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Pancracio Celdrán Gomáriz Inventario general de insultos<br />
Pelagatos.<br />
Hombre pobre y desvalido, a menudo despreciable; sujeto de muy baja condición social, que a su<br />
pobreza une villanía. El calificativo alude al bolsón donde se guardaba antaño el dinero, llamado "gato"<br />
por hacerse con la piel de ese animal: pelar el gato era registrarlo hasta el fondo en busca de algún<br />
maravedí que pudiera haber quedado en su fondo. Bretón de los Herreros utiliza el término en el siguiente<br />
contexto:<br />
¿Tan mal fundado juzgas el derecho<br />
de una rica al amor de un pelagatos<br />
que no tiene ni viña ni barbecho?<br />
Pelanas.<br />
Persona inútil y despreciable; pelagatos; individuo sin importancia, de condición social irrelevante;<br />
piernas. Es de probable construcción a partir de la voz "pelón, pelona": de escasos recursos, mísero,<br />
sumamente escaso, teniéndose in mente la idea de "pelado", de poco o ningún pelo. Mi padre, levantino,<br />
solía decir de quien no tenía recursos: "fulano es un pelanas por mucho que rasque o pele el forro de sus<br />
bolsillos".<br />
Pelandusca.<br />
Puta, ramera. El Diccionario de Autoridades, (primer tercio del XVIII), aventura la idea de que<br />
pudo haberse dicho porque las mozas descarriadas que andaban sueltas por plazas y calles eran peladas<br />
como castigo a su disipación. Leandro Fernández de Moratín, (finales del XVIII) utiliza así el término:<br />
"...la han heredado en vida chalanes, bodegoneros, rufianes y pelanduscas...".<br />
Es término en declive, ya que las palabras para designar a este tipo de mujeres es siempre numeroso<br />
y cambiante, queriendo cada época tener las suyas propias. Pellejos, pellejas, pendejos, peliforras, zorras,<br />
zorrones, pendones, pécoras, putones, rameras, pelanduscas, meretrices, prostitutas, busconas, esquineras,<br />
tiradas, olisconas, pajilleras, pindongas, fulanas, lagartas y lagartonas, manflas y soldaderas, yiras y<br />
yirantas, yeguas y vacas, trotacalles, volantusas, potajeras y piltrafas..., son sólo una pequeña parte de la<br />
inventiva popular para esta profesional del amor y de las ilusiones al detalle. Hay una legión más de<br />
nombres que la imaginación ha querido relacionar con el viejo y útil oficio del amor tasado, medido,<br />
contado y despachado al por menor.<br />
Pelele.<br />
Persona simple e inútil, fácilmente manejable por su falta de personalidad; sujeto abúlico y sin<br />
carácter que va donde lo llevan y en todo se muestra obediente a lo que le dicen que haga. Palabra de uso<br />
tardío en castellano, de origen desconocido, aunque parece creación elemental del idioma, de formación<br />
expresiva. También pudo originar del entrecruzamiento de "lelo" con otro vocablo. No se documenta con<br />
anterioizdad a los años finales del siglo XVIII. El novelista Juan Valera, en su Pepita Jiménez, utiliza así<br />
el término: "No es mala pécora la tal Pepita Jiménez. Con más fantasía y más humos que la infanta<br />
Micomicona, quiere hacernos olvidar que nació y vivió en la miseria hasta que se casó con aquel pelele,<br />
con aquel vejestorio, con aquel maldito usurero, y le cogió ochavos".<br />
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