Periodoncia.Eley.6a.Ed
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256 <strong>Periodoncia</strong><br />
comprenden. En este contexto puede ser relevante una proposición controvertida<br />
de que las bacterias sufren mutaciones favorables bajo presión selectiva (Cairns<br />
et al., 1988). Dicho mecanismo aceleraría la evolución de la resistencia.<br />
En relación con los datos actuales, varios desarrollos clave parecen probables.<br />
Primero, parece inevitable que se diseminará la resistencia intermedia a<br />
vancomicina de SARM (SAIV). Durante los pocos meses en que ha existido<br />
el Subgroup on Antimicrobial Resistance del Standing Medical Advisory<br />
Committee, se ha observado SAIV en Estados Unidos y Francia, así como en<br />
Japón, donde fueron se describieron por primera vez (Hiramatsu et al., 1997;<br />
Smith, 1997; Ploy et al., 1998). Además, se ha demostrado que puede producirse<br />
un intercambio de genes entre enterococos y estafilococos y es probable<br />
que el sistema VanA de resistencia en enterococos se disemine el SARM,<br />
dando lugar a la adquisición de resistencias de alto grado a glucopéptidos.<br />
También es posible la diseminación de VanA a S. pneumoniae y otros estreptococos<br />
a-hemolíticos. Podría ocurrir del mismo modo que otros genes de<br />
enterococos y estafilococos se transfiriesen a estas especies (Schaberg y<br />
Zervos, 1986). Las consecuencias serían graves, ya que los glucopéptidos<br />
son los fármacos de último recurso frente a estreptococos a-hemolíticos<br />
resistentes a b-lactámicos en endocarditis y frente a S. pneumoniae resistentes<br />
a b-lactámicos en meningitis.<br />
Segundo, los datos actuales muestran que las bacterias gramnegativas sensibles<br />
sólo a uno o dos antibacterianos son habituales y es probable que se<br />
diseminen. Con frecuencia, los últimos fármacos en retener actividad son las<br />
carbapenemas, imipenem y meropenem. La resistencia a carbapenem se<br />
encuentra en la actualidad con mayor frecuencia en Acinetobacter spp. en<br />
todo el mundo (Afzal-Shah y Livermore, 1998). Además, han aparecido carbapenemasas<br />
de mediación plasmídica (enzimas destructoras de carbapenem)<br />
en enterobacterias y Pseudomonas spp. en Japón (Livermore, 1997).<br />
Estas enzimas confieren resistencia completa a todos los antimicrobianos b-<br />
lactámicos. Tienen una estructura flexible, con un gran sitio activo, lo que<br />
supone que será extraordinariamente difícil rediseñar b-lactamas que evadan<br />
la hidrólisis. Durante los 6 meses siguientes al establecimiento del subgrupo<br />
de la SMAC, la Antibiotic Referente Unit del PHLS ha recibido aislados de<br />
Pseudomonas aeruginosa de Inglaterra con una carbapenemasa y con resistencia<br />
cruzada antimicrobiana completa (Standing Medical Advisory Committee<br />
[SMAC], 1999d).<br />
Tercero, las quinolonas han retenido una buena actividad frente a numerosos<br />
bacilos gramnegativos resistentes a otros antibacterianos y, hasta 1997,<br />
esta resistencia siempre resultó ser mutacional en vez de estar mediada por<br />
plásmidos. Sin embargo, en 1997 se describió en España un aislado de E. coli<br />
con resistencia transferible a quinolonas (Martinez-Martinez, 1997) y parece<br />
probable que se disemine.<br />
Otras temibles resistencias en el futuro son las que se dan en especies que<br />
hasta ahora han permanecido acusadamente sensibles. Unos claros riesgos<br />
son la resistencia a penicilina en N. meningitidis y S. pyogenes. La resistencia<br />
en N. meningitidis sigue el mismo curso evolutivo que en N. gonorrhoeae,<br />
aunque más lentamente, y hay muchas razones para suponer que a la larga<br />
surgirá una importante resistencia a penicilina. La resistencia a penicilina en<br />
S. pyogenes es llamativa por su ausencia continuada. Era el más temido de<br />
los patógenos de heridas en hospitales y ha permanecido muy sensible a la<br />
penicilina desde la década de 1940. No obstante, se produce intercambio<br />
génico entre S. pyogenes y estafilococos (Schaberg y Zervos, 1986) y existe<br />
el riesgo de que pueda diseminarse la producción de b-lactamasas de éstos al<br />
primero. Parece obvio que la evolución bacteriana, fúngica y vírica no ha<br />
terminado aún (Standing Medical Advisory Committee [SMAC], 1999d).<br />
Control del uso de antibióticos<br />
Si fuese a continuar el uso inapropiado y excesivo de los antibióticos a la<br />
escala actual, es probable que la mayoría de las infecciones bacterianas graves<br />
se vuelvan resistentes a todos los antibióticos disponibles en la actualidad.<br />
También es muy improbable que aparecieran nuevos antibióticos a una<br />
velocidad suficientemente rápida para solventar estos problemas, e incluso si<br />
así fuese, sería muy probable que las bacterias desarrollasen insensibilidad a<br />
estos nuevos antibióticos a su vez por los mismos mecanismos.<br />
Por consiguiente, es extraordinariamente importante que los antibióticos se<br />
prescriban sólo cuando estén correctamente indicados para infecciones que se<br />
sepa que son sensibles al antibiótico en cuestión. Nunca deben prescribirse<br />
como cobertura a todo riesgo en un diagnóstico impreciso de una infección o<br />
en relación con afecciones que puedan tratarse de igual o mejor modo por<br />
otros medios. También es de vital importancia eliminar todos los otros usos<br />
innecesarios de los antibióticos, como aditivos en alimentos para animales.<br />
Respecto a la enfermedad periodontal, es pertinente señalar que no hay un<br />
único patógeno implicado en su etiología, de modo que no hay un tratamiento<br />
antibiótico preciso que se pueda utilizar para eliminar un único patógeno. Por<br />
tanto, en el mejor de los casos los antibióticos utilizados en el tratamiento<br />
periodontal suprimen algunas de las bacterias de la flora subgingival durante<br />
un período variable, y después volverán a crecer, ya que todas ellas forman<br />
parte de la flora indígena. Puede lograrse este cambio de la flora subgingival de<br />
modo igual o mejor mediante raspado subgingival (v. cap. 15 y más adelante)<br />
que, según se ha demostrado en algunos estudios, es efectivo durante períodos<br />
más prolongados. Por consiguiente, los antibióticos no pueden ser nunca los<br />
agentes primarios en el tratamiento de las enfermedades periodontales y deben<br />
utilizarse sólo en las escasas situaciones en las que por una u otra razón no<br />
llegue a ser eficaz el tratamiento convencional, aun cuando se lleve a cabo de<br />
modo eficiente y se repita. Estas situaciones se describen a continuación.<br />
Posibles usos periodontales<br />
de los antimicrobianos<br />
Los antimicrobianos utilizados más comúnmente como auxiliares en el tratamiento<br />
de la periodontitis crónica son las tetraciclinas y el metronidazol.<br />
Estos antibióticos son agentes de amplio espectro dirigidos frente a muchas<br />
bacterias diferentes en el interior de la bolsa periodontal más que frente a un<br />
único patógeno. Por esta razón, ha de cuestionarse la base teórica para su<br />
empleo. Además, se han sugerido las tetraciclinas y la combinación de amoxicilina/metronidazol<br />
para tratar la periodontitis agresiva (v. cap. 23). Un<br />
absceso periodontal agudo puede en ocasiones requerir antibióticos (v. cap. 22)<br />
y el metronidazol es el agente de elección en el tratamiento de la gingivitis<br />
ulceronecrosante (v. cap. 25). Por último, la amoxicilina, la eritromicina, la<br />
clindamicina, la vancomicina y la gentamicina tienen un lugar en la profilaxis<br />
de la bacteriemia transitoria en los pacientes susceptibles (v. cap. 18). A continuación,<br />
se consideran en detalle los factores que influyen en el posible uso<br />
de antibióticos.<br />
Naturaleza de las infecciones periodontales<br />
Aunque la causa principal de la enfermedad periodontal es bacteriana, no se<br />
ha encontrado un patógeno causal único (cap. 4). Así, parece que lo mejor es<br />
considerar la periodontitis crónica una enfermedad bacteriana inespecífica<br />
causada por un desequilibrio local en la población bacteriana indígena local<br />
(Theilade, 1986). Sin embargo, las bacterias de la placa subgingival son el<br />
principal agente etiológico en la periodontitis (Tonetti, 1994), que también es<br />
consecuencia de las secuelas de los cambios cuantitativos y cualitativos tanto<br />
en la microflora como de la respuesta inflamatoria a su presencia (Loesche,<br />
1976). Ciertas bacterias indígenas pueden desempeñar una función más<br />
importante en el proceso patológico porque poseen factores de virulencia que<br />
puede capacitarlos para dañar las defensas del huésped o degradar los tejidos<br />
del huésped. Sin embargo, no hay datos de que la erradicación de los patógenos<br />
sospechosos de causar periodontitis crónica sin la supresión de otros<br />
miembros de la flora sea efectiva en el tratamiento de la periodontitis crónica.<br />
Si, como parece, todos los patógenos sospechados son miembros de la<br />
flora oral normal, no será posible su erradicación permanente por antibióticos<br />
porque volverían a establecerse después del tratamiento.<br />
Sin embargo, se sabe que pueden producirse cambios transitorios en la<br />
flora bacteriana subgingival tanto mediante raspado y alisado radicular como<br />
por la administración sistémica o la aplicación local de algunos antibióticos<br />
(v. cap. 15). Se han llevado a cabo algunos estudios sobre los antibióticos<br />
más prometedores (tetraciclina y metronidazol) que se detallan más adelante<br />
junto con las pocas ventajas y muchas desventajas de su utilización.