable sobre el tema desde 1954 haya dejado ob-<br />

1<br />

LA CULTURA COMO PRAXIS 305<br />

soleta la conclusión de Gordon W. Allport según la cual en<br />

todos los casos que muestran una condensación concreta de<br />

intolerancia de la ambigüedad «sólo se puede obtener una<br />

óptima comprensión del problema conociendo el contexto<br />

histórico concreto del caso en cuestión», 73 lo que significa<br />

apelar a la <strong>praxis</strong>. En vista de la conspicua falta de conclusiones<br />

de los hallazgos psicológicos, lo que sigue se debe tomar<br />

más <strong>como</strong> intentos exploratorios que <strong>como</strong> una hipótesis articulada.<br />

Si no se ha llegado a un consenso universal sobre el tema<br />

comentado, se podría deber a una confusión, presente en<br />

muchos estudios sobre las respuestas a la ambigüedad, pero<br />

frecuentemente ignorada. Dado que, por razones obvias, la<br />

visión de todo investigador se restringe a una clase de ambigüedad,<br />

por general que sea, lo que se toma por actitud tolerante<br />

hacia la ambigüedad <strong>como</strong> tal puede ser simplemente el<br />

testimonio de un cambio temático en la sensibilidad hacia lo<br />

viscoso. Puede ser que, por alguna razón, todo el esfuerzo de<br />

ordenación del universo, individual o colectivo, se condense<br />

en uno o en un puñado de distinciones, en discordancia con la<br />

actitud típica de su más amplio vecindario social; y sin duda<br />

esas razones son buenas, ya que la preservación de esas distinciones,<br />

y sólo de ellas, puede decidir todo el resultado de la<br />

<strong>praxis</strong> colectiva (puede, por ejemplo, asegurar al grupo la búsqueda<br />

de lugares en la estructura social susceptibles de actuar<br />

<strong>como</strong> puntos focales de la cosmovisión). Es dudoso que se<br />

pueda clasificar a individuos, grupos o categorías según la intensidad<br />

global de su sensibilidad ante todo tipo de ambigüedades,<br />

sin tener en cuenta las diferencias de estas últimas. Parece<br />

más bien que, en función de las peculiaridades de la<br />

<strong>praxis</strong> grupal de las idiosincrasias individuales, los focos de ambigüedad<br />

experimentados más intensamente o los tipos de viscosidad<br />

más obsesivamente temidos se localizan de forma diferenciada.

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