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CRITIAS UN MUNDO MITICO --TESOS DOC--

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Epílogo: La trilogía, unidad y fracaso 316<br />

cabeza, 70b), los guardianes-guerreros (parte belicosa del alma situada en el corazón,<br />

habitación de la guardia, 70a-b) y los productores (el alma que desea lo corporal, entre el<br />

diafragma y el ombligo, el pesebre, 70d). El fin último es conseguir el mantenimiento de<br />

la armonía en la totalidad del ser (90c) mediante la conjunción de todos sus elementos.<br />

Asimismo, la épica también delimitará la duración de la vida a través de un tópico<br />

definido por la preferencia del héroe Aquiles: la vida gloriosa que proporciona una<br />

memoria inmortal entre los hombres, frente a la vida larga y cómoda, pero<br />

insignificante 516 . Tema que es recogido por Timeo, pues los dioses al crear a los seres<br />

humanos prefirieron construir una vida corta, pero mejor, a una vida larga, pero peor<br />

(75c). En ese escenario, donde la biología se supedita a la metafísica platónica, el origen<br />

de la enfermedad surge desde la misma fase constitutiva de la phýsis humana, cuando los<br />

dioses mezclaron el elemento divino con las partículas elementales utilizando vínculos<br />

movibles y disgregables y no ataduras necesarias e indisolubles (43a), es decir,<br />

instituyeron la posibilidad del cambio. Esa naturaleza doble, divino/mortal, implica la<br />

necesaria instauración de un orden relacional, pues ambas han de aprender a convivir<br />

equilibradamente para cumplir su finalismo ontológico. La rotura de ese estado, que<br />

articula los diferentes niveles vitales que conforman el universo, es la causa primera de<br />

la enfermedad anímica o corporal. Derivado de ello, y ya en el marco puramente corporal,<br />

existen según Timeo tres dolencias diferentes que suponen la violación del orden<br />

estructural y dinámico de su phýsis: desorden de proporcionalidad (la enfermedad como<br />

guerra interna: exceso o carencia de los cuatro elementos, 82a); desorden por inversión<br />

constitutiva (la sangre, la carne, los tendones, la médula, se forman contrariamente a lo<br />

que debieran, 82c); desorden de circulación (bilis, aire o flema se obstruyen, 84d) 517 . Si<br />

el alma es capaz de controlar al cuerpo se producirá el equilibrio (pues el movimiento no<br />

desea nunca existir en la semejanza, uniformidad, 57e), y será la educación platónica y<br />

su politeía las que a su vez dotarán al alma de las herramientas necesarias para llevar a<br />

cabo esa justa gobernanza. Las enfermedades del alma surgen por el desequilibrio de<br />

poder entre el alma racional y el resto de almas, o bien por la distancia entre el alma<br />

516<br />

Il. IX 410 y ss.<br />

517<br />

El médico es un artesano (Rep. 360e, 340e; Cármides 164b; Leyes 916b) y, por tanto, su trabajo es<br />

de ordenación. «Por ejemplo, si te fijas en los pintores, arquitectos, constructores de naves y en todos los<br />

demás artesanos, cualesquiera que sean, observarás cómo cada uno coloca todo lo que coloca en un orden<br />

determinado y obliga a cada parte a que se ajuste y adapte a las otras, hasta que la obra entera resulta bien<br />

ordenada y proporcionada (τεταγμένον τε καὶ κεκοσμημένον). Igualmente, los demás artesanos y también<br />

los que hemos nombrado antes, los que cuidan del cuerpo, maestros de gimnasia y médicos, ordenan y<br />

conciertan (κοσμοῦσί καὶ συντάττουσιν), en cierto modo, el cuerpo» (Gorgias 503e-504a).

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