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el ...narrativas contaminadas - D-Scholarship@Pitt - University of ...

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en algunas ciudades venezolanas), pero mezclándola con la primera época colonial, poblándola<br />

de esclavos africanos. 199 Núñez lo presenta gracias un hábil manejo d<strong>el</strong> lenguaje, en una<br />

sucesión de tomas con imágenes visuales casi cinematográficas, ap<strong>el</strong>ando al montaje, pero<br />

también al bricolage (<strong>el</strong> letrero que evoca la muerte, por ejemplo), efecto estilístico con <strong>el</strong> que<br />

había alcanzado ya resultados notables en los pasajes bélicos de Después de Ayacucho. 200 Se<br />

cifra aquí <strong>el</strong> encuentro de los extremos temporales narrados, todo en presente y sin solución de<br />

continuidad entre <strong>el</strong> siglo XVI y los años veinte:<br />

Las expediciones vu<strong>el</strong>ven a poblar las costas. Se tiene permiso para introducir<br />

centenares de negros y taladrar a Cubagua. Indios, europeos, criollos, vendedores<br />

de toda especia se hacinan en viviendas estrechas. Traen un cine. Se <strong>el</strong>evan torres<br />

de acero. Depósitos grises y bares con anuncios luminosos. También se lee en una<br />

tabla: “Aquí se hacen féretros”. Los negros llegan bajo contrato. Los mu<strong>el</strong>les<br />

están llenos de tanques. Los buques rápidos con sus penachos de humo recuerdan<br />

las v<strong>el</strong>as de las naos. (38)<br />

En un texto paral<strong>el</strong>o (pero posterior en <strong>el</strong> plot), <strong>el</strong> conde Lampugnano llega a la isla con<br />

una máquina para explotar las perlas por concesión real, la que le permitiría una suerte de pesca<br />

199 Esta ilusión de Leiziaga puede hacer referencia a la llegada de miles de trabajadores petroleros negros de Las<br />

Antillas. Su condición de extranjeros los debilitaba, haciéndolos temer más las consecuencias de las acciones<br />

sindicales, pero también, al hablar inglés, se identificaban y acercaban más fácilmente a los “patrones” extranjeros<br />

que a sus compañeros. Esto generó enfrentamientos con los trabajadores nacionales, pero no de orden racial, sino<br />

propiamente laboral. Algunos de estos antillanos, al parecer, sabotearon los primeros intentos de hu<strong>el</strong>gas (Berquist<br />

264 et passim).<br />

200 Hay que emprender no sólo la lectura comparativa de Las lanzas coloradas con Cubagua, como muy parcialmente<br />

hacemos aquí, sino con Después de Ayacucho, anterior en once años, con la que tiene notables parecidos. Los<br />

equivalentes entre las aspiraciones de ascenso de sus respectivos antihéroes, la presencia de una pareja central de<br />

hermanos, cuyo origen genealógico (en su construcción nov<strong>el</strong>esca y referencial) los lleva a la Colonia, <strong>el</strong> escenario<br />

en las haciendas de Aragua, la guerra entendida como incendio, la arbitrariedad ideológica de los bandos, en<br />

particular, en sus estratos sociales más bajos, etc. Hablamos, entonces, de una influencia fuerte jamás reconocida ni<br />

discutida, ni por los autores ni por los críticos. Sin embargo, <strong>el</strong> tono paródico de Núñez y <strong>el</strong> apocalíptico de Uslar<br />

son pr<strong>of</strong>undamente distintos, puntos de vista autorales contrarios, en particular, en su metáfora histórica hacia <strong>el</strong><br />

presente, <strong>el</strong> de la dictadura de Juan Vicente Gómez. El primero, desmonta la factura d<strong>el</strong> caudillo y lo hace producto<br />

de la pérdida de valores, y allí se queda; <strong>el</strong> segundo, lo insinúa como necesidad ante <strong>el</strong> caos que la inestabilidad<br />

instaura, y expresa las consecuencias mismas de este caos (¿<strong>el</strong> postgomecismo visto en 1928?) −no obstante la<br />

lectura opuesta que hace Niemeyer (336)−.<br />

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