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hemos olvidado» .<br />
Pero Valentine no le había olvidado. No <strong>de</strong>jó que sus padres lo supieran y<br />
sobre todo nunca insinuó a Peter lo asiduamente que pensaba en En<strong>de</strong>r, lo<br />
asiduamente que le escribía cartas que sabía que no contestaría. Y cuando su<br />
padre y su madre les anunciaron que iban a <strong>de</strong>jar la ciudad para trasladarse a<br />
Carolina <strong>de</strong>l Norte, precisamente a Carolina <strong>de</strong>l Norte, Valentine comprendió que<br />
nunca confiaron en volver a ver a En<strong>de</strong>r. Dejaban el único lugar don<strong>de</strong> él podía<br />
encontrarles. ¿Cómo los iba a encontrar En<strong>de</strong>r aquí, entre estos árboles, bajo este<br />
cielo variable y pesado? Había vivido toda su vida en la profundidad <strong>de</strong> los<br />
pasillos, y si todavía estaba en la Escuela <strong>de</strong> Batalla, allí incluso había menos<br />
contacto con la naturaleza. ¿Qué impresión le causaría este lugar?<br />
Valentine sabía por qué se había trasladado aquí. Era por Peter, para que la<br />
vida entre árboles y animales pequeños, para que la naturaleza en la forma más<br />
cruda que papá y mamá podían concebir, ejerciera una influencia dulcificadora<br />
en su extraño y terrible hijo. Y, en cierta forma, la ejerció. Peter se adaptó<br />
rápidamente. Largos paseos al aire libre, atajando por bosques y saliendo al<br />
campo abierto. Algunas veces, para pasar todo el día, llevaba sólo un bocadillo o<br />
dos, compartiendo con su consola el espacio <strong>de</strong> la mochila que portaba en la<br />
espalda, y una pequeña navaja en el bolsillo.<br />
Pero Valentine lo sabía. Había visto una ardilla medio <strong>de</strong>spellejada, con sus<br />
manitas y pies empaladas en astillas clavadas en la tierra. Se imaginó a Peter<br />
atrapándola, empalándola, y separando y <strong>de</strong>spellejando la piel sin abrirle las<br />
tripas, mirando los músculos retorcer y contraerse. ¿Cuánto tiempo habría<br />
tardado la ardilla en morir? Y Peter estuvo sentado todo ese tiempo cerca <strong>de</strong> ella,<br />
apoy ado en el árbol don<strong>de</strong> a lo mejor había anidado la ardilla, jugando con la<br />
consola mientras la vida <strong>de</strong> la ardilla se escurría.<br />
Al principio se horrorizó, y en la cena estuvo a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>volver, viendo a<br />
Peter comer con tanto vigor y hablar con tanta alegría. Pero más tar<strong>de</strong> pensó en<br />
ello y comprendió que quizá fuera para Peter una especie <strong>de</strong> magia, algo<br />
parecido a sus pequeños fuegos; un sacrificio que <strong>de</strong> alguna forma aplacaba a los<br />
oscuros dioses que iban a la caza <strong>de</strong> su alma. Mejor torturar ardillas que niños.<br />
« Peter ha sido siempre un labrador <strong>de</strong> dolor, que lo siembra, lo alimenta, y lo<br />
<strong>de</strong>vora con avi<strong>de</strong>z cuando está maduro; mejor que lo tome en estas dosis<br />
pequeñas e intensas que con sombría crueldad en los niños <strong>de</strong> la escuela» , se<br />
<strong>de</strong>cía la muchacha.<br />
—Un estudiante mo<strong>de</strong>lo —<strong>de</strong>cían los profesores—. Ojalá tuviéramos en la<br />
escuela cien como él. Estudia continuamente, entrega todos sus trabajos a<br />
tiempo. Le gusta apren<strong>de</strong>r.<br />
Pero Valentine sabía que era un frau<strong>de</strong>. A Peter le gustaba apren<strong>de</strong>r, es<br />
cierto, pero los profesores nunca le habían enseñado nada. Hacía sus estudios con<br />
la consola que tenía en casa, conectando con las bibliotecas y las bases <strong>de</strong> datos,