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Periodoncia.Eley.6a.Ed

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318 <strong>Periodoncia</strong><br />

furcas de clase II han dado lugar en todos los casos a una buena resolución<br />

clínica de estas lesiones. Los resultados obtenidos fueron muy similares para<br />

todos estos tipos de membrana (Hugoson et al., 1995; Bluenthal, 1993; Black<br />

et al., 1994; Bouchard et al., 1997; Polson et al., 1995b, c; Garrett et al., 1997).<br />

Además, también se han empleado otros tipos de membrana, como injertos<br />

periósticos autógenos (Lekovic et al., 1989), aloinjerto de duramadre congelada<br />

y secada (Yukna, 1992) y membrana de hueso laminar biorreabsorbible<br />

(Scott et al., 1997) y se han comparado con las membranas PTFEe y de nuevo<br />

han dado lugar a resultados comparables. Todos estos estudios fueron verificados<br />

mediante registros clínicos y radiológicos y en algunos casos además<br />

mediante una reentrada quirúrgica a los 6 o 12 meses. Además, se ha recomendado<br />

el uso de aloinjertos de hueso esponjoso humano mineralizado (Tsao et<br />

al., 2006). Demostraron que el aloinjerto de hueso esponjoso humano mineralizado,<br />

con o sin el uso de membrana de colágeno, podía mejorar bastante de<br />

forma el relleno óseo en los defectos de furcas mandibulares de clase II. Otros<br />

estudios han utilizado además la radiografía de sustracción digital para mostrar<br />

las evidencias de la formación de hueso nuevo (Eickholz y Hausemann,<br />

1997). Además, un estudio que comparaba defectos de furca de clase II apareados<br />

durante 2 años, uno tratado con una membrana biorreabsorbible y el<br />

otro mediante un colgajo de acceso, demostró aumentos bastante mayores del<br />

NI horizontal y de relleno óseo en los lugares tratados con la membrana en<br />

comparación con los lugares de control (Cury et al., 2003). Todos estos estudios<br />

demuestran la existencia de resultados comparables para las membranas<br />

biorreabsorbibles y no biorreabsorbibles en los defectos de furca.<br />

Además, los efectos combinados de una membrana reabsorbible (Guidor ® ) y<br />

el aloinjerto de hueso desmineralizado congelado y secado (DFDBA) se han<br />

comparado con el uso de la misma membrana sola en lesiones de furca de clase<br />

II apareadas (Luepke et al., 1997). Los parámetros clínicos y el relleno óseo se<br />

valoraron en el momento inicial y después de 6 meses, cuando se realizó una<br />

reentrada quirúrgica. Se determinaron aumentos significativos de NI y de relleno<br />

óseo con ambos tratamientos y la importancia de la mejoría fue mayor (no de<br />

forma estadísticamente significativa) para el tratamiento combinado. Se observaron<br />

resultados similares en comparaciones de combinaciones de membranas<br />

de hueso laminar biorreabsorbibles o membranas PTFEe no reabsorbibles en<br />

combinación con aloinjerto de hueso desmineralizado (Scott et al., 1997).<br />

En todos estos estudios clínicos, más del 90% de los lugares tratados mostraron<br />

un relleno óseo parcial del defecto y, por tanto, esta técnica parece<br />

producir resultados más predecibles con las lesiones de furca que con otros<br />

tipos de lesiones periodontales.<br />

Además, los estudios en animales demuestran que se forma un aparato de<br />

soporte periodontal normal con hueso, cemento y ligamento periodontal nuevos,<br />

tanto con el uso de membranas PTFEe no reabsorbibles (Pontoriero et al., 1992)<br />

como con membranas biorreabsorbibles (Polson et al., 1995a; Bogle et al.,<br />

1997). Los lugares tratados en los estudios en animales mostraron alrededor de<br />

un 70% de regeneración con hueso, cemento y ligamento periodontal nuevos.<br />

Una revisión sistemática reciente (Jensen et al., 2002) compara los efectos<br />

de la RTD con el desbridamiento quirúrgico en el tratamiento de las lesiones<br />

de furca de clase II. Los criterios para juzgar los buenos resultados fueron la<br />

ganancia en el NI vertical y horizontal (NI-V, NI-H) medida en la reentrada<br />

quirúrgica. Entre las 260 publicaciones recogidas, sólo 16 RCT cumplían sus<br />

criterios de inclusión y 14 pudieron evaluarse mediante metaanálisis. Hubo<br />

una diferencia media ponderada estadísticamente significativa en el NI-H de<br />

1,51 mm para los molares mandibulares y de 1,64 mm para los molares maxilares<br />

en el grupo test. No hubo diferencias en el NI-V entre los dos grupos.<br />

Por tanto, se demostró que la RTD era claramente más eficaz que el desbridamiento<br />

quirúrgico solo para tratar las furcas de clase II.<br />

Jepsen et al. (2004) llevaron a cabo un ensayo aleatorizado multicéntrico<br />

con 45 pacientes y 90 defectos apareados, comparando las proteínas derivadas<br />

de la matriz del esmalte (test) con las membranas para el tratamiento de<br />

los defectos de furca de clase II vestibulares mandibulares. Ambas modalidades<br />

de tratamiento dieron lugar a mejorías clínicas significativas, pero hubo<br />

una reducción significativamente mayor de la PS horizontal de la furca y una<br />

incidencia comparativamente menor de dolor y tumefacción postoperatorios<br />

después de la utilización de derivado de las proteínas de la matriz del esmalte<br />

en comparación con las membranas.<br />

Defectos completos de clase III<br />

Se pueden considerar una serie de opciones para los defectos de furca completos,<br />

de lado a lado: colgajo posicionado apicalmente, RTD, tunelización, resección<br />

radicular, odontosección, hemisección y extracción. La elección depende<br />

de la extensión y del patrón de pérdida del hueso y de la anatomía de la raíz.<br />

Regeneración de tejido dirigida<br />

La técnica de regeneración de tejido dirigida (RTD) también puede utilizarse<br />

para tratar los defectos de clase III, pero con resultados menos predecibles<br />

(Pontoriero et al., 1989; Eickholz y Hausemann, 1997). En esta situación<br />

suele ser necesario emplear dos membranas separadas en cada uno de los<br />

lados del defecto.<br />

Araújo y Lindhe (1998) investigaron en cinco perros el efecto de combinar<br />

la RTD con las proteínas derivadas de la matriz del esmalte (DME) en las<br />

superficies de la raíz. Dos meses antes de iniciar el experimento se exodonciaron<br />

el primer y el segundo premolares mandibulares y se crearon quirúrgicamente<br />

defectos de furca de clase III en los terceros premolares mandibulares.<br />

Los defectos fueron reexpuestos de nuevo al principio del experimento y la<br />

superfícies radiculares se alisaron. Después se hizo una muesca en las raíces en<br />

la base del defecto. En un lado (test) se aplicó DME en la superficie de la raíz<br />

después del grabado con ácido y se colocó una membrana reabsorbible sobre<br />

el defecto. En el otro lado (control) sólo se colocó la membrana. Los perros se<br />

sacrificaron 4 meses después de la cirugía y se realizó un examen histológico<br />

de los tejidos. Los defectos de furca se cerraron tanto en el lado test como en el<br />

lado control y presentaban hueso y ligamento periodontal que parecían estar en<br />

continuidad con el cemento de la raíz recién formado. Las cantidades de hueso<br />

y de ligamento fueron similares en las lesiones de test y de control. En las<br />

lesiones de test, el cemento que se formó en la porción apical de la lesión era<br />

acelular, mientras que el cemento formado en las lesiones de control era celular.<br />

Por tanto, los DME parecen conducir a la formación de cemento acelular.<br />

Donos et al. (2003) investigaron histológicamente los efectos de la RTD y<br />

de los DME sobre los defectos de furca de clase III en monos. Los defectos de<br />

furca de clase III se prepararon quirúrgicamente en los molares mandibulares<br />

y se trataron con RTD o con DME solas o con RTD más DME. Otros defectos<br />

se dejaron sin tratar como controles. Los lugares tratados con RTD o RTD más<br />

DME producían hueso nuevo que casi rellenaba los defectos y nueva inserción<br />

(nuevo cemento más fibras de colágeno de inserción). Los DME solos producían<br />

además hueso y nueva inserción, pero la cantidad era más variable que<br />

con RTD y DME combinadas. Los lugares de control producían sólo cantidades<br />

muy pequeñas de formación de hueso y nueva inserción. Por tanto, tanto<br />

la RTD como los DME provocaron la formación de hueso y nueva inserción<br />

en los defectos de clase III y fueron particularmente buenos al combinarse.<br />

Otro estudio de Hoffmann et al. (2006) obtuvo resultados superiores para<br />

los DME en comparación con la RTD para el tratamiento de los defectos de<br />

clase II.<br />

Colgajo posicionado apicalmente<br />

Si la furca es lo suficientemente amplia de forma natural para permitir su limpieza,<br />

puede ser expuesta simplemente con el posicionamiento apical de colgajos<br />

a bisel interno; esto también permite acceso para el raspado y alisado<br />

radicular (fig. 20.10A). Se coloca un cemento periodontal sobre la herida y entre<br />

las raíces para garantizar la exposición de la furca (fig. 20.10B). Después de la<br />

curación se lleva a cabo la limpieza con un cepillo interproximal (fig. 20.10C).<br />

Tunelización<br />

Esto es aplicable a la afectación de las furcas molares inferiores. La exposición<br />

para el raspado se consigue mediante colgajos vestibulares y linguales a bisel<br />

interno. El tamaño de la entrada de la furca se agranda remodelando el contorno<br />

del hueso y a veces cambiando la forma de las superficies radiculares<br />

interiores, lo que sólo es necesario si las raíces están muy cercanas y juntas. Si<br />

es posible, esto debería evitarse porque puede producir un riesgo elevado de

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