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Pancracio Celdrán Gomáriz Inventario general de insultos<br />

el que lo da, se hace inglés;<br />

y el que debe, se hace sueco.<br />

Aunque hay otras explicaciones, parece que con el sueco en cuestión se alude a los ciudadanos de<br />

ese país nórdico cuyos marineros, al llegar a puertos andaluces para cargar vino o aceite, adoptaban a<br />

finales del siglo pasado caras de circunstancias cuando se les dirigía la palabra, diciendo a todo que sí y<br />

que no, indistintamente, y sin saber a qué se oponían o a qué se negaban. No parece, pues, razonable que<br />

el sueco de que se habla esté relacionado con el mundo del teatro latino, cuyos actores cómicos se hacían<br />

los despistados o sorprendidos, calzaban el soccus, y ponían cara de circunstancia. Esta es tal vez<br />

explicación excesivamente traída por los pelos.<br />

Suripanta.<br />

Vicetiple, corista, mujer de reputación dudosa y despreciable. Es voz inventada. Martínez<br />

Olmedilla, en su libro Los Teatros de Madrid, cuenta que Eusebio Blasco, libretista fecundo, fue el autor<br />

de la siguiente estrofa:<br />

Suri panta la suri panta,<br />

macatruqui de somatén;<br />

sun fáribun, sun fáriben,<br />

maca trúpiten sangarinén.<br />

Era parte de los cantables de un coro en griego ficticio, con el que se entronizaba el género bufo en<br />

España, en 1866. Aquel año se estrenó en el Teatro Variedades de Madrid El joven Telémaco, con música<br />

del Maestro Rogel, y con F. Arderius como primer actor. Fue uno de los éxitos más apoteósicos de la<br />

escena en su tiempo, sobre todo porque salían por primera vez una serie de señoritas ligeras de ropa,<br />

cantando, gesticulando y enseñando una pierna. Tal fue la acogida y favor dispensados a la obra que el<br />

público se sabía de memoria aquello de las suripantas..., dando ese nombre a las doce coristas que con<br />

casco helénico en la cabeza, y coraza, cantaban en escena el extravagante verso. De esa época data el<br />

llamar a las mujeres de teatro, primero, y a las de vida airada después: suripantas. De la misma estrofa se<br />

extrajeron otros términos, como "macatruqui", para indicar onomatopéyicamente qué es lo que se suele<br />

hacer con las suripantas.<br />

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