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CRITIAS UN MUNDO MITICO --TESOS DOC--

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Sistema político social de los Estados tutelados por Atenea-Hefesto 90<br />

adivinación y la medicina, lo trasladó de estos seres divinos al ámbito humano para salud<br />

de éste y adquirió el resto de los conocimientos que están relacionados con ellos» (24bc)<br />

158 . Los conocimientos adquiridos provenientes de lo divino son trasladados al ámbito<br />

de lo humano para su salud, es decir, para su bienestar corporal. Por el contrario, para<br />

Platón la salud del alma es mucho más importante que la salud del cuerpo 159 . El<br />

conocimiento de la idea del Bien es el que lleva al alma hacia la justicia o como nos<br />

expone Timeo, la conjunción de las revoluciones armónicas del universo con las del alma.<br />

Se trata, por tanto, de un actuar epistemológico, no médico. Esta insistencia en la posesión<br />

de conocimiento como acumulación de datos sobre diferentes materias es precisamente<br />

lo que para Platón marca la diferencia entre un filósofo y un sacerdote. Este utiliza el<br />

conocimiento para ritualizar la vida y el comportamiento como imitación de un orden<br />

superior, mientras que aquel pretende desocultar el sí mismo para la vida, que es una<br />

totalidad política. El sacerdote permanecerá siempre en la corrupción, la pura mímesis, el<br />

dedicarse a conocer lo mítico otorgándole la categoría de única verdad, sin desposeerlo<br />

de todo su andamiaje escénico, sin abrir el camino hacia los conceptos puros ontológicos.<br />

Esto nos lleva también a preguntar si realmente Egipto disfrutó de un primer estadio ideal,<br />

tal y como hemos visto en la Atlántida. Nada nos dice Platón al respecto. Pero me inclino<br />

a pensar que no fue así dado que la impresión que nos transmite constantemente es que<br />

Egipto fue una tierra sacerdotal desde sus mismos orígenes y, por tanto, desvinculada de<br />

lo ideal desde sus comienzos.<br />

En Fedro Platón concluye su mito egipcio alabando a Sócrates por su saber «hacer<br />

discursos de Egipto, o de cualquier otro país que se te antoje» (275b). Existen diferentes<br />

modos discursivos de relacionarse con lo divino y, según Fedro, Sócrates es capaz de<br />

imitar cualquiera de ellos, pues sabe distinguir entre lo que es un decir infundado,<br />

sofístico, y un decir fundamentado. Por eso y dado que conoce bien el mundo egipcio,<br />

puede recrear su discursear. ¿Qué tipo de escritura realizan los egipcios? ¿Cómo leen las<br />

hazañas antiguas? ¿Qué relación existe entre su lectura de las enseñanzas divinas y la<br />

forma de Estado que construyen? Los egipcios del Fedro reflexionan mediante la<br />

oposición entre lo hieroglífico y lo alfabético, lo que escribe a partir de la imagen de la<br />

cosa y lo que escribe a partir del diálogo del alma consigo misma. Theuth afirma que las<br />

letras harán más sabios a los egipcios, mientras que el rey Thamus rechaza la escritura<br />

para su pueblo: «Y ahora tú, precisamente, padre que eres de las letras, por apego a ellas,<br />

158<br />

Sobre las dificultades filológicas de este pasaje ver R. Serrano/M. Díaz, 2012, pág. 38, n. 77.<br />

159<br />

Ver Salvador Más (2003), cap. III, «Platón, la therapeia de las enfermedades del alma».

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