Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
cazas, y en vez <strong>de</strong> tener que limitarse a cumplir las instrucciones <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>nador,<br />
se le permitía <strong>de</strong>terminar la táctica, <strong>de</strong>cidir cuál <strong>de</strong> los diferentes objetivos era el<br />
más valioso y dirigir su escuadrón en consecuencia. Podía tomar personalmente<br />
el mando <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los cazas en cualquier momento, sólo un corto espacio <strong>de</strong><br />
tiempo, y al principio lo hacía con frecuencia; no obstante, cuando lo hacía<br />
<strong>de</strong>struían rápidamente a los otros tres cazas <strong>de</strong> su escuadrón, y a medida que los<br />
<strong>juego</strong>s se iban haciendo cada vez más difíciles, tenía que <strong>de</strong>dicar cada vez más<br />
tiempo a dirigir el escuadrón. Cuando lo hacía, ganaba cada vez con más<br />
frecuencia.<br />
Al cabo <strong>de</strong> un año <strong>de</strong> permanencia en la Escuela <strong>de</strong> Alto Mando era un<br />
experto en el manejo <strong>de</strong>l simulador en sus quince niveles, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el control <strong>de</strong> un<br />
solo caza hasta el mando <strong>de</strong> una flota. Hacía tiempo que se había dado cuenta <strong>de</strong><br />
que el simulador era para la Escuela <strong>de</strong> Alto Mando lo que la sala <strong>de</strong> batalla era<br />
para la Escuela <strong>de</strong> Batalla. Las clases eran provechosas, pero la verda<strong>de</strong>ra<br />
educación era el <strong>juego</strong>. De vez en cuando se <strong>de</strong>jaban caer por allí algunas<br />
personas para verle jugar. Nunca hablaban; casi nadie lo hacía, a menos que<br />
tuvieran algo específico que enseñarle. Los espectadores se quedaban a verle<br />
ejecutar una simulación difícil y se marchaban en cuanto acababa. Le daban<br />
ganas <strong>de</strong> preguntarles: « Qué estáis haciendo, ¿juzgándome? ¿Decidiendo si me<br />
vais a confiar la flota o no? No olvidéis que yo no lo he pedido» . Descubrió que<br />
había transferido al simulador muchas cosas aprendidas en la Escuela <strong>de</strong> Batalla.<br />
Cada pocos minutos hacía una reorientación rutinaria <strong>de</strong>l simulador, retándole<br />
para no verse aprisionado en una orientación arriba-abajo o revisando<br />
constantemente su posición <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l enemigo. Era estimulante<br />
tener por fin tal control sobre la batalla, estar en disposición <strong>de</strong> ver cualquier<br />
punto <strong>de</strong> la misma.<br />
Pero también era frustrante tener un control tan limitado, pues los cazas<br />
controlados por el or<strong>de</strong>nador llegaban sólo hasta don<strong>de</strong> podía llegar el or<strong>de</strong>nador.<br />
No tomaban ninguna iniciativa. No tenían inteligencia. Empezó a suspirar por sus<br />
jefes <strong>de</strong> batallón, para po<strong>de</strong>r contar con que algunos <strong>de</strong> los escuadrones harían<br />
bien las cosas sin su supervisión constante.<br />
Al final <strong>de</strong> su primer año ganaba todas las batallas <strong>de</strong>l simulador, y jugaba<br />
como si la máquina fuera un miembro más <strong>de</strong> su cuerpo. Un día, comiendo con<br />
el coronel Graff, le preguntó:<br />
—¿Eso es todo lo que pue<strong>de</strong> hacer el simulador?<br />
—¿Qué es todo?<br />
—Como juega ahora. Es fácil, y el grado <strong>de</strong> dificultad no ha aumentado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempo.<br />
—Oh.<br />
Graff parecía <strong>de</strong>sinteresado. Pero Graff siempre parecía <strong>de</strong>sinteresado. Al<br />
día siguiente, todo cambió. Graff se fue, y en su lugar dieron un compañero a