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el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

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al primero, conflictivamente, d<strong>el</strong> lado de la otra vanguardia, la pro-europea, 52 en la que “subyace<br />

la aprobación d<strong>el</strong> sistema literario europeo, su axiología y hasta <strong>el</strong> público que lo integra” (227).<br />

En cambio, de Vallejo:<br />

Todavía Mariátegui lo veía como un regionalista, en esa superposición de los dos<br />

debates a que aludimos [<strong>el</strong> externo y <strong>el</strong> interno], cuando ya él era un vanguardista<br />

puesto a la reconstrucción d<strong>el</strong> sistema literario propio, lo que le significó recoger<br />

a brazadas los comportamientos lingüísticos locales, los mitos individuales y<br />

sociales, las intuiciones d<strong>el</strong> último Darío, creando así una mutación que se ejercía<br />

dentro de la estructura de la lengua, tanto la literaria como la hablada, que se<br />

había desarrollado en <strong>el</strong> continente [...] (ibíd. 229)<br />

Rama ap<strong>el</strong>aba al concepto de “sistema literario latinoamericano”, único y común,<br />

constituido como propio desde 1910 (ibíd. 224), que sería lo que subsumiría tanto la<br />

multiplicidad de diferencias, como la continuidad de lo regional-tradicional. Así, <strong>el</strong> sistema<br />

apunta a una “renovación de formas literarias para ajustarlas a la nueva realidad” –de sentido<br />

transculturador en cuanto la renovación está ligada a <strong>el</strong>ementos que vienen d<strong>el</strong> afuera d<strong>el</strong><br />

sistema–, y un desarrollo “que asegurara la comunicación presente con un público [...] y por lo<br />

mismo estableciera la continuidad literaria” (ibíd. 230). Entonces, <strong>el</strong> concepto de sistema<br />

literario busca mantener un cierto <strong>el</strong>án creativo frente a un hecho complejo y heterogéneo, en<br />

comunicación con su público, que no es otro, en <strong>el</strong> caso de las vanguardias, que <strong>el</strong> representado<br />

fundamentalmente en <strong>el</strong> nuevo conglomerado urbano.<br />

52 Confundiendo, al parecer voluntariamente, las probables aspiraciones de algunos vanguardistas con <strong>el</strong> fenómeno<br />

en sí, además de darle al desarrollo europeo la potestad de reconocimiento que critica en la actitud misma de<br />

Carpentier, Rama afirmó con ironía: “Los latinoamericanos compartieron la vanguardia d<strong>el</strong> ‘ombligo d<strong>el</strong> mundo’<br />

pero nunca fueron sus protagonistas. En <strong>el</strong> mejor de los casos, actores de tercera fila que entran a escena con una<br />

tarjeta sobre la bandeja; en <strong>el</strong> peor, meros espectadores que rondaban la Closerie de Lilas y compraban<br />

puntualmente las pequeñas revistas […] Ese tácito rechazo que experimentaron y que corresponde al eurocentrismo<br />

cuando todavía sus escritores no se habían desperdigado por <strong>el</strong> mundo […] pero más que nada la experiencia de la<br />

otredad que padecieron al contacto de la estructura cultural vanguardista en que aspiraban a trasfundirse, explica lo<br />

que todos los latinoamericanos, unánimemente, encontraron en <strong>el</strong> París de los años veinte y treinta: su lejana<br />

América Latina”. (“Las dos vanguardias” 219)<br />

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