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el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

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acionalidad positivista; es decir, una común crítica d<strong>el</strong> presente, visto como decadencia<br />

cambalachesca o apocalipsis [...]” (Juego y nación 24).<br />

La efectividad de estas ideas es puesta en juego en la evolución d<strong>el</strong> joven ingeniero,<br />

quien comienza con plena agencia de sus cometidos personales, como representante d<strong>el</strong> Estado<br />

centralizado, pero cae en manos de los personajes populares, en particular, por <strong>el</strong> misterio de fray<br />

Dionisio y la atracción sexual de Nila. El primero es una suerte de misionero asimilado (tiene un<br />

diente de caimán en <strong>el</strong> rosario), extraña combinación d<strong>el</strong> Padre de las Casas (quien, sin embargo,<br />

era dominico, mientras éste es franciscano, como la capilla de Núñez) y de los viajeros<br />

coloniales, 198 mediador de pueblos, él es <strong>el</strong> verdadero faraute (como se llama <strong>el</strong> último capítulo y<br />

uno de los barcos que van a la Cubagua-isla), a la vez traductor y mensajero de culturas y<br />

conocimientos, pero también figura d<strong>el</strong> testigo, d<strong>el</strong> que ve, puede y sabe narrar. Nila, en cambio,<br />

está llena de otro tipo de misterios, como se verá más ad<strong>el</strong>ante en su construcción simbólica,<br />

pero <strong>el</strong>la es lo impenetrable, lo no capturable, es <strong>el</strong> objeto d<strong>el</strong> deseo, siempre inalcanzable de la<br />

nov<strong>el</strong>a.<br />

Los diálogos entre Leiziaga y fray Dionisio son centrales en <strong>el</strong> desenvolvimiento de la<br />

trama. El primero, como un colonizador moderno, persigue las hu<strong>el</strong>las de petróleo en <strong>el</strong> agua d<strong>el</strong><br />

mar, que son también las hu<strong>el</strong>las de tiempos antiguos, pues era recogido por los indígenas como<br />

recurso medicinal y enviado a Europa ya desde <strong>el</strong> mismo siglo XVI. El interés por <strong>el</strong> petróleo<br />

también flota en sus palabras, como en toda la narración: “[...] sus palabras forman círculos en <strong>el</strong><br />

silencio” (44). Para evitar las consejas d<strong>el</strong> fraile, le dice: “El pasado, siempre <strong>el</strong> pasado. Pero, ¿es<br />

que no se puede huir de él? Sería mejor que hablásemos ahora d<strong>el</strong> petróleo” (23). Leiziaga<br />

imagina la isla transformándose en un campo petrolero (la modernidad petrolera que comenzaba<br />

198 El viaje de Humboldt y Bompland es evocado en <strong>el</strong> texto, sin nombrarlos, en particular, al referirse al convento<br />

de Caripe (23) y al <strong>el</strong>ixir de Atabapo; mientras que <strong>el</strong> mismo fray Dionisio cita <strong>el</strong> viaje de Depons a Cubagua (24).<br />

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