Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—No, no, no me importa cómo les matamos. Se trata <strong>de</strong> los insectores en sí<br />
mismos. No sé nada <strong>de</strong> ellos, y sin embargo, se supone que tendré que luchar<br />
contra ellos algún día. He pasado por muchas luchas en mi vida, algunas veces<br />
<strong>juego</strong>s, otras… que y a no eran <strong>juego</strong>s. Siempre he ganado, porque podía adivinar<br />
lo que pensaba mi enemigo, a partir <strong>de</strong> lo que hacía. Era capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir lo que<br />
pensaban que y o estaba haciendo, cómo querían que se <strong>de</strong>sarrollara la batalla. Y<br />
jugaba con eso. Eso lo hago muy bien. Saber lo que piensan los <strong>de</strong>más.<br />
—La maldición <strong>de</strong> los niños Wiggin.<br />
Bromeó, pero le asustaba que En<strong>de</strong>r pudiera enten<strong>de</strong>rla tan profundamente<br />
como a sus enemigos. Peter siempre la comprendió, o al menos pensaba que lo<br />
hacía, pero Peter era tal inmundicia moral que nunca tuvo que sentirse turbada<br />
cuando adivinaba sus peores pensamientos. Pero En<strong>de</strong>r… no quería que él la<br />
entendiera. Se sentiría <strong>de</strong>snuda <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él. Estaría avergonzada.<br />
—Crees que no pue<strong>de</strong>s vencer a los insectores a menos que los conozcas.<br />
—Es más que eso. Aquí, solo y sin nada que hacer, he pensado también sobre<br />
mí mismo. He intentado compren<strong>de</strong>r por qué me odio tanto.<br />
—No, En<strong>de</strong>r.<br />
—No me digas « No, En<strong>de</strong>r» . He tardado mucho tiempo en darme cuenta <strong>de</strong><br />
ello, pero créeme, me odiaba, me odio. Y todo se reduce a esto: en el momento<br />
en que entiendo verda<strong>de</strong>ramente a mi enemigo, en el momento en que le<br />
entiendo lo suficientemente bien como para <strong>de</strong>rrotarle, entonces, en ese preciso<br />
instante, también le quiero. Creo que es imposible enten<strong>de</strong>r realmente a alguien,<br />
saber lo que quiere, saber lo que cree, y no amarle como se ama a sí mismo. Y<br />
entonces, en ese preciso momento, cuando le quiero…<br />
—Le vences.<br />
Por un momento, no tuvo miedo <strong>de</strong> que la entendiera.<br />
—No, no lo entien<strong>de</strong>s. Le <strong>de</strong>struy o. Hago que le resulte imposible volver a<br />
hacerme daño. Lo trituro más y más hasta que no existe.<br />
—Tú no haces eso.<br />
Y ahora el miedo volvía <strong>de</strong> nuevo, peor que antes. « Peter se ha apaciguado,<br />
pero a ti, te han convertido en un asesino. Dos lados <strong>de</strong> la misma moneda, pero<br />
¿cuál es cuál?» .<br />
—He hecho verda<strong>de</strong>ro daño a algunas personas, Val. No me lo estoy<br />
inventando.<br />
—Lo sé, En<strong>de</strong>r. ¿Cómo me dañarás a mí?<br />
—¿Ves en lo que me estoy convirtiendo? —dijo en voz baja—. Incluso tú me<br />
tienes miedo.<br />
Y En<strong>de</strong>r le acarició la mejilla con tanta <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za que quiso llorar. Como el<br />
contacto <strong>de</strong> su suave mano <strong>de</strong> bebé cuando todavía era un niño. Se acordaba <strong>de</strong><br />
eso, <strong>de</strong>l contacto <strong>de</strong> su mano inocente y suave en su mejilla.<br />
—No tengo miedo —dijo, y en ese momento era verdad.