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Periodoncia.Eley.6a.Ed

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Interacción huésped-parásito 3<br />

La descripción de la anatomía periodontal en el capítulo 1 da una pequeña<br />

idea de la actividad continua del tejido vivo. La salud no es una condición<br />

estática, es un estado dinámico en el que el organismo o tejido vivo y<br />

funcionante se mantiene en equilibrio con un entorno en constante cambio.<br />

Estos cambios del entorno provocan las alteraciones correspondientes en la<br />

actividad hística para que pueda continuar la función normal. Este proceso<br />

constante de adaptación para mantener la actividad hística normal, la función<br />

normal y, en última instancia, la continuidad de la vida, se conoce como<br />

homeostasis. Si un cambio del entorno es tan grande que la homeostasis no<br />

puede mantenerse, la actividad de los tejidos se altera, la función normal no<br />

puede continuar y el cambio en la actividad hística se percibe como<br />

enfermedad.<br />

Las bacterias son una parte importante de este entorno; de hecho, la vida<br />

sin bacterias no sería posible. Normalmente, todas las superficies externas<br />

naturales (incluidas las de los tejidos vivos) están cubiertas de bacterias. La<br />

piel y el intestino no son excepciones y la mucosa bucal, como parte del<br />

intestino, está cubierta por muchas especies de bacterias (microflora bucal).<br />

Las bacterias se adhieren a las superficies de diversas formas: por la rugosidad<br />

microscópica de la superficie, por proyecciones filamentosas de la superficie<br />

de las bacterias y por adhesivos naturales de proteínas y polisacáridos, como<br />

en la glucoproteína de la película salival descrita en el capítulo 2.<br />

Donde hay diferentes formas de vida, hay una competición por la<br />

existencia; por tanto, se han desarrollado mecanismos que ayudan a una<br />

forma a protegerse frente a sí misma de otra. Dado que los tejidos del cuerpo<br />

han evolucionado junto con sus microorganismos durante millones de años,<br />

sería de esperar que estos mecanismos de defensa se hubieran perfeccionado<br />

y que se hubiera conseguido un estado de armonía o equilibrio entre el<br />

huésped y sus bacterias. De no establecerse este equilibrio, que se explica<br />

por la teoría de la selección natural de Darwin, al menos una de las especies<br />

implicadas se habría destruido. De hecho, vivimos felices en sociedad<br />

(simbiosis) con la mayoría de bacterias de nuestros cuerpos y, sólo en<br />

determinadas circunstancias sufrimos por su presencia. Por ejemplo, la caries<br />

dental y la enfermedad periodontal están causadas por bacterias normalmente<br />

presentes en la boca. En el hombre primitivo y en las llamadas comunidades<br />

«primitivas» actuales, la prevalencia de enfermedad dental es muy baja y la<br />

placa bacteriana se produce en cantidades mucho menores y en escasas<br />

ocasiones apical al área de contacto del diente. En cambio, en el hombre<br />

«civilizado» puede encontrarse placa bacteriana en casi todas las superficies<br />

dentales y la enfermedad dental es extensa. El cambio de textura de nuestra<br />

dieta y su gran componente de hidratos de carbono refinados y fácilmente<br />

fermentables han alterado el entorno oral, de forma que se produce un cúmulo<br />

de bacterias alrededor de los dientes y en el borde gingival, con el desequilibrio<br />

resultante de la relación bacterias/tejido y la producción de sustancias con<br />

capacidad para dañar los tejidos. Esto se demuestra sobre todo en animales<br />

que normalmente no tienen enfermedades dentales y que desarrollan<br />

enfermedad periodontal y caries cuando siguen una dieta blanda, pegajosa y<br />

rica en hidratos de carbono.<br />

Mecanismos De Defensa<br />

Diversos mecanismos protegen al cuerpo frente al ataque de cuerpos extraños<br />

y toxinas, incluida la infección bacteriana (fig. 3.1). Estos mecanismos se<br />

dividen en:<br />

1. Respuesta inespecífica.<br />

2. Respuesta específica frente a proteínas externas llamadas antígenos que<br />

estimulan el sistema inmunitario.<br />

© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos<br />

Fig. 3.1 Diagrama que muestra los múltiples factores que intervienen en el sistema<br />

de defensa del tejido.<br />

Mecanismos Inespecíficos De Protección<br />

Hay cinco mecanismos inespecíficos de protección:<br />

1. Equilibrio bacteriano<br />

La boca en su conjunto y varias de sus zonas, incluida la que se ha denominado<br />

el «dominio crevicular», pueden considerarse ecosistemas con un equilibrio<br />

entre las diferentes especies de microorganismos y entre esta flora y los<br />

tejidos. La alteración de este equilibrio se observa a menudo después del uso<br />

prolongado de antibióticos que suprimen algunos tipos de bacteria y permiten<br />

que surjan otros en detrimento de los tejidos; por ejemplo, una infección<br />

micótica, candidiasis bucal, después de utilizar algunos antibióticos.<br />

2. Integridad de la superficie<br />

La integridad de la superficie de la piel y de las membranas mucosas, incluida<br />

la encía, se mantiene por la renovación continua del epitelio desde la base y la<br />

descamación de las capas superficiales. Estas dos actividades se equilibran para<br />

que el grosor del epitelio se mantenga constante. La eficacia de la barrera de<br />

superficie se potencia con la queratinización y paraqueratinización. Aunque es<br />

semipermeable, el epitelio de la unión tiene un recambio celular muy rápido.<br />

3. Líquido y enzimas de la superficie<br />

Todas las superficies vitales están bañadas por líquidos que son productos de<br />

las glándulas de la superficie y que contienen sustancias capaces de atacar<br />

material extraño; por ejemplo, el ácido gástrico, la lisozima de las lágrimas<br />

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