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Periodoncia.Eley.6a.Ed

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78 <strong>Periodoncia</strong><br />

Ohno et al. (2008) investigaron recientemente la expresión global de los<br />

genes de las células ST2 de la estroma de ratón infectadas con el patógeno<br />

periodontal P. gingivalis utilizando tecnología de microarrays, y observaron<br />

que esta bacteria producía una amplia expresión de genes proinflamatorios.<br />

Sus resultados sugieren que varias respuestas proinflamatorias de las células<br />

estroma/osteoblásticas infectadas por P. gingivalis son factor nuclear gB I<br />

(NF-gB I). Esto sugiere que varias respuestas proinflamatorias de las células<br />

estroma/osteoblásticas infectadas con P. gingivalis dependen del NF-gB, pero<br />

que no siempre dependen de la vía del receptor tipo toll/MyD88, mientras que<br />

algunas respuestas están relacionadas con la activación de los receptores activados<br />

por proteasas. Por tanto, P. gingivalis no utiliza plenamente las moléculas<br />

de reconocimiento de patógenos bien establecidas como los TLR.<br />

Aggregatibacter actinomycetemcomitans<br />

La respuesta de anticuerpos séricos contra A. actinomycetemcomitans se relaciona<br />

con la presencia de esta bacteria en el surco gingival o en la bolsa periodontal<br />

(Kinane et al., 1993). Existen tres serotipos de esta bacteria y la respuesta<br />

de anticuerpos de los pacientes a cada uno de ellos puede ser diferente<br />

(Nakashima et al., 1998). Los pacientes también muestran una respuesta humoral<br />

al lipopolisacárido (LPS) y a la leucotoxina de esta bacteria (Califano et al.,<br />

1997a). Los pacientes con periodontitis agresiva localizada (v. cap. 23) tienen<br />

respuestas de anticuerpos IgG elevadas contra ambos factores (Califano et al.,<br />

1997; Farida et al., 1986). En el caso del LPS, la zona antigénica dominante es<br />

la cadena-O de esta molécula (Page et al., 1991). Se ha observado un aumento<br />

de anticuerpos IgG dirigidos contra esta zona del LPS en pacientes con periodontitis<br />

agresiva localizada y generalizada (Gu et al., 1998). El 80% de estos<br />

anticuerpos anti-LPS se dirigen contra la estructura compuesta por carbohidratos<br />

y sólo un 20% contra el componente proteico de esta molécula. Los<br />

pacientes portadores de la cepa serotipo b presentan una cifra elevada de anticuerpos<br />

contra esta cepa y se ha observado que presentan la fracción IgG2.<br />

Los anticuerpos dirigidos contra la leucotoxina son capaces de neutralizarla<br />

y, por tanto, pueden desempeñar una función protectora frente a esta<br />

toxina (Califano et al., 1997a). En este sentido, se ha observado que los individuos<br />

con valores menores de este anticuerpo específico presentan cantidades<br />

bastante mayores de pérdida de inserción que los individuos con cifras<br />

mayores (Califano et al., 1997a). En otro estudio (Sakellari et al., 1997) se<br />

observó que las concentraciones séricas de anticuerpos contra el serotipo b en<br />

pacientes con periodontitis crónica presentaban una media de 124 mg/ml, dato<br />

que coincidió con las concentraciones observadas en otros estudios. También<br />

se ha demostrado (Kinane et al., 1993) que las concentraciones de anticuerpos<br />

contra esta bacteria son significativamente mayores en individuos sanos que<br />

en los que presentan periodontitis, lo que sugiere una función protectora.<br />

Tannerella forsythia (antes Bacteroides forsythus)<br />

Hay pruebas de que la presencia de T. forsythia en el surco gingival de los<br />

pacientes hace que éstos tengan cinco veces más probabilidades de perder<br />

inserción periodontal en al menos una localización de la boca (Tran et al.,<br />

2001). Sin embargo, en este estudio las localizaciones con pérdida de inserción<br />

no siempre contenían T. forsythia, sino que con mayor frecuencia era<br />

P. gingivalis y/o A. actinomycetemcomitans, lo que sugiere algún tipo de<br />

interacción entre estas especies bacterianas. Aunque la detección de T. forsythia<br />

fue positiva en el 53% de las bolsas periodontales mayores de 6 mm, se<br />

hallaron bastante menos resultados seropositivos frente a esta bacteria en<br />

comparación con P. gingivalis (Califano et al., 1997b).<br />

En otro estudio se examinó la presencia de T. forsythia en la flora subgingival<br />

de un grupo de adolescentes durante 3 años mediante PCR (Hamlet et al.,<br />

2004) y se relacionó con la pérdida de inserción. La prevalencia de T. forsythia<br />

en las localizaciones con pérdida de inserción aumentó a 86% en comparación<br />

con las cifras iniciales de 64%. Por el contrario, las localizaciones sin pérdida<br />

de inserción siempre tuvieron una prevalencia significativamente menor de<br />

25-36%. También se observó que la probabilidad de que hubiera una pérdida<br />

de inserción era 8,16 veces mayor en los individuos infectados con T. forsythia<br />

en cada uno de los tres exámenes realizados a lo largo del estudio.<br />

P. gingivalis y T. forsythia con frecuencia se aíslan simultáneamente en las<br />

localizaciones con periodontitis activa y estas bacterias pueden interaccionar<br />

con el entorno periodontal. En este sentido, Yoneda et al. (2005) examinaron<br />

si T. forsythia estimulaba el crecimiento de P. gingivalis. Añadieron extractos<br />

celulares de T. forsythia a un medio de cultivo con escasos elementos nutricionales<br />

para P. gingivalis y examinaron el efecto sobre su crecimiento. Un<br />

producto o componente de T. forsythia parecía estimular el crecimiento de<br />

P. gingivalis en condiciones limitadas de nutrición para esta bacteria. También<br />

consideraron que las gingipaínas cumplían un cometido importante en la<br />

digestión o absorción de este factor promotor del crecimiento. La interacción<br />

entre T. forsythia y P. gingivalis en el crecimiento puede estar en parte relacionada<br />

con una virulencia sinérgica entre ellas.<br />

En este sentido, Inagaki et al. (2006) demostraron que la proteína de superficie<br />

BspA era la responsable de la adhesión de T. forsythia a las células epiteliales<br />

y de su invasión. También observaron que P. gingivalis o sus vesículas<br />

de la membrana externa mejoraban la adhesión e invasión de T. forsythia<br />

sobre las células epiteliales. La conclusión fue que las interacciones entre<br />

estas dos bacterias pueden tener una función importante en la virulencia al<br />

promover la adhesión y la invasión de las celulas del huésped.<br />

Persson et al. (2000) observaron una variación considerable en la respuesta<br />

de anticuerpos contra esta bacteria entre individuos, demostrando que<br />

esta respuesta era independiente del estado de salud. Por tanto, no se conoce<br />

el cometido exacto de esta bacteria en el proceso de la enfermedad.<br />

El hecho de que T. forsythia sea difícil de cultivar a partir de infecciones<br />

mixtas ha impedido hacer cálculos precisos de su distribución en una determinada<br />

población. Narayanan et al. (2005) determinaron la distribución de<br />

T. forsythia en una población de adultos y en una de adolescentes. Para distinguir<br />

T. forsythia a partir de la infección mixta que supone la placa gingival, fue<br />

necesario utilizar la PCR basada en la fracción 16S del ARN ribosómico. El<br />

25% de la población de adolescentes eran portadores de T. forsythia, aunque en<br />

cifras relativamente bajas. En la población de adultos, el 37,8% y el 11% eran<br />

portadores del organismo detectado con el primer 2 y 1 respectivamente, lo que<br />

sugiere que alrededor del 27% contenían entre 10 3 y 10 7 organismos. No se<br />

observó aumento significativo de su número con la edad. Sin embargo, los<br />

hombres fumadores positivos para T. forsythia presentaban una enfermedad<br />

más grave en comparación con los sujetos negativos para T. forsythia. Este<br />

estudio ha demostrado que al menos el 25% de la población de adolescentes es<br />

portadora de un número reducido de T. forsythia, mientras que al menos el 37%<br />

de los adultos son portadores del organismo, con el 11% de individuos con un<br />

número relativamente alto. Sin embargo, no se ha determinado aún la relación<br />

entre T. forsythia y la progresión de la enfermedad en estas poblaciones.<br />

Inmunorregulación En La Enfermedad<br />

Periodontal<br />

Aunque la periodontitis crónica está causada principalmente por bacterias, la<br />

susceptibilidad del paciente también tiene una gran importancia en la velocidad<br />

de progresión (v. cap. 4). Además, la respuesta inmunitaria del huésped<br />

frente a las bacterias periodontales es fundamental para su resultado (Seymour,<br />

1987). Baker (2005) llevó a cabo una revisión de las evidencias con el<br />

propósito de analizar si los factores genéticos contribuyen a controlar la respuesta<br />

inmunitaria en las enfermedades periodontales, y las pruebas sugieren que<br />

la susceptibilidad y la resistencia a la enfermedad periodontal son rasgos<br />

hereditarios, y que las diferencias en la expresión basal del ARNm se correlaciona<br />

con diferencias en la susceptibilidad. También se observó que los<br />

genes que cambiaban la expresión en respuesta a la infección se correlacionaban<br />

con diferencias en la susceptibilidad.<br />

Los estudios histológicos demuestran que en la lesión periodontal predominan<br />

los linfocitos y las células inflamatorias (v. cap. 8) y que, mientras que los<br />

linfocitos T predominan en la lesión estable, el número de linfocitos B y de<br />

células plasmáticas aumenta de manera importante en la lesión progresiva<br />

(Seymour, 1987, 1991). Los estudios inmunitarios también sugieren que las respuestas<br />

mediadas por células pueden estar suprimidas en la enfermedad periodontal<br />

activa. Por tanto, la lesión activa de la periodontitis crónica parece ser una

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