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Pancracio Celdrán Gomáriz Inventario general de insultos<br />

Matasiete.<br />

Fanfarrón, rufián; espadachín y bravucón que se precia de guapo y valiente, tratando así de meter el<br />

miedo en el cuerpo a quienes se relacionan con él. Juan Ruiz de Alarcón, dramaturgo del primer tercio del<br />

siglo XVII, tiene esta bonita forma de utilizar el vocablo:<br />

Ya se salen de Segovia<br />

quatro de la vida airada,<br />

el uno era Pedro Alonso,<br />

Camacho el otro se llama;<br />

el tercero es Jaramillo,<br />

y Cornejo es el que falta:<br />

todos quatro matasietes<br />

valentones de la fama.<br />

También se da este nombre a los que presumen de lo que obviamente no pueden ser (véase la voz<br />

"enano"); a éstos se les da este nombre con retintín o antífrasis, para reírse de ellos. Se utilizaba en<br />

tiempos de Cervantes, y era término popular entonces. Quevedo. en tono festivo burlesco, introduce así el<br />

término:<br />

Hallóse allí Calamorra,<br />

sobre fino matasiete<br />

bravo de contaduría,<br />

de relaciones valientes.<br />

Juan Hidalgo, en su Vocabulario de Germania (1609), recoge el siguiente uso:<br />

Puse pies en polvorosa<br />

y del peligro afuféme,<br />

dexando mi hembra a cargo<br />

de un temerón matasiete.<br />

Hoy es voz en desuso, pero no el personaje, que ha sobrevivido en el lenguaje de algunos cuentos<br />

para niños, donde conserva valor despectivo.<br />

Maula.<br />

En sentido figurado y género femenino, se dice de la persona que paga mal y tarde; individuo<br />

tramposo y marrullero, que deja de cumplir con sus obligaciones a las primeras de cambio; individuo<br />

taimado, bellaco y vil, en quien no es recomendable confiar. Mesonero Romanos emplea así el término:<br />

"Pero... ¿adónde está Juanilla?; ¿y el cadete? ¡Ah, buenas maulas!"<br />

Su acepción principal es la de "engaño, triquiñuela, cosa despreciable". Su utilización primitiva fue<br />

como substantivo con el valor de "astucia y marrullería". En ese sentido utilizó Quevedo la palabra, hacia<br />

el primer cuarto del siglo XVII. E. Terreros (s. XVIII), en su Diccionario Castellano con las Voces de<br />

Ciencias y Artes..., lo define así: "Uno que es sagaz, astuto, artificioso y mal pagador". Su etimología es<br />

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