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Periodoncia.Eley.6a.Ed

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90 <strong>Periodoncia</strong><br />

localizan en el mismo gen, pero se separan en la traducción como productos<br />

proteicos distintos (Salier et al., 1996). En la síntesis de los miembros de la<br />

familia de inhibidores de la inter-a-tripsina intervienen como mínimo cuatro<br />

genes, que codifican las cadenas pesadas de la proteína final y se conocen<br />

como H1-H4. Cada una de estas cadenas pesadas puede asociarse luego con<br />

la bicunina para formar un inhibidor funcional.<br />

Posiblemente, existen otros inhibidores de la elastasa gingival de bajo<br />

peso molecular, que son la antileucoproteinasa derivada de la piel de 12 kDa<br />

(SKALP) (Molhuizen y Schalkwijk, 1995) y las serpinas de 27-31 kDa, que<br />

se asocian con la matriz extracelular y los fibroblastos (Rao et al., 1995). Se<br />

ha hallado la SKALP en células epiteliales bucales y del tejido gingival (Cox<br />

et al., 2003). Algunos estudios han confirmado la presencia de SLPI en saliva<br />

de parótida y que han demostrado que es segregada por las células del epitelio<br />

gingival (Cox et al., 2001). Además, Booth et al. (2006) observaron que<br />

las proteasas y sus inhibidores en el LCG y en la saliva se relacionaban mejor<br />

con la actividad de la elastasa en estos líquidos que las variables clínicas, y<br />

concluyeron que el SLPI puede ser un importante inhibidor de la actividad de<br />

la elastasa en el periodonto.<br />

La presencia de múltiples inhibidores de la elastasa y su producción en<br />

grandes cantidades probablemente reflejan la potencial capacidad destructiva<br />

de la elastasa en los tejidos del huésped. Esto se refleja en la alta predisposición<br />

para desarrollar enfisema pulmonar en los pacientes genéticamente<br />

deficientes en a 1<br />

-antiproteinasa (Perlmutter y Pierce, 1989).<br />

El gen de la a 1<br />

PI está plenamente caracterizado, igual que las formas<br />

humanas de la deficiencia genética de a 1<br />

PI. Esto se atribuye a dos alelos<br />

mutantes, PI*Z y PI*S (Crystal, 1994). En comparación con el alelo normal<br />

(PI*M), el alelo PI*Z se caracteriza por una sustitución de G por A en el exón<br />

5, lo que codifica un cambio de glutamina a lisina en la posición 342 (Nukiwa<br />

et al., 1986). El PI*S se caracteriza por una sustitución de A por T en el exón<br />

3, de 7 exones, lo que codifica un cambio de glutamina a valina en la posición<br />

264 (Long et al., 1984).<br />

Se sabe que las deficiencias genéticas de la a 1<br />

PI predisponen al desarrollo<br />

de cirrosis hepática y enfermedades inflamatorias como enfermedad pulmonar<br />

obstructiva crónica, paniculitis y, posiblemente, enfermedad intestinal<br />

inflamatoria (Mahadeva y Lomas, 1998; Smith et al., 1989; OMS 1998; Yang<br />

et al., 2000). Incluso las deficiencias leves o intermedias (heterocigotos que<br />

contienen el alelo PI*M, PI*S y PI*Z) se han asociado con una reducción de<br />

la función pulmonar en comparación con los homocigotos PI*M (Dahl et al.,<br />

2001). En individuos PI*ZZ, se cree que la destrucción del tejido pulmonar y<br />

la aparición del enfisema se deben a un desequilibrio entre las enzimas proteolíticas<br />

y sus inhibidores en los focos de inflamación (Steenbergen, 1993).<br />

Se ha planteado la hipótesis de que un desequilibrio proteasa/inhibidor<br />

también podría ser importante para la velocidad de progresión de la periodontitis<br />

crónica (Cox, 1995; Fokkema et al., 1998). Fokkema et al. (1998)<br />

compararon el estado periodontal de individuos con una deficiencia grave de<br />

la a 1<br />

PI con el estado periodontal de controles normales y observaron un<br />

aumento significativo en el porcentaje de bolsas profundas en individuos con<br />

deficiencia de la a 1<br />

PI. Anteriormente Peterson y Marsh (1979) describieron<br />

una prevalencia del 34% para el fenotipo deficiente en a 1<br />

PI, en 50 individuos<br />

con periodontitis avanzada. Esto parece representar un aumento importante<br />

en las deficiencias de a 1<br />

PI leves e intermedias en este trastorno, en comparación<br />

con un grupo control periodontalmente sano o con el nivel regional de<br />

Estados Unidos. Este porcentaje también es superior al de los fenotipos deficientes<br />

en a 1<br />

PI descritos en la población mundial sana (Hutchison, 1998;<br />

OMS, 1998). Sin embargo, en otro pequeño estudio controlado (Scott et al.,<br />

2002) no pudo hallarse asociación entre los alelos PI* mutantes y la periodontitis.<br />

Por tanto, es probable que se necesiten grandes estudios controlados<br />

para resolver totalmente esta cuestión.<br />

Petropoulou et al. (2003) compararon los niveles de formas naturales e<br />

inactivas de a 1<br />

PI en los líquidos inflamatorios extracelulares en humanos. En<br />

el LCG de individuos con periodontitis crónica hallaron un 73,5 ± 16,6% de<br />

a 1<br />

PI inactiva en comparación con el plasma humano normal (8,4 ± 4,9%),<br />

con el líquido sinovial de la rodilla de pacientes con artritis reumatoide<br />

(8,0 ± 1,2%) y de pacientes con artritis (8,6 ± 8,2), y con el plasma de pacientes<br />

con artritis (95,7 ± 4,8%). Los altos valores de a 1<br />

PI inactiva en individuos<br />

con periodontitis podrían deberse a las proteasas bacterianas en la bolsa<br />

periodontal. Si esta situación se produjera en el tejido gingival, esto permitiría<br />

a las serina proteinasas intervenir en la descomposición del tejido en la<br />

periodontitis crónica. Sin embargo, la situación probablemente es diferente<br />

en los tejidos gingivales.<br />

Control de las enzimas proteolíticas<br />

Macrófagos, fibroblastos y el medio extracelular contienen inhibidores de las<br />

proteinasas: inhibidor de la a 1<br />

-proteinasa (a 1<br />

PI) y a 2<br />

-macroglobulina (a 2<br />

M)<br />

(Kennett et al., 1995). También se encuentran cistatinas A y B en PMN y<br />

monocitos, respectivamente (Henskens et al., 1996a; Turk y Bode, 1991;<br />

Turk et al., 2000), TIMP en células epiteliales y macrófagos (Ryan et al.,<br />

1996), y SLPI y SKALP en células epiteliales y mastocitos (Cox et al., 2001;<br />

Westin et al., 1999; Odum y Nielsen, 1994). Por tanto, el tejido gingival tiene<br />

el aporte de todos los inhibidores de las proteinasas necesarios. Por consiguiente,<br />

la enzima activa en estos tejidos sólo puede causar daño si existe un<br />

desequilibrio enzima/inhibidor, lo que podría producirse en el entorno próximo<br />

a estas células donde podría ocurrir un efecto bystander (daño colateral).<br />

También podría ser una manifestación local de la actividad episódica de<br />

la enfermedad periodontal.<br />

El control de la síntesis y secreción de proteinasas e inhibidores en la salud<br />

y en la enfermedad es consecuencia de la activación del gen o genes correspondientes<br />

mediante el sistema de mensajeros celulares, que está bajo el control<br />

de la activación de receptores de la superficie celular mediada por el<br />

factor de crecimiento o citocina correspondiente. La transcripción de estas<br />

enzimas en las células inflamatorias está hiperregulada por las citocinas<br />

proinflamatorias (Uitto et al., 2003; Owen y Campbell, 1999) (v. fig. 3.1). En<br />

este sentido, se ha observado que la IL-1b puede hiperregular la MMP-3 en<br />

el ARNm y las proteínas, en las células del ligamento periodontal (Nakaya et<br />

al., 1997), y podría controlar la liberación de esta proteinasa en condiciones<br />

de salud y de enfermedad. Las MMP (Uitto et al., 2003; Owen y Campbell,<br />

1999) también están hiperreguladas por varios factores de crecimiento<br />

(v. fig. 3.1). Se segregan como proenzimas que deben activarse mediante la<br />

ruptura de la prosecuencia antes de convertirse en funcionales. Además, también<br />

se ha observado que IL-1b y TNF-a estimulan la liberación de catepsina<br />

B (Hussain et al., 1997) y el TNF-a estimula la liberación de dipeptidil peptidasa<br />

IV (Kennett et al., 1997c) en cultivos de fibroblastos gingivales.<br />

La migración de las proteinasas a la membrana de la superficie celular<br />

también está mediada por las citocinas, la fagocitosis y la exposición a inmunoclomplejos<br />

y sustratos opsonizados. En concreto, las serina proteinasas se<br />

unen a la membrana de la superficie celular, situación en la que se activan.<br />

Para que funcionen en la proteólisis, estas proteinasas deben eludir las<br />

actividades de sus inhibidores, que están presentes en gran cantidad en el<br />

suero y en el líquido hístico. Esto se puede lograr mediante varios mecanismos<br />

(Uitto et al., 2003; Owen y Campbell, 1999). Primero, los inhibidores<br />

pueden inhibirse a sí mismos por escisión, llevada a cabo por algunas proteinasas<br />

o por las ROS liberadas por las células inflamatorias. Segundo, la<br />

unión de las proteinasas a la superficie de la membrana celular puede impedir<br />

el acceso del inhibidor a la enzima. Tercero, cuando las células entran en<br />

contacto con su sustrato, la zona de actividad entre ellas puede compartimentalizarse<br />

entre la membrana de superficie y la proteinasa unida activa y el<br />

sustrato. Esto limitaría gravemente el acceso de las moléculas inhibidoras.<br />

Por último, la estrecha unión entre las serina proteinasas y las MMP y sus<br />

sustratos también puede impedir la entrada de moléculas inhibidoras.<br />

Degradación de tejido conjuntivo mediante<br />

las proteinasas de las células inflamatorias<br />

Los proteoglucanos pueden ser degradados a pH neutro por la elastasa y la<br />

catepsina G (serina proteinasas, SP), y a pH ácido por la catepsina B (cisteína<br />

proteinasa, CP) y la catepsina D (carboxilproteinasa).<br />

Las colagenasas (MMP) pueden ser activadas a pH neutro por la triptasa<br />

y la plasmina (SP), y a pH ácido por la catepsina B (CP). Las regiones

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