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Zygmunt Bauman La cultura como praxis

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226 LA CULTURA COMO PRAXIS LA CULTURA COMO ESTRUCTURA 227<br />

dad humana se inspira en gran medida en la demanda de nuevos<br />

signos con los que reemplazar a los viejos, desgastados<br />

por su uso frecuente, ésa no es su única causa. Debido a su<br />

carácter, al menos parcialmente espontáneo y no motivado, la<br />

creatividad humana genera productos <strong>cultura</strong>les en un número<br />

que excede la demanda semiótica real. Estos elementos sobrantes<br />

son signos potenciales, que por el momento no se<br />

«conmutan» con ninguna distinción real en la estructura de la<br />

realidad humana. En tercer lugar, está el tremendo papel que<br />

desempeña la tradición, a través de retrasos y suspensiones<br />

del «olvido» <strong>cultura</strong>l. El desarrollo de toda <strong>cultura</strong> consiste<br />

tanto en inventar nuevos elementos <strong>como</strong> en olvidar selectivamente<br />

los viejos, particularmente aquellos que, con el curso<br />

del tiempo, han ido perdiendo su significado original sin<br />

encontrar una nueva función semiótica y persisten <strong>como</strong> reliquias<br />

del pasado, inexplicables y sin sentido. Sin embargo, algunos<br />

elementos se niegan a desaparecer aun mucho después<br />

de despojarse de significado. Al sobrevivir en ocasiones simplemente<br />

por la desincronización entre los cambios del sistema<br />

y las instituciones socializantes, esos elementos persistentes<br />

desafían la creencia funcionalista en la utilidad universal<br />

de toda cosa real y nutren el mito durkheimiano del alma colectiva.<br />

Brevemente, no todos los elementos de una realidad <strong>cultura</strong>l<br />

empírica son explicables con referencia a su rol semiótico.<br />

De nuevo, lo que se puede decir acerca de una <strong>cultura</strong> desde el<br />

punto de vista semiótico no agota la riqueza de su existencia<br />

empírica.<br />

3. Otra conclusión extraída de la naturaleza comunicativa<br />

del lenguaje es que los actos del habla se pueden definir <strong>como</strong><br />

acontecimientos que surgen de una intención de transmitir un<br />

mensaje. El equipo de lingüistas franceses dirigido por André<br />

Martinet fue lo suficientemente lejos <strong>como</strong> para definir el lenguaje<br />

<strong>como</strong> uno de esos «tipos de fenómenos sociales muy am-<br />

plios, y hasta ahora no muy bien delimitados, que se definen a<br />

través de la intención de comunicar, que se puede comprobar<br />

mediante criterios conductuales». Aunque esta afirmación sugiere<br />

que, según la opinión de los autores, la intención de comunicar<br />

no es exclusiva del lenguaje, otra oración testifica lo<br />

contrario: «Antes de que se decida que el arte es un lenguaje,<br />

resulta razonable investigar cuidadosamente si el artista ha<br />

buscado en primer lugar comunicarse o, simplemente, expresarse<br />

a sí mismo». 56 <strong>La</strong> idea de la intención de comunicarse <strong>como</strong><br />

la característica definitoria de los fenómenos lingüísticos<br />

se halla tan profundamente afianzada en las mentes de los estudiosos<br />

que Lévi-Strauss, al tratar de exponer originalmente<br />

la naturaleza lingüística del sistema de parentesco, pareció<br />

asumir que todo el sistema era un intento, con su propia forma<br />

simbólica, de transmitir mujeres o de intercambiarlas entre<br />

hombres. 57<br />

Ahora bien, parece dudoso que la función comunicativa<br />

sea la más general, a la cual se subordinarían o con la cual establecerían<br />

una relación de particularidad el resto de funciones<br />

más especificas que se pueden llevar a cabo en la sociedad humana.<br />

Podría ser, pero sólo si hubiésemos definido la comunicación<br />

más dentro del espíritu de la moderna teoría de sistemas<br />

que en la tradición del «intercambio», «del pasar algo a alguien<br />

a través de alguien». <strong>La</strong> teoría moderna de sistemas relaciona la<br />

noción de comunicación con los conceptos de «dependencia»,<br />

«orden», «organización». A su vez, estos conceptos se definen<br />

<strong>como</strong> una especie de limitación impuesta sobre el espacio de<br />

eventos, de otro modo ilimitado (léase caótico y desorganizado).<br />

58 Dos elementos pertenecen al mismo sistema, es decir, se<br />

comunican, si no todos los estados hipotéticos del primero resultan<br />

posibles mientras que el segundo permanece, a su vez,<br />

en un estado determinado. En un lenguaje más descriptivo, podemos<br />

decir que un elemento «influye» en los valores que el<br />

otro puede asumir.

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