13.06.2013 Views

el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Leiziaga debe estar loco o, como ya había dicho, era “un monstruo disparatero” (58). En primera<br />

instancia, <strong>el</strong>los son los lectores representados (la Venezu<strong>el</strong>a de entonces, la literatura como<br />

institución que excluye la nov<strong>el</strong>a, es decir, <strong>el</strong> canon) de un Leiziaga-autor, que necesitando<br />

comunicar su experiencia es rechazado, repudiado y criticado. Pero Mendoza se roba su<br />

manuscrito (su argumento o fragmentos de él, un borrador quizás) –repitiendo <strong>el</strong> acto de<br />

Leiziaga-Lampugnano con las perlas– para convertirlo en una fantasiosa crónica periodística,<br />

convirtiéndose de manera irónica y paródica en un álter ego negativo d<strong>el</strong> mismo Núñez-<br />

periodista. El “éxito inexplicable” d<strong>el</strong> artículo de Mendoza, “Los fantasmas de Cubagua”, es <strong>el</strong><br />

metatexto opuesto de la propia nov<strong>el</strong>a, en un juego que advierte ya allí la posibilidad de su<br />

fracaso ante los lectores. 231<br />

De esta manera, Núñez culpabiliza la literatura que construye por ser parte d<strong>el</strong> proyecto<br />

explotador que pone al descubierto. La nov<strong>el</strong>a, la literatura, lo racional-int<strong>el</strong>ectual, la misma<br />

Cubagua, quedan imposibilitadas para representar <strong>el</strong> mundo, para <strong>of</strong>recer una experiencia<br />

apropiable de <strong>el</strong>la, si bien es experiencia su lectura misma como fracaso. De allí <strong>el</strong> exceso de<br />

significado y de su escritura expresan la incapacidad de narrar la nación, y esta incapacidad es<br />

parte de esa misma denuncia. Quizás pudiera ser vista como la imposibilidad misma de nov<strong>el</strong>ar<br />

en conciliación (un Finneganswake latinoamericano). Habría que recordar que luego de la La<br />

galera de Tiberio, Núñez abandona <strong>el</strong> género.<br />

Como se ve, la postulación temporal, los personajes, la estructura formal de la nov<strong>el</strong>a<br />

coinciden en la fragua de un lenguaje radicalmente simbólico, en un evidente esfuerzo de<br />

231 Este terreno móvil entre ficción y autobiografía parece recorrer oscuramente la obra de Núñez. Desde <strong>el</strong> prólogo<br />

de Después de Ayacucho hasta <strong>el</strong> de La galera de Tiberio, parece anticipar los problemas que él mismo iba<br />

creándole a sus propias obras. Así se suceden <strong>el</strong> rechazo de Sol interior en <strong>el</strong> prólogo de Después de Ayacucho, la<br />

corrección incesante de Cubagua y la destructora de La galera de Tiberio (según Miliani, quien la reedita en Cuba),<br />

o a lo que aquí nos referimos, <strong>el</strong> fracaso al que se apunta por negación al éxito que hubiera tenido una escritura<br />

equivalente a la de un Mendoza “positivista y racional”.<br />

276

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!