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Pancracio Celdrán Gomáriz Inventario general de insultos<br />

Gilí.<br />

En lenguaje de germanía, o jerga de rufianes, decir gilí equivalía a tachar a alguien de tonto, memo.<br />

Parece que procede de una variante del lenguaje gitano español, jil = fresco, reciente, de donde en sentido<br />

figurado se dijo del ingenuo, novato o inocente, fácil presa para el timo o el engaño. Emplea el término<br />

Benito Pérez Galdós en su novela de ambiente madrileño Misericordia; antes lo había empleado<br />

Rodríguez Marín en sus Cantos populares andaluces, (1882). No obstante, la etimología apuntada como<br />

más verosimil, dado lo tardío de la aparición del término, debe notarse el vocablo árabe granadino gihil =<br />

bobo, modorro, como posible etimología del vocablo.<br />

Gilipollas.<br />

Quiere el Diccionario de la Real Academia de la Lengua que derive de la voz árabe yahil, yihil o<br />

gihil = bobo, muy utilizada entre los hablantes de la España musulmana. El vocablo pasó al romance:<br />

"gilí" = sujeto ignorante y aturdido. Otra acepción del vocablo "gil" hace referencia al antropónimo "Gil",<br />

por entenderse ser éste una especie de antonomástico de "lelo, imbécil, infeliz". A este respecto escribe<br />

Covarrubias en su Tesoro, (1611): "Este nombre en lengua castellana es muy apropiado a los çagales y<br />

pastores..."<br />

Corominas, en su Diccionario Crítico, deriva el término de la voz gilí = tonto, memo, de la palabra<br />

gitana jili = inocente, cándido. El erudito Rodríguez Marín, en sus Cantos populares andaluces, parece<br />

ser quien primero lo utilizó por escrito, 1882. Poco después lo recogería Pérez Galdós en su novela<br />

Misericordia, de ambiente madrileño suburbial. Nada dice del compuesto "gili-pollas". Camilo José Cela,<br />

en su valioso Diccionario del Erotismo, asegura que la segunda parte del término se refiere al pene. De<br />

este encuentro de vocablos resultaría una especie de "poya tonta", "picha loca", "tonto (de) la pija",<br />

"pichilelo". El término es de uso general en toda España para tildar a alguien de tonto integral,<br />

perdiéndose toda consideración y respeto a quien así se califica, ya que no sólo se le tacha de "tonto y<br />

bocazas", sino que ello se hace con escarnio, mediante una mezcla explosiva de términos: "gilí" (universo<br />

gitano) y "pollas" (zona menos noble de la anatomía), evocándose así un universo ínfimo, que enmarca al<br />

individuo en un campo semántico ingrato. El gilipollas no es un simple tonto, sino que participa además<br />

de la condición espiritual del bocazas, del incontinente verbal que todo lo airea sin guardar secreto ni<br />

recato en la divulgación de la noticia, comportamiento que ni siquiera busca el hacer daño. La<br />

personalidad del gilipollas es mercurial, cambiante, insegura, y a menudo gratuita. El gilipollas puede<br />

salir por peteneras en cualquier momento, y montar desaguisados importantes sin darse cuenta. No es<br />

malo porque no tiene coeficiente intelectual suficiente para serlo, pero es muy inoportuno y por ello<br />

peligroso, ya que puede echar cualquier cosa a perder llevado de su falta de juicio y de la ausencia en él<br />

de criterio para medir el alcance de las acciones y el discurso.<br />

Gilipuertas.<br />

El gilipuertas no es menos gilipollas que el gilipollas mismo. Echamos mano de este vocablo<br />

cuando queremos quitar hierro al insulto, variando la segunda parte del compuesto, y así decimos "gilipuertas",<br />

con lo que restamos fiereza al conjunto. Sin embargo hay autores que consideran que de esta<br />

manera se agravan las cosas, ya que se desprecia al insultado, tildándole de algo insulso e indefinido,<br />

expresado en "puertas", término fonéticamente más cercano a "pollas", con lo que aunque se evita herir la<br />

sensibilidad de oyentes circunstanciales del insulto, ello se hace sin ánimo de atenuar el grado de<br />

imbecilidad del insultado. El escritor español nacido en Filipinas, Álvaro Retana y Ramírez, feliz autor de<br />

novelas eróticas y de letras y músicas de sonados cuplés, emplea así el término en su Historia de una<br />

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