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Pancracio Celdrán Gomáriz Inventario general de insultos<br />

ha sido esto.<br />

-Pues a él:<br />

que lo paguen sus orejas.<br />

Bretón de los Herreros, presenta así a uno de los del gremio:<br />

Atravesado en un mulo<br />

a Madrid hice mi viaje:<br />

me recibieron de hortera<br />

en la casa que ya sabes...<br />

El Duque de Rivas, coetáneamente, en Tanto vales cuanto tienes, pone estos versos en boca de doña<br />

Rufina:<br />

No fuera malo que yo<br />

a un horterilla quisiera<br />

por yerno. ¡Bueno estuviera...!<br />

¿Quién tal cosa imaginó?<br />

Los libretistas de zarzuela, y algunos novelistas del 98, como Pío Baroja, usan el término para<br />

referirse a los dependientes de comercio, aunque "hortera", como calificativo ofensivo de los de un<br />

gremio, había caido ya en desuso. Hoy experimenta un nuevo auge, si bien con cierto cambio semántico,<br />

ya que el hortera de nuestros días es persona de mal gusto, ramplona y zafia, aunque adquiriendo una<br />

progresiva significación que tiene más que ver con lo vulgar y lo cursi.<br />

Huevón, huevazos.<br />

Individuo tranquilo, perezoso y torpe, cuya cachaza y escasa energía exaspera a quienes lo rodean;<br />

bobalicón; sujeto de reacciones muy lentas, que por nada se inmuta; calzonazos que puede terminar<br />

llevando cuernos, eventualidad que no le saca de su aparente arrobamiento y pasmo. Es voz de uso<br />

generalizado, aunque de probable origen sudamericano, a pesar de que en Méjico y Nicaragua significa<br />

todo lo contrario: persona animosa y valiente.<br />

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