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presente y futuro - Educación Especial

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CAPÍTULO 8: ORGANIZACIÓN Y DISEÑO CURRICULAR PARA LA EDUCACIÓN INCLUSIVA<br />

articuladas adecuadamente, además de utilizar recursos variados que contemplen y ten-<br />

gan en cuenta los diferentes estilos de aprendizaje (Pizarra, B., 2003), en función de la<br />

gran cantidad de información con que se cuenta a través los actuales avances en neuro-<br />

ciencias. Y hay que admitir que este planteamiento (métodos variados con modelos orga-<br />

nizativos ajustados a los mismos) es la única manera con que se puede facilitar la prác-<br />

tica de modificaciones curriculares y la atención a la diversidad en la realidad del aula.<br />

Difícilmente pueden trabajar los alumnos con diferente ritmo de aprendizaje y con dis-<br />

tinto estilo cognitivo, si deben hacerlo al modo tradicional: todos las mismas cosas, en el<br />

mismo tiempo y de la misma manera. Como afirman Brighouse y Woods (2001., p.121),<br />

la situación que se produce responde a este esquema: "Adultos del siglo XXI enseñados<br />

por profesores del siglo XX en aulas del siglo XVIII".<br />

No hay que olvidar que el alumno aprende más de lo que hace que de lo que se le dice.<br />

Y el hacer en el aula está marcado por el modelo metodológico y organizativo seleccio-<br />

nado. En base a este principio, quiero señalar que muchos de los objetivos generales y<br />

competencias que ahora se proponen en el curriculum general, exigen una metodología<br />

combinada y activa, ya que de lo contrario nunca se alcanzarán: a participar se aprende<br />

participando, a valorar se aprende valorando, a respetar se aprende respetando... No es<br />

cuestión exclusiva de estudiar una lección en un libro, sino de aplicar diariamente esta<br />

forma de hacer en el centro y en el aula (y, si fuera posible, en la familia y en la socie-<br />

dad). Así, comprobamos que la metodología se convierte también en contenido de apren-<br />

dizaje, pues se aprende haciendo, y el modo de hacer, el camino para llegar al dominio<br />

de las competencias lo constituyen las estrategias metodológicas que se adopten. En defi-<br />

nitiva, las competencias en las que deben involucrarse actitudes y valores sólo se logran<br />

mediante la práctica y la convicción, es decir, mediante la coherencia entre lo que se dice<br />

y lo que se hace.<br />

Hay que favorecer, por ello, la realización de mayor número, más fáciles, más com-<br />

plejas o distintas actividades por parte del alumnado, de acuerdo con las diferencias que<br />

<strong>presente</strong>, que, por supuesto, serán más o menos acusadas en cada caso y derivadas de dis-<br />

tintas situaciones.<br />

Unidos a las distintas modalidades de actividad que el alumnado practique, será pre-<br />

ciso seleccionar los recursos didácticos más adecuados y, por supuesto, diversificados en<br />

función de las características personales de los alumnos y alumnas. Tanto recursos de<br />

carácter general como otros de índole específica para diferentes singularidades de la per-<br />

sona, favorecerán la posibilidad de acceso al curriculum del alumnado con necesidades<br />

educativas especiales.<br />

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