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Transmisión: oralidad y memoria escritural 192<br />
por lo platónico timeocritiano 295 : desprecio de la riqueza material injustamente<br />
conseguida frente a la espiritual 296 ; la aparición del castigo de Zeus como elemento<br />
reparador y clarificador de las acciones (excesos) humanos 297 ; desprecio de la desmesura<br />
como causa de la de la decadencia de Atenas 298 y su actitud mediadora que despreciaba<br />
el enfrentamiento social y la tiranía. Este Solón reconocible y asumible por el lector del<br />
siglo IV es el que comienza a escribir el poema político a través del cual la cultura helena<br />
y egipcia se reencuentran en el origen. Pero, ¿se limitó Solón a comunicar oralmente la<br />
historia egipcia? ¿Llegó a escribir un poema inacabado? Los comentaristas parecen<br />
dividirse en dos bandos: los que niegan que Solón llegara a escribir y los que afirman que<br />
lo hizo, pero concediendo, al mismo tiempo, muy poca entidad a dicha escritura 299 . Para<br />
contestar estas preguntas es necesario, en primer lugar, entender que Solón fue el primer<br />
político que utilizó la poesía como medio para difundir sus ideas y atraerse a la masa de<br />
ciudadanos. La entendió como un instrumento político que le permitiría dotar a sus ideas<br />
pues ambos tenían fama de ser grandes legisladores. Como he citado, Heródoto nos informa sobre la obra<br />
legisladora de Amasis, pero su notoriedad llegará hasta Diodoro que lo sitúa entre los grandes legisladores<br />
egipcios, junto con Meneves, Sasiquis, Seoosis y Bócoris (I 94 – 95, 1. Ver pág. 313, n. 401 de la edición<br />
de Fco. Parreu para Gredos ). Según las fuentes, una vez hubo acabada esta etapa de viajero Solón se retiraría<br />
a escribir, entre otros, el poema de la Atlántida a partir de los materiales que había recogido en Egipto, que<br />
no llegaría a acabar, pues las circunstancias políticas no se lo permitieron (Timeo 21d).<br />
295<br />
Recojo los textos solonianos de Fränkel (1993) y García Gual (1989) y los comentarios de<br />
Domínguez Monedero (2001). Como el resto de sus contemporáneos, Platón prefiere a Solón y no a<br />
Clístenes, dado que este representaba una democracia más profunda y abierta.<br />
296<br />
«Bien que deseo riquezas, mas no injustamente, / pues, en tal caso, es seguro el castigo./ La riqueza<br />
divina hace feliz al hombre/ que la recibe, es segura y permanente./ Pero la que el hombre persigue con<br />
violencia/ viene de modo inconveniente, corrompida/ por hechos injustos, y produce ceguera»(1D, 7-<br />
10).«Muchos malvados son ricos y muchos buenos pobres, / mas no haremos intercambio de bondad por<br />
riqueza, / que la bondad es duradera, pero el dinero pasa tan pronto por una mano como por otra» (4D, 9).<br />
297<br />
«Las ganancias proceden, sin duda, de los dioses/ y de ellas el desastre. Cuando Zeus lo envía/ como<br />
castigo, y sufre cada uno a su tiempo» (1D, 74-76).<br />
298<br />
«Pero los ciudadanos, con sus locuras, quieren destruir nuestra gran ciudad, cediendo a la persuasión<br />
de las riquezas y, con ellos las inicuas intenciones de los jefes del pueblo, a los que espera el destino de<br />
sufrir muchos dolores tras su gran abuso de poder, pues no saben frenar su hartura ni moderar en la paz del<br />
banquete sus alegrías de hoy» (3D), y en 5D: «la hartura engendra el desenfreno cuando una gran felicidad<br />
sigue a los hombres que no tienen un espíritu bien equilibrado»<br />
299<br />
El problema reside en plantear como dos mundos antagonistas la oralidad y la escritura, y en<br />
mantenerse estancado en una visión literal del Fedro (la escritura como simple recordatorio de lo oral). La<br />
moda de la oralidad instalada en los estudios platónicos también se nota aquí. Pradeau (1997a, pág. 45),<br />
afirma que cada uno de los narradores posee un texto base: los sacerdotes los escritos sagrados; Solón luego<br />
redactó una traducción, sobre la que no se sabe si es completa o solamente dedicada a la parte atlante de los<br />
archivos egipcios; Critias posee los documentos escritos de Solón. Ahora bien, desprecia el valor de lo<br />
escrito y afirma que el narrador no necesitó consultar estos textos, pues, siguiendo el análisis del Fedro,<br />
no son más que una prueba suplementaria de la exactitud de lo oral y no el apoyo indispensable de una<br />
lectura. Brisson (2005), págs. 50-51, en la misma línea, afirma: «el relato que cuenta se transmite oralmente<br />
en Atenas durante 270 años. Y esto, aunque existan notas escritas referentes a los nombres propios de los<br />
reyes de la Atlántida, a las que hacen referencia Critias II y Critias III o IV. En efecto, podemos entender<br />
que Solón no tuviera tiempo, a su regreso de Egipto, para componer sobre el tema de los poemas que<br />
seguramente habrían sido puestos por escrito. Pero nos sorprende que, en consecuencia, nadie en Atenas,<br />
donde la escritura ocupaba un puesto cada vez más importante, no se haya esforzado en registrar el relato<br />
por escrito… Todo lo que acaba de decirse concuerda con la posición de Platón respecto a la<br />
escritura….Más que arremeter contra la escritura nos recuerda su ambigüedad».