Periodoncia.Eley.6a.Ed
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96 <strong>Periodoncia</strong><br />
osteoclastos que intervienen en la destrucción patológica de la matriz mineralizada<br />
pueden tener alterada su actividad metabólica durante la enfermedad<br />
activa después de la estimulación producida por los factores bacterianos y<br />
mediadores inflamatorios como las prostaglandinas e IL-1, liberadas por los<br />
fibroblastos gingivales y monocitos circulantes (Hausmann, 1974; Reynolds<br />
et al., 1994). Se ha observado que los osteoclastos estimulados con hormona<br />
paratiroidea e IL-1 producen aniones superóxido (Garrett et al., 1990).<br />
Además la resorción ósea de los osteoclastos se inhibe mediante la acción de<br />
la superóxido dismutasa, una enzima que digiere superóxido.<br />
Los iones hidrógeno y/o las ROS crean un pH adecuado para la actividad<br />
enzimática de la cisteína proteinasa lisosómica que interviene en la primera<br />
fase de degradación de la matriz ósea desmineralizada. Esto implica la secreción<br />
de cisteína proteinasas ácidas, como las catepsinas B, L, N y K, que<br />
pueden degradar el colágeno y los proteoglucanos bajo estas condiciones<br />
(fig. 5.9). Sin embargo, también se ha demostrado que la degradación de la<br />
matriz ósea orgánica y desmineralizada por los osteoclastos puede incluir la<br />
producción, secreción y función de cisteína proteinasas y metaloproteinasas<br />
(Everts et al., 1992, 1994). Con el uso de un sistema de cultivo de tejido óseo,<br />
se demostró que, al añadirse por separado inhibidores de cisteína proteinasas<br />
o metaloproteinasas al sistema, se producía una desmineralización ósea, pero<br />
la matriz ósea orgánica restante no se degradaba. Por tanto, en la degradación<br />
de la matriz orgánica pueden intervenir tanto las cisteína proteinasas como<br />
las metaloproteinasas (fig. 5.9). Parece probable que las cisteína proteinasas<br />
se encarguen de la primera y más importante fase de la degradación ósea<br />
cuando el entorno en el interior del compartimento de resorción, bajo el<br />
borde plegado o borde en cepillo del osteoclasto, es ácido. Estas proteinasas<br />
parecen degradar los proteoglucanos de la matriz ósea y atacar las porciones<br />
terminales helicoidales y no helicoidales de las moléculas de colágeno.<br />
Además, a pH ácido, la función fundamental en la degradación de las proteínas<br />
óseas probablemente la lleva a cabo la catepsina K (Dickinson, 2002),<br />
una cisteína proteinasa que presenta una elevada expresión en los osteoclastos<br />
y que puede cortar la región triple hélice de los colágenos naturales (v.<br />
más adelante). Además, las cisteína proteinasas también pueden funcionar<br />
para activar las proenzimas de las metaloproteinasas y, al aumentar el pH del<br />
entorno, las metaloproteinasas pueden volverse funcionales y atacar también<br />
la porción helicoidal de las moléculas de colágeno restantes.<br />
Función central de la catepsina K en la resorción ósea<br />
Se ha clonado el ADNc de una cisteína proteinasa aparentemente nueva, proveniente<br />
de conejo y de humano, a partir de una biblioteca de ADNc de osteoclastos<br />
mediante detección sistemática diferencial (Inaoka et al., 1995; Drake<br />
et al., 1996). Se observó que una sección conocida como OC-2 codificaba<br />
esta proteinasa, que se llamó catepsina K. La proteína de conejo tenía 329<br />
residuos aminoácidos y mostró una homología del 94% con la proteína<br />
humana. También se ha observado que la catepsina K tiene una importante<br />
homología con los miembros de la superfamilia de la papaína cisteína proteinasas,<br />
que también incluyen las catepsinas B, L y S (Bossard et al., 1996;<br />
Dickinson, 2002). El ARNm de la catepsina K se expresa principalmente en<br />
los osteoclastos (Drake et al., 1996; Littlewood-Evans et al., 1997) y las células<br />
precursoras de los osteoclastos (James et al., 1996). También se ha observado<br />
en algunos condrocitos hipertróficos de los cartílagos de crecimiento<br />
(Rantakakko et al., 1996). Por tanto, se encuentra principalmente en los tejidos<br />
óseos y está ausente en la mayoría de los otros tejidos. Durante la embriogénesis<br />
en el ratón, el ARNm de esta proteinasa se expresó intensamente en<br />
los osteoclastos, preosteoclastos y células precursoras de los osteoclastos, en<br />
las zonas de remodelación de cartílago y hueso (Dodds et al., 1998).<br />
La catepsina K se segrega primero como proenzima y es activada mediante<br />
autocatálisis por la catepsina K activa y madura que se escinde de la presecuencia<br />
(McQueney et al., 1997; Delaissé et al., 2000; Dickinson, 2002).<br />
Los principales sustratos de la catepsina K parecen ser el colágeno y la<br />
osteonectina (Bossard et al., 1996). En este sentido, se ha observado que la<br />
catepsina K corta la región triple hélice de la molécula de colágeno natural<br />
tipo I y II, a pH 5–5,5 (Kafienah et al., 1998). Esta es una propiedad exclusiva<br />
de las cisteína proteinasas y las únicas otras enzimas que también poseen<br />
esta propiedad son las MMP. La catepsina K escinde el colágeno natural<br />
cerca del extremo N-terminal de la región triple hélice (Kafienah et al., 1998).<br />
Se cree que esta enzima tiene una función básica en la resorción ósea<br />
mediada por los osteoclastos (Inaoka et al., 1995; Sanishige et al., 1995;<br />
Bossard et al., 1996; Mano et al., 1996; Inui et al., 1997; Volta et al., 1997;<br />
Dodds et al., 1998; Lazner et al., 1999; Delaissé et al., 2000; Dickinson,<br />
2002). Parece que se encarga de la degradación de las proteínas óseas (especialmente<br />
del colágeno) en un entorno ácido bajo el borde plegado o en cepillo<br />
del osteoclasto (fig. 5.9).<br />
Su función fundamental en la resorción ósea se evidencia mediante diferentes<br />
pruebas (Lazner et al., 1999; Delaissé et al., 2000; Dickinson, 2002).<br />
Primero, los derivados de la vitamina A, como el ácido retinoico (AR), son<br />
mediadores en los pases clave del metabolismo de los vertebrados. Los<br />
receptores del AR se expresan sobre los osteoclastos y el AR estimula un<br />
aumento de la resorción en cultivos óseos dependiente de la dosis (Saneshige<br />
et al., 1995). Se ha demostrado que el AR regula la expresión de los genes de<br />
catepsina K/OC-2 a nivel de la transcripción en los osteoclastos maduros.<br />
Segundo, los osteoclastos también tienen un receptor de estrógenos, que disminuyen<br />
la resorción ósea de forma dependiente de la dosis. Esto parecen<br />
hacerlo por hiporregulación de la expresión del ARNm de catepsina K en los<br />
osteoclastos (Mano et al., 1996). Éste puede ser uno de los mecanismos subyacentes<br />
a los efectos protectores de los estrógenos en la osteoporosis.<br />
Tercero, se ha observado que la inserción de un oligonucleótido antisentido<br />
de catepsina K en los osteoclastos inhibió la resorción ósea (Inui et al., 1997).<br />
Cuarto, la aplicación de inhibidores del péptido aldehído de la catepsina K en<br />
cultivos óseos inhibió claramente la resorción ósea mediada por los osteoclastos<br />
(Votta et al., 1997). Por último, una mutación antisentido del gen de<br />
la catepsina K se presenta como un rasgo autosómico recesivo en humanos,<br />
y la enfermedad resultante se conoce como picnodisostosis (Johnson et al.,<br />
1996; Gelb et al., 1996a,b). Esta enfermedad se caracteriza por baja estatura,<br />
suturas craneales anchas y abiertas y aumento de la densidad y fragilidad<br />
ósea causadas por una remodelación ósea defectuosa. Parece que esta enfermedad<br />
está totalmente producida por la alteración del gen de la catepsina K.<br />
La IL-1a también es un potente activador de los osteoclastos, aunque se<br />
desconoce el mecanismo subyacente. Kamolmatyakul et al. (2004) demostraron<br />
que la IL-1a hiperregulaba cinco veces más la expresión de catepsina<br />
K. El análisis Northern blot y del promotor demostraron que esta inducción<br />
se producía en la transcripción, de forma dependiente de la dosis y del tiempo.<br />
Sin embargo, no se produjo un aumento de la expresión en presencia o de<br />
pirrolidina ditiocarbamato, un inhibidor selectivo del NF-kB, o de genisteína,<br />
un inhibidor de la tirosina cinasa, y esto indica que la hiperregulación<br />
de la catepsina K por la IL-1a puede producirse por la vía de la tirosina<br />
cinasa-NF-kB. Los oligonucleótidos antisentido de la subunidad p65 (no así<br />
los de la subunidad p50 del NF-kB) suprimieron la expresión de catepsina K<br />
inducida por la IL-1a. Por tanto, se concluyó que la IL-1a hiperregula la<br />
expresión del gen de la catepsina K en la transcripción, y que esta regulación<br />
puede producirse por la vía de la tirosina cinasa-NF-kB. Por tanto, existen<br />
pruebas más que suficientes sobre la función central de la catepsina K en la<br />
resorción ósea.<br />
Mogi y Otogoto (2007) observaron que las concentraciones de catepsina<br />
K y RANKL en el LCG in vivo aumentaban significativamente en pacientes<br />
con periodontitis, en comparación con sujetos control sanos. También hallaron<br />
una correlación positiva entre las concentraciones de catepsina K y de<br />
RANKL, lo que indica que ambos contribuyen a la destrucción ósea mediada<br />
por los osteoclastos en la enfermedad periodontal.<br />
Función de los mecanismos inmunitarios en la resorción ósea<br />
Las respuestas inmunitarias del huésped frente a los patógenos periodontales<br />
pueden contribuir a la destrucción de hueso alveolar en la periodontitis. Sin<br />
embargo, no está clara la función de los linfocitos B en la patogénesis de la<br />
pérdida ósea periodontal. Harada et al. (2006) examinaron el efecto de la<br />
transferencia adoptiva de células B específicas de antígeno provenientes del<br />
bazo del ratón en la resorción ósea periodontal experimental. Los ratones<br />
donantes se inmunizaron por vía intraperitoneal con A. actinomycetemcomitans