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el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

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de crearse una patria libre sobre aqu<strong>el</strong>la ‘tierra de horizontes abiertos, donde una<br />

raza buena, ama, sufre y espera!...’ (202, énf. nuestro).<br />

Por último, hay una tercera posición que se construye como negación de las dos<br />

primeras, con un variado rango de disidentes más o menos vinculados a fuerzas populares, que<br />

van desde <strong>el</strong> antiimperialismo de Núñez, 169 pasando por <strong>el</strong> realismo crítico que ya venía<br />

haciendo Pocaterra, desde mucho antes, y las diatribas antidictatoriales de Blanco Fombona, para<br />

llegar a <strong>narrativas</strong> que rozan lo testimonial, como la de Migu<strong>el</strong> Otero Silva y, quizás, la de<br />

Antonio Arráiz. Núñez se destaca en <strong>el</strong> conjunto en cuanto construye una obra que tematiza y<br />

opone, precisamente, este alejamiento d<strong>el</strong> reformismo, evidente de las otras corrientes. Unos<br />

comentarios d<strong>el</strong> autor dieron cuenta posterior de su intención:<br />

También Cubagua fue un intento de liberación. Hacía tiempo deseaba escribir un<br />

libro sin pretensiones, donde los reformistas no tuviesen puesto señalado, como lo<br />

tenían en la mayor parte de las nov<strong>el</strong>as venezolanas escritas hasta entonces, o no<br />

hubiese pesados monólogos de sociología barata, o discursos de reformistas, <strong>el</strong><br />

169 Enrique Bernardo Núñez nació en Valencia, en 1895. Escribió dos nov<strong>el</strong>as previas a Cubagua, algunos cuentos e<br />

historias largas. Su primera nov<strong>el</strong>a, Sol interior, publicada en 1918, es de trama intimista y lenguaje<br />

tardomodernista, entonces y todavía unánimente repudiada por la crítica. La segunda, Después de Ayacucho, de<br />

1920, ha tenido una recepción variable. Luego de haber sido vista por años como obra decadente, Osorio la<br />

considera “un hito en la ruptura con <strong>el</strong> abigarrado descriptivismo ambiental con que solían adquirir patente de<br />

‘estilistas’ los narradores de aqu<strong>el</strong> entonces” (La formación de la vanguardia 135-6). Más ad<strong>el</strong>ante, apoyándose en<br />

una intuición de Ratcliff, Lasarte afirma que “es la primera nov<strong>el</strong>a que intenta romper, mediante la parodia, la ironía<br />

y <strong>el</strong> distanciamiento, con los códigos narrativos característicos de la nov<strong>el</strong>a criollista o esteticista desarrollada<br />

durante <strong>el</strong> modernismo” (Sobre literatura venezolana, 99-100). No es <strong>el</strong> lugar, pero creemos que esta nov<strong>el</strong>a da para<br />

una lectura aún más provechosa. En 1931, año que se edita Cubagua en París, Núñez publica también su Don Pablos<br />

en América, tres r<strong>el</strong>atos que son una suerte de Trois contes, alla Flaubert, los que sorprendentemente no han sido<br />

recogidos por la historia literaria ni siquiera d<strong>el</strong> país, no obstante sus cualidades llamativamente magistrales, en<br />

particular, su “Martín Tinajero”. En 1938, publicó <strong>el</strong> mismo autor su última nov<strong>el</strong>a, en Bélgica, La galera de<br />

Tiberio, escrita entre 1931 y 1932. Aunque Núñez pretendía que apareciera a la par de Cubagua, más bien la hizo<br />

desaparecer, cuando <strong>el</strong> mismo autor lanzó toda la edición al río Hudson. No sería reeditada sino hasta 1967. Guarda<br />

con Cubagua muchas r<strong>el</strong>aciones formales, conceptuales y estéticas. Araujo ha señalado que en <strong>el</strong>la se da una<br />

pr<strong>of</strong>undización d<strong>el</strong> antiimperialismo d<strong>el</strong> autor y de su evidente compromiso político, a costa de sus valores literarios<br />

(Narrativa venezolana 116). Núñez realizó una extensa labor periodística durante toda su vida, que ha sido recogida<br />

en libros diversos, y fue cronista de Caracas hasta su muerte. Su interés por la historia recorre toda su obra. Publicó<br />

ensayos biografías sobre personajes como Cipriano Castro, El hombre de la levita gris, así como sobre Francisco<br />

Miranda, Andrés B<strong>el</strong>lo, Fermín Toro y Arístides Rojas. Ejerció cargos diplomáticos, lo que puede ser r<strong>el</strong>acionado<br />

con sus trabajos sobre la disputa fronteriza con Guyana. Murió en Caracas en 1964.<br />

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