06.06.2018 Views

El juego de Ender - Orson Scott Card

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Bernard sacaron sus consolas y miraron. <strong>El</strong> mensaje aparecía en todas las<br />

consolas cada treinta segundos, <strong>de</strong>sfilaba por la pantalla rápidamente y luego<br />

<strong>de</strong>saparecía. Los chicos se rieron al unísono.<br />

—¿Qué es tan divertido? —preguntó Bernard.<br />

En<strong>de</strong>r tuvo cuidado <strong>de</strong> no reírse cuando Bernard recorrió el dormitorio con la<br />

mirada, imitando el miedo que le tenían tantos otros. Naturalmente, Shen sonrió<br />

<strong>de</strong> la forma más <strong>de</strong>safiante. Bernard dijo a uno <strong>de</strong> sus chicos que trajera una<br />

consola. Todos ley eron el mensaje a la vez.<br />

TÁPATE EL TRASERO. BERNARD VIGILA.<br />

DIOS<br />

Bernard se puso colorado <strong>de</strong> rabia.<br />

—¿Quién ha sido? —gritó.<br />

—Dios —dijo Shen.<br />

—Todo el mundo sabe que no has sido tú —dijo Bernard—. Demasiado<br />

cerebro para un gusano.<br />

<strong>El</strong> mensaje <strong>de</strong> En<strong>de</strong>r expiró al cabo <strong>de</strong> cinco minutos. Poco tiempo <strong>de</strong>spués<br />

salió en su consola un mensaje <strong>de</strong> Bernard.<br />

SÉ QUE HAS SIDO TÚ.<br />

BERNARD<br />

En<strong>de</strong>r no levantó la vista. Actuaba como si no hubiera visto el mensaje.<br />

« Bernard sólo quiere pillarme con cara <strong>de</strong> culpable. No sabe nada» .<br />

Naturalmente, no importaba que lo supiera o no. Bernard le iba a mortificar<br />

aún más que antes, porque tenía que restablecer su posición. Si algo no podía<br />

consentir, era que los otros chicos se rieran <strong>de</strong> él. Tenía que poner en claro quién<br />

era el jefe. En consecuencia, esa mañana En<strong>de</strong>r fue <strong>de</strong>rribado en la ducha. Uno<br />

<strong>de</strong> los chicos <strong>de</strong> Bernard hizo como que tropezaba con él y se las apañó para<br />

plantarle la rodilla en el vientre. En<strong>de</strong>r lo aguantó en silencio. En lo que a la<br />

guerra abierta se refiere, estaba todavía en la fase <strong>de</strong> observación. No haría<br />

nada.<br />

Pero en la otra guerra, la guerra <strong>de</strong> las consolas, su segundo ataque ya había<br />

surtido efecto.<br />

Cuando volvió <strong>de</strong> la ducha, Bernard, encolerizado, daba patadas a las camas<br />

y chillaba a los chicos: « ¡Yo no lo he escrito! ¡Cállate!» .<br />

Por todas las consolas <strong>de</strong> los chicos <strong>de</strong>sfilaba constantemente este mensaje:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!