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Pancracio Celdrán Gomáriz Inventario general de insultos<br />
Ordinario.<br />
Individuo vulgar y chabacano, de poca estimación y calidad; persona plebeya o de ruin condición,<br />
que carece de educación y se comporta groseramente, sin importarle la bajeza con la que se conduce por<br />
la vida. El dramaturgo Antonio Mira de Amescua, en su comedia Galán, valiente y discreto, (primer<br />
tercio del s. XVII), utiliza así el término:<br />
Un enfermo deliraba<br />
y grande rey se fingía,<br />
imperios y monarquía<br />
en su locura gozaba.<br />
Sanó, y alegre no andaba,<br />
diciendo:...Gracias no doy<br />
a quien me da salud hoy,<br />
pues era rey soberano,<br />
enfermo, y estando sano<br />
un hombre ordinario soy.<br />
Su matiz peyorativo pudo derivar de haberse llamado así al arriero o carretero que habitualmente<br />
conducía personas o mercancía de un lugar a otro, sujeto rudo, blasfemo y vulgar, especie de camionero<br />
de los siglos pasados.<br />
Oveja negra (ser la).<br />
Llamamos así a quien difiere desfavorable o negativamente del resto de los componentes de una<br />
familia o grupo. El origen de este sintagma adjetivo parte de la confusión entre la palabra originaria,<br />
"arveja", y la hembra del carnero. La proximidad fonética entre los sonidos iniciales del término condujo<br />
a la errónea interpretación de un vocablo por otro, sobre todo cuando el término "arveja" empezó a caer<br />
en desuso, asimilándose en la mente del hablante con el de "oveja", más conocido y cercano a la<br />
experiencia rural. La arveja es voz que designa tanto al guisante como a la almorta. Ser la "almorta o<br />
arveja" negra es tanto como ser el garbanzo negro. Todo ello circunscrito semánticamente a las prácticas<br />
seguidas para decidir o votar premios y castigos, en cabildos y conventos. A fin de calificar a alguien,<br />
tanto moral como académicamente, los individuos con derecho a voto introducían en una bolsa negra un<br />
garbanzo, o una arveja; si la resolución era positiva, hacia el premio o hacia el "sí", la legumbre en<br />
cuestión era de color blanco; si se consideraba negativamente el asunto o persona, se introducía la arveja<br />
o garbanzo negro. Ser la arveja negra era tanto como distinguirse desfavorablemente. Hasta el siglo XVII<br />
se siguió en conventos, cabildos y congregaciones la costumbre de introducir en un tazón un haba,<br />
garbanzo o arveja negra entre el resto, que eran blancas. Quien sacaba la negra, pechaba, pagaba o se<br />
hacía cargo de la situación. Esta costumbre dio también origen a la frase "tocarle a alguien la negra, o<br />
tener la negra", o ser la oveja (arveja) negra.<br />
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