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el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

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nov<strong>el</strong>a histórica, nov<strong>el</strong>a de extraño t<strong>el</strong>urismo, quizás antinov<strong>el</strong>a, como <strong>el</strong> mismo Núñez pensó: 186<br />

“Estoy lejos de creer que ‘Cubagua’ es una nov<strong>el</strong>a propiamente dicha −afirmó casi treinta años<br />

más tarde−, aunque este género admite hoy las formas más diversas” (“Algo sobre Cubagua”, El<br />

Nacional, 13.12.1959, en Bajo <strong>el</strong> samán 106).<br />

Una de las cosas que primero llama la atención de la inquieta r<strong>el</strong>ación de la nov<strong>el</strong>a con la<br />

historia es la utilización de diversos conceptos de historia, solapados o concéntricos, que<br />

implican a su vez conceptos distintos d<strong>el</strong> tiempo. Uno, es <strong>el</strong> que parece comprender “las cosas”<br />

de la historia, que se presenta y representa en sentido literal de los hechos d<strong>el</strong> pasado, que sería la<br />

historia artificial, de tiempo lineal y t<strong>el</strong>eológico. A éste, Núñez le agrega la experiencia indígena<br />

no escrita pero vista como un todo, y contrastarla con una historia natural, una historia anterior.<br />

Es una idea que puede ser rescatada en <strong>el</strong> mismo Marx, de la historia como parte de una historia<br />

natural mayor. Entonces, la naturaleza no es vista como <strong>el</strong> opuesto de cultura-civilización<br />

(Gallegos como consecuencia última), sino como posibilidad de una historia alternativa,<br />

armónica, posible de descifrarse en <strong>el</strong>la misma, y que le daría sentido al conjunto. De este modo,<br />

los dos momentos presentados como civilizatorios de la historia artificial, los siglos XVI y XX,<br />

representados a la vez en las dos ciudades –la Nueva Cádiz de Cubagua, ciudad símbolo como<br />

lugar d<strong>el</strong> pasado, y La Asunción, ciudad de la realidad y de la escritura–, están sobre <strong>el</strong> plano de<br />

atemporalidad y no-lugar que representa Vocchi, como momento de transformación de la<br />

186 A diferencia de quienes, como Schulmann, han <strong>of</strong>recido una alternativa historiográfica al ver la vanguardia como<br />

una extensión d<strong>el</strong> modernismo, es decir, una visión en la que privan más sus continuidades que sus diferencias, o la<br />

de Lasarte que interpone un postmodernismo con características suficientes para ser considerado por sí mismo ni<br />

modernismo ni vanguardia, aquí vemos una obra que rompe todos los esquemas, que es a la vez lo uno y lo otro, y<br />

ninguno de <strong>el</strong>los. Es decir, una obra lo suficientemente sugerente desde lo estético, rev<strong>el</strong>adora de muchas de las<br />

nuevas inquietudes <strong>narrativas</strong>, que completa un proceso que viene de sus obras anteriores, y está en r<strong>el</strong>ación también<br />

con sus trabajos no estrictamente ficcionales, pero que no puede ser ordenada de manera satisfactoria. En sí misma<br />

es un cuestionamiento a la historiografía.<br />

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