presente y futuro - Educación Especial
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CAPITULO 6: HACE FALTA UN PUEBLO ENTERO PARA EDUCAR A UN NIÑO O<br />
CÓMO SUPERAR LA BANALIDAD DE LA EXCLUSIÓN<br />
Pero ¿quién puede movilizar personas, recursos y planes para esta escuela inclusiva?<br />
La historia de la "educación especial" está llena de personas que con tesón y empeño, en<br />
situaciones más complicadas que las de ahora, buscaron respuestas educativas, desper-<br />
taron inquietudes, unieron voluntades, comprometieron a las instituciones, concienciaron<br />
a la sociedad, exigieron a los poderes establecidos. Pero la historia también recuerda las<br />
exclusiones de todo tipo, incluida el exterminio, de las personas con discapacidad, lo que<br />
muestra la banalidad de la exclusión todavía <strong>presente</strong>.<br />
Estamos ahora en un interesante momento de cambios sociales ante un <strong>futuro</strong> por<br />
construir. Se reconocen los derechos de las personas con discapacidad a nivel mundial<br />
(Convención de la ONU), Europa se enfrenta con su convergencia social, nuestro país<br />
quiere caminar hacia una sociedad más justa. Y es aquí donde la formación de los profe-<br />
sionales de la educación tiene un papel clave. Hasta el proceso de Bolonia parece tener<br />
asumida la dimensión social de la convergencia universitaria. Lo expresa con claridad la<br />
Declaración de Londres (2007):<br />
La educación superior debería jugar un papel esencial en la promoción de la cohe-<br />
sión social, en la reducción de las desigualdades y en la elevación del nivel del<br />
conocimiento, destrezas y competencias en el seno de la sociedad.<br />
Pero esta gran tarea, no se puede llevar a cabo sin "recursos humanos" que desarrollen y<br />
dinamicen planes y proyectos acordes con las necesidades de las personas con discapacidad,<br />
tanto más necesarios cuantos mayores sean las limitaciones de las personas o las carencias del<br />
entorno educativo para su inclusión. Precisamente a la acción educativa corresponde movilizar<br />
las capacidades de las personas y de las organizaciones para el pleno desarrollo de ambas.<br />
Las organizaciones educativas dependen, para su funcionamiento y desarrollo, pri-<br />
mordialmente del elemento humano con que cuentan. Puede decirse, sin exageración,<br />
que una escuela educadora es el retrato de sus integrantes. Sólo el trabajo conjunto, soli-<br />
dario y comprometido de todos los participantes de la comunidad educativa escolar per-<br />
mite la atención de las necesidades de las personas con discapacidad y el apoyo de la<br />
autonomía <strong>presente</strong> y futura de todas las personas implicadas. Estamos aquí ante la nece-<br />
sidad de proyectos educativos inclusivos, tan poco visibles en la práctica de los centros.<br />
Y como el pasado está lleno de contradicciones, urge reflexionar con sentido crítico<br />
sobre las realidades <strong>presente</strong>s y proyectar <strong>futuro</strong>s más acordes con los derechos de las<br />
personas con discapacidad. Lo recuerda E. Galeano (2008) cuando escribe:<br />
La historia es una paradoja andante. La contradicción le mueve las piernas. Quizá<br />
por eso sus silencios dicen más que sus palabras y con frecuencia sus palabras reve-<br />
lan, mintiendo, la verdad.<br />
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