Periodoncia.Eley.6a.Ed
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Posible uso de antibióticos como auxiliares<br />
en el tratamiento de la periodontitis crónica<br />
Antibióticos y tratamiento periodontal<br />
Hasta recientemente había una justificable reserva en la profesión odontológica<br />
sobre el uso de antibióticos para tratar la enfermedad periodontal. Sin<br />
embargo, en los últimos años se ha producido un creciente interés por el uso<br />
de antibióticos para esta finalidad y se han publicado numerosos estudios<br />
clínicos sobre su utilización.<br />
Son varios los criterios que hay que tener en cuenta para que el uso de<br />
antibióticos esté justificado:<br />
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<br />
<br />
<br />
La naturaleza de la flora bacteriana asociada con la enfermedad<br />
periodontal ha de poder controlarse con antibióticos.<br />
Ha de demostrarse que los antibióticos son superiores en el control de<br />
la enfermedad al tratamiento clínico tradicional o que actúen como<br />
coadyuvantes útiles.<br />
Los antibióticos utilizados no deben tener efectos secundarios ni<br />
provocar hipersensibilidad o de resistencia bacteriana.<br />
Han de lograr unas concentraciones efectivas en la bolsa periodontal en<br />
la que se encuentran las bacterias causales.<br />
Los antibióticos utilizados con más frecuencia para el tratamiento de los<br />
pacientes afectados de enfermedad periodontal son:<br />
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Penicilinas.<br />
Tetraciclinas.<br />
Metronidazol.<br />
Eritromicina.<br />
Clindamicina.<br />
Vancomicina.<br />
Gentamicina.<br />
Clasificación de los antibióticos<br />
Los antibióticos se clasifican según su estructura (Mandel y Petri, 1996a, b;<br />
Chambers y Sande, 1996a, b; Sande et al., 1996; Tracey y Webster 1996) en:<br />
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b-lactámicos: contienen un núcleo con un anillo b-lactámico y<br />
comprenden las penicilinas, cefalosporinas y cefalomicinas.<br />
Aminoglucósidos: derivan de diversas especies de hongos Streptomyces<br />
y terminan en micina (mycin en inglés, p. ej., estreptomicina<br />
(streptomycin) y tobramicina (tobramycin) o de Micromonospora<br />
purpurea, que no es un hongo y por ello terminan en micina (en inglés,<br />
micin; p. ej., gentamicina y fármacos semisintéticos como la amicacina).<br />
Sulfamidas: los nombres de este grupo contienen sulfa.<br />
Tetraciclinas: todos estos antibióticos tienen una estructura tetraanular<br />
y sus nombres terminan en ciclina.<br />
Azoles: todos estos antibióticos contienen un anillo azólico y sus<br />
nombres terminan en azol (p. ej., metronidazol).<br />
Quinolonas: todos estos compuestos están relacionados<br />
estructuralmente con el ácido nalidíxico y la mayoría terminan en<br />
oxacino (p. ej., ciprofloxacino).<br />
Macrólidos (p. ej., eritromicina).<br />
Otros: no relacionados estructuralmente con estos grupos. Incluyen el<br />
cloramfenicol, la clindamicina (lincinoide) y la vancomicina.<br />
Producción natural de antibióticos<br />
por bacterias u hongos<br />
Los antibióticos son médicamente útiles no sólo por sus efectos sobre las<br />
bacterias, sino también porque no tienen efectos similares sobre las células<br />
humanas, que son lo bastante diferentes a las bacterias para escapar de la destrucción<br />
(Chamber y Sande, 1996; Laurence et al., 1997).<br />
Se puede pensar que los antibióticos son una invención humana, pero esto<br />
dista mucho de ser verdad. Desde que el biólogo británico Alexander Fleming<br />
descubriera en 1928 la actividad antimicrobiana de una sustancia liberada<br />
por el hongo Penicillium (cuya sustancia recibió el nombre muy apropiado<br />
de penicilina), se ha hecho evidente que las bacterias y los hongos pueden<br />
fabricar antibióticos potentes. Así, los antibióticos son fabricados por las<br />
mismas clases de organismos a los que intentan destruir.<br />
Los científicos siguen sin comprender del todo por qué estos organismos<br />
fabrican antibióticos. Una teoría es que están diseñados para inhibir otras<br />
especies competidoras de las bacterias que intentan habitar un nuevo<br />
ambiente, pero este razonamiento no es compatible con ciertas características<br />
de los antibióticos. En este sentido, se esperaría que un organismo en<br />
busca de un nuevo ambiente careciera de los recursos para fabricar antibióticos<br />
complejos y, por consiguiente, que fueran compuestos sencillos (Amábile-<br />
Cuevas et al., 1995). No es éste el caso y los antibióticos son moléculas<br />
complejas que requieren una buena cantidad de energía para su fabricación.<br />
Además, son producidos por organismos en un estadio estacionario de su<br />
ciclo vital, lo que parece incompatible con la competición en un nuevo<br />
ambiente.<br />
Por otra parte, otros autores (Davies, 1990) han propuesto que los antibióticos<br />
son vestigios de sistemas metabólicos antiguos que datan de algunos de<br />
los primeros organismos sobre la Tierra. Muchos antibióticos se unen a estructuras<br />
celulares y podrían haber facilitado la síntesis de moléculas biológicas<br />
como los péptidos o haber estimulado otras vías metabólicas. A medida que<br />
fue evolucionando la bioquímica, es probable que estas antiguas moléculas de<br />
unión fueran sustituidas por enzimas, lo que se demostró más eficiente. Sin<br />
embargo, las antiguas moléculas de unión pueden haber persistido en las bacterias<br />
y hongos y funcionar en la actualidad como antibióticos.<br />
Estructura y orígenes de los antibióticos<br />
Se han utilizado numerosas técnicas para determinar la estructura química de<br />
los antibióticos de producción natural y en la actualidad se conoce la estructura<br />
detallada de la mayoría de ellos.<br />
Penicilina. (Laurence et al., 1997; Mandel y Petri, 1996b). Se origina a partir<br />
del hongo Penicillium, pero desde que se determinó la estructura de su núcleo<br />
se han sintetizado muchas nuevas penicilinas. Con ello se ha aumentado en<br />
gran medida la gama antibacteriana de estos antibióticos y su adsorción a<br />
partir de diversas vías. Esto se ha logrado añadiendo cadenas laterales apropiadas<br />
al núcleo b-lactámico (fig. 17.1). Las cefalosporinas contienen también<br />
el núcleo b-lactámico y las cefalosporinas individuales se basan en<br />
cambios en dos cadenas laterales (fig. 17.2).<br />
Tetraciclina. (Laurence et al., 1997; Chambers y Sande 1996b). Está producida<br />
por una especie de Streptomyces. Tiene una estructura madre de cuatro<br />
anillos (fig. 17.3) y se ha producido una familia de tetraciclinas alterando las<br />
cadenas laterales.<br />
Metronidazol. (Laurence et al., 1997; Tracey y Webster 1996). Es un benzimidazol<br />
(fig. 17.4) que fue sintetizado para usarlo como antihelmíntico. Su<br />
acción frente a bacterias anaerobias se descubrió como resultado de su administración<br />
a una paciente con vaginitis por tricomonas que también sufría<br />
gingivitis ulceronecrosante (GUN) (Shinn, 1962; Shinn et al., 1965). Se<br />
observó que dicho compuesto produjo una rápida resolución de la GUN. Se<br />
ha demostrado que es activo frente a la mayoría de las bacterias anaerobias<br />
estrictas.<br />
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