13.06.2013 Views

el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

precedencia d<strong>el</strong> orgasmo de su hermano: “Sus instintos viriles retrocedieron, como retrocede o<br />

resbala un potro desbocado, al borde de un precipicio. Mas eso duró un segundo. El animal caído<br />

volvió a pararse y, desatentado y ciego, siguió su camino” (107). 106<br />

Las dos violaciones, la de la chichera y la de la criada, alegorizan la fundación violenta<br />

establecida sobre una base que conjuga la funcionalidad cohesiva de fuerzas de opresión −las<br />

coloniales y las neocoloniales−, sobre la destrucción de los estratos que la padecen. Más que un<br />

pacto de grupos –la conciliación de la pareja d<strong>el</strong> romance fundacional–, la metáfora aquí es la<br />

opuesta, la d<strong>el</strong> fracaso, la de la conciliación imposibilitada. Las mujeres son violadas por una<br />

fuerza uniforme, que aplana y concilia, en su anomalía plural, los agentes agresores. Los<br />

hermanos, una vez consumado <strong>el</strong> doble acto sexual, superan los c<strong>el</strong>os entre <strong>el</strong>los, identificados<br />

en su comportamiento. La continuidad se expresa incluso en lo biológico, en cuanto se sabe que<br />

Laura ya estaba preñada de dos padres, y paradójicamente de ninguno: “Un hijo tiene siempre un<br />

solo padre”. Es decir, es <strong>el</strong> producto de la indistinción, y por tanto de la no responsabilidad de los<br />

participantes, su excusa, su canc<strong>el</strong>ación. Una vez más, <strong>el</strong> cuerpo de la mujer es <strong>el</strong> mortero donde<br />

se resu<strong>el</strong>ven las diferencias entre los “inversores”, donde se da <strong>el</strong> término de una equivalencia<br />

ideal: “¿Cómo iba a saber cuál de los dos Marino era <strong>el</strong> padre de su hijo? Ahora mismo, en ese<br />

momento, <strong>el</strong>la sentía oscuramente gravitar y agitarse en sus entrañas de mujer las dos sangres de<br />

esos hombres, confundidas e indistintas. ¿Cómo diferenciarlas?” (110).<br />

Laura, al igual que Graci<strong>el</strong>a, es indirecta y moralmente responsabilizada de su destino,<br />

por aceptar sin reb<strong>el</strong>ión r<strong>el</strong>aciones sexuales con sus opresores, descrito como un mecanismo de<br />

superación que nunca funciona, y que genera su propia decadencia: “había adquirido muchos<br />

106 Aunque no deja de ser posible cierto moralismo sexual en <strong>el</strong> Vallejo revolucionario, es absurdo ver este cuadro<br />

de violencia y de abuso como un prurito r<strong>el</strong>igioso que remita a la infancia d<strong>el</strong> autor, tal y como pretende López<br />

Alfonso: “… <strong>el</strong> cronista exhibe toda su faz de moralista con sotana…” (160)<br />

132

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!