28.04.2013 Views

hbC1Z

hbC1Z

hbC1Z

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Pancracio Celdrán Gomáriz Inventario general de insultos<br />

14. Tonto del bote.<br />

Es otro tonto de implantación y raigambre. Junto al de Coria, Abundio y Perico el de los Palotes,<br />

está entre los más populares: todos ellos llevaban uvas de postre a la vendimia. El del bote se hizo famoso<br />

en Madrid a mediados del siglo XIX. Era un mendigo muy simple que recogía limosna en un bote en la<br />

puerta de San Antonio del Prado. En este menester estaba cuando un toro escapado de la plaza, cuando el<br />

coso estaba en la calle de Alcalá, se le plantó delante, se paró ante el pordiosero, que permanecía inmóvil,<br />

como si no fuera con él la cosa, ajeno al peligro que evidentemente estaba corriendo. El toro lo olfateó,<br />

dio un bufido y siguió Prado abajo en loca carrera. Todo Madrid comentó el suceso, y un testigo ocular<br />

aseguró que el tonto le había pedido limosna al astado. Saltó la noticia a las páginas de los periódicos<br />

haciendo célebre a su protagonista, a quien inmortalizaron con la dudosa fama del "tonto del bote", por<br />

cuyo nombre aún lo conocemos.<br />

15. Tonto (d)el haba.<br />

Sujeto que siendo imbécil por naturaleza tiene además la desgracia de ser patoso. Se predica de<br />

quien siendo simplón no termina por asumir su condición. La segunda parte de la frase remite, en<br />

metáfora formal, a la punta del miembro viril, por asemejarse la parte de la anatomía masculina aludida a<br />

la semilla de esa planta herbácea.<br />

Es insulto grosero, intercambiable con los de "Tonto (de) la polla", "tonto (d)el pijo", "tonto (d)el<br />

carajo", etc. Amén de lo expuesto, tenga el lector presente la mala opinión que de esta planta tuvo el<br />

mundo antiguo, hasta el punto de prohibir su ingestión a quienes oficiaban en los templos por la<br />

flatulencia que provoca, perdiéndose -debido a las ventosidades- el respeto y decoro a los lugares<br />

sagrados. Quien osaba comerlas era tenido por estúpido. Ser más tonto que una mata de habas -como<br />

todavía se lee en algunos cuentos infantiles- participa de esas creencias antiguas.<br />

16. Tonto que asó la manteca.<br />

Decimos de alguien muy necio, para tratar de calibrar su grado de tontuna, que es más tonto que<br />

quien ásó la manteca. Pero ¿vivió alguna vez tal personaje...? El erudito sevillano Luis Montoto, en su<br />

obra Personajes, personas y personajillos, escribe lo siguiente: "No recuerdo dónde leí que el célebre<br />

cocinero Montiño, en su libro de recetas culinarias publicó una para asar la manteca".<br />

Es claro que Montiño, andaluz guasón, incluyó tan estrambótica receta en son de broma, pero<br />

algunos se la tomaron en serio e intentaron seguirla al pie de la letra, no sin asombro para Montiño, que se<br />

llevaba las manos a la cabeza, y decía, según aseguran fuentes autorizadas: "Ozú, la cantiá 'e tonto<br />

c'hay...".<br />

17. Tontos a tiempo partido.<br />

El ejercicio de la tontez o tontuna raramente es ocupación de dedicación exclusiva. Lo más<br />

corriente es que se ejerza durante algún tiempo, o en ocasiones muy concretas. También hay quien ha sido<br />

tonto una sola vez, y por tonto lo tuvieron y motejaron. Pertenecen a ese grupo los componentes de la<br />

nutrida familia de los inconscientes y demás sujetos de cortos alcances a la hora de juzgar y ponderar las<br />

consecuencias de sus actos. Ejemplos notable de tonto ocasional fueron, entre otros, la famosa tonta de<br />

Candelario, o el sastre del Campillo.<br />

267

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!