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Periodoncia.Eley.6a.Ed

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276 <strong>Periodoncia</strong><br />

autores recomiendan que los pacientes que van a ser intervenidos con AG<br />

reciban 1 g de vancomicina por infusión i.v. lenta durante 30 min seguido de<br />

120 mg de gentamicina i.v. A los niños hay que administrarles 20 mg de vancomicina<br />

y de gentamicina en dosis de 2 mg/kg de peso corporal. Como<br />

alternativa a la vancomicina puede utilizarse un fármaco relacionado (teicoplanina)<br />

ya que puede administrarse en la inducción o 15 min antes. La dosis<br />

recomendada es de de 400 mg i.v. en los adultos y de 6 mg/kg en los niños.<br />

Roberts and Holzel (2002) han investigado retrospectivamente la eficiencia<br />

de los regímenes de antibióticos i.v. en niños con cardiopatías congénitas graves<br />

sometidos a tratamiento dental bajo AG. Los antibióticos se administraron<br />

i.v. inmediatamente antes del tratamiento y se obtuvieron muestras de sangre<br />

para cultivo al finalizar el tratamiento. El porcentaje global de cultivos positivos<br />

fue del 16% y no fue significativamente diferente en los niños que recibieron<br />

ampicilina o amikacina y teicoplanina i.v. (16,7% versus 22,2%). Así, en<br />

estos niños la bacteriemia asociada con tratamiento dental se redujo gracias a<br />

estos antibióticos, pero todavía aparecía en el 16% de los casos. Sin embargo,<br />

parece que la amikacina y la teicoplanina son un régimen alternativo eficaz en<br />

niños alérgicos a penicilinas o que las hayan recibido en el mes anterior.<br />

El único cambio propuesto por el British Working Party (Littler et al., 1997)<br />

fue dejar de recomendar la administración de amoxicilina i.v. en clorhidrato de<br />

lidocaína. La razón fue que la hoja de datos revisada sobre amoxicilina advertía<br />

que podía precipitarse debido a la insolubilidad en esta mezcla porque se<br />

fabricaba con concentraciones ligeramente mayores de amoxicilina que las<br />

necesarias para satisfacer unos requerimientos legales estrictos. También<br />

señalan que hubo un consenso internacional sobre el uso de amoxicilina.<br />

Las autoridades norteamericanas (Dajani et al., 1994) recomendaron que<br />

la dosis oral de amoxicilina fuese de 2 g en vez de 3 g. Hay pocas diferencias<br />

en cuanto a eficiencia de las dos dosis inicialmente, pero se ha demostrado<br />

que la dosis de 3 g produce una mayor concentración en suero después de<br />

10-12 h (BSAC, 1982; Littler et al., 1997). La principal razón para la diferencia<br />

fue que el sobre de 3 g de amoxicilina disponible en Reino Unido no se<br />

comercializaba en Estados Unidos y, por tanto, no estaba disponible para sus<br />

estudios sobre una dosis óptima (Dajani et al., 1994). En Reino Unido, la<br />

dosis de 2 g fue propuesta originalmente en 1978 (BSAC, 1982) pero fue<br />

sustituida por el sobre de 3 g cuando éste se comercializó; se demostró entonces<br />

que tenía un mejor perfil farmacodinámico y mejor aceptabilidad por<br />

parte del paciente (BSAC, 1982; Littner et al., 1986).<br />

Los únicos cambios posteriores en las recomendaciones sobre cobertura<br />

antibiótica se han centrado en el uso de eritromicina como alternativa a la<br />

amoxicilina cuando ésta estaba contraindicada. En este sentido se han sugerido<br />

como mejores alternativas la clindamicina, la azitromicina y la claritromicina<br />

(Pelletier et al., 1975; Glauser y Francioli, 1982; Dall et al., 1990;<br />

Hall et al., 1996; Vermot et al., 1996; Rouse et al., 1997).<br />

Carmona et al. (2007) analizaron la eficacia de la profilaxis antibiótica en<br />

la prevención de la bacteriemia después de las manipulaciones dentales y en la<br />

prevención de la endocarditis bacteriana, revisando modelos animales y estudios<br />

en humanos. Estos autores observaron que las pautas de la profilaxis antibiótica<br />

se basaban en consensos y que había datos científicos de la eficacia de la amoxicilina<br />

en la prevención de la bacteriemia después de los procedimientos dentales.<br />

Sin embargo, los resultados descritos no confirmaban la eficacia de otros antibióticos<br />

recomendados. La mayoría de los estudios sobre modelos experimentales<br />

de endocarditis bacteriana han comprobado la eficacia de los antibióticos<br />

administrados después de la inducción de la bacteriemia, confirmando la eficacia<br />

de la profilaxis antibiótica en los estadios tardíos del desarrollo de la endocarditis<br />

bacteriana. Sin embargo, no había datos científicos de que la profilaxis<br />

con penicilina fuera efectiva en la reducción de la endocarditis bacteriana secundaria<br />

a procedimientos dentales en pacientes considerados «de riesgo».<br />

La azitromicina ha sustituido a la suspensión oral de clindamicina en la profilaxis<br />

en niños (Addy y Martin, 2004). También fue recomendada por la<br />

American Heart Association para la profilaxis en adultos. Los datos existentes<br />

derivados de modelos animales apoyan la eficacia de este fármaco como profiláctico<br />

frente a estreptococos orales y por sus propiedades farmacológicas<br />

parece ser un auxiliar prometedor para el tratamiento de control de las infecciones<br />

odontológicas (Addy y Martin, 2004). En este momento, sólo hay unos<br />

pocos estudios sobre la efectividad de este fármaco, relativamente nuevo. Sería<br />

bueno disponer de nuevos estudios que comparen este compuesto con otros<br />

antibióticos utilizados de forma habitual con el fin de valorar su valor relativo.<br />

A este respecto, un estudio que empleó un modelo experimental de endocarditis<br />

de la válvula aórtica en conejos (Pelletier et al., 1975) demostró que<br />

en ese momento, la combinación de penicilina G y estreptomicina eran los<br />

únicos fármacos en dosis única que podían prevenir el desarrollo de endocarditis<br />

estimulada por la inoculación de Streptococcus viridans. También se<br />

demostró que dosis múltiples de fenoximetil penicilina (penicilina V) o de<br />

cefazolina sola o con estreptomicina durante 48 h prevenían su desarrollo.<br />

Sin embargo, la eritromicina no protegió de manera uniforme a los animales<br />

de la endocarditis bacteriana aunque demostró una mayor eficacia profiláctica<br />

con sólo inoculaciones bajas de estreptococos.<br />

Otro estudio que empleó un modelo experimental de endocarditis de la válvula<br />

aórtica en ratas estimulada por la inoculación de Streptococcus sanguis, S.<br />

intermedius o S. mitior comparó los efectos de la eritromicina, la clindamicina<br />

y la doxiciclina como profilácticos (Glauser y Francioli, 1982). Se consiguió<br />

una protección significativa con los tres antibióticos, pero sólo la clindamicina<br />

fue plenamente efectiva frente a las tres especies a dosis que simulaban las<br />

concentraciones séricas alcanzables en humanos después de la administración<br />

oral. Se previno la endocarditis por concentraciones de antibiótico en suero<br />

muy por debajo de las concentraciones bactericidas mínimas para estos estreptococos.<br />

Además, las concentraciones séricas en el momento de la estimulación<br />

bacteriana no eran bactericidas. Por consiguiente, se llegó a la conclusión de<br />

que dosis únicas de antibióticos no bactericidas aparentemente prevenían la<br />

endocarditis en ratas por mecanismos distintos a la destrucción bacteriana.<br />

Los miembros del grupo de Streptococcus viridans producen glucocálix<br />

en su superficie y se ha demostrado que una abundante producción de glucocálix<br />

por estas bacterias en el modelo de endocarditis en conejos se asocia<br />

con un retraso en la esterilización antimicrobiana. Además, se ha demostrado<br />

que la digestión enzimática del glucocálix con dextranasa potencia la actividad<br />

antibiótica (Dall et al., 1990).<br />

Dall et al. (1990) estudiaron el efecto de la clindamicina administrada tres<br />

veces al día en conejos con endocarditis experimental de la válvula aórtica causada<br />

por Streptococcus viridans productores de glucocálix. Este estudio puso de<br />

manifiesto que los animales que recibieron clindamicina tuvieron vegetaciones<br />

cardíacas más pequeñas que fueron esterilizadas más rápido que las de los animales<br />

control o animales que recibieron penicilina o dextranasa solo. El tratamiento<br />

con penicilina más dextranasa permitió una mayor destrucción bacteriana<br />

que con la penicilina sola, pero no difirió de modo significativo del tratamiento<br />

con clindamicina. Además, las microfotografías electrónicas revelaron un glucocálix<br />

mucho menos adherente a la célula en las bacterias cultivadas in vitro<br />

en presencia de clindamicina que las bacterias cultivadas con penicilina o ninguna<br />

de ellas. Por consiguiente, se plantea la hipótesis de que la clindamicina<br />

inhibe la producción de glucocálix in vivo, lo que permite una mejor penetración<br />

antimicrobiana en la vegetación cardíaca infectada.<br />

En un estudio de Hall et al. con humanos (1996) se comparó la profilaxis<br />

antibiótica de la eritromicina y la clindamicina. Un total de 38 pacientes<br />

sanos se distribuyeron de modo aleatorio para recibir eritromicina (1 g) o<br />

clindamicina (0,6 g) v.o. 1,5 h antes de la extracción dental. Se obtuvieron<br />

muestras de sangre para investigación microbiológica antes, durante y 10 min<br />

después de la cirugía. La incidencia de bacteriemia por Streptococcus viridans<br />

fue del 79% en el grupo de la eritromicina y del 74% en el grupo de la<br />

clindamicina, sin diferencias estadísticas entre ellos en cuanto a la incidencia<br />

o magnitud de la bacteriemia por Streptococcus viridans o de bacterias anaerobias.<br />

Se analizó la sensibilidad a la eritromicina y la clindamicina, así<br />

como a penicilina V y ampicilina, de un total de 96 cepas aerobias y de 133<br />

anaerobias aisladas de las muestras de sangre. Se observó que los antimicrobianos<br />

eran muy activos frente a la mayoría de las bacterias a excepción de<br />

algunos enterococos, estafilococos y Veillonella. La hipótesis planteada fue<br />

que la protección frente a la endocarditis por la profilaxis con eritromicina o<br />

clindamicina ha de deberse a la eliminación de bacterias en un estadio posterior<br />

en el desarrollo de la enfermedad más que a la eliminación de bacterias<br />

de la sangre durante el corto período de bacteriemia postoperatoria.<br />

También se ha comparado la claritromicina con la clindamicina para la profilaxis<br />

antibiótica con dosis única de la endocarditis estreptocócica en ratas

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